29 de noviembre de 2009

Siguen los éxitos


La eventual eliminación de la cartilla resulta, en definitiva, otro reflejo de lo absurdo de la economía cubana.
Más allá de no ser un invento de este sistema, sino un recurso provisional creado en otros países para enfrentar economías de guerra y que fue suprimida tan pronto esos países remontaron las crisis en un período de tiempo relativamente corto; el caso de la cartilla cubana es todo lo contrario: lejos de tener carácter provisional, se ha mantenido por más de 47 años y su desaparición, en lugar de ser efecto de un despegue económico, significaría que ya la crisis es tan profunda y la infraestructura está tan arrasada que el Estado en bancarrota es incapaz de garantizar a la población siquiera los mínimos indispensables para la supervivencia.
Cuba se ahoga en un océano de deudas al exterior y en una creciente y alarmante crisis económica y social al interior de la Isla, mientras el gobierno, que no ha declarado oficialmente el término definitivo de los llamados 'subsidios', tantea astutamente la capacidad de aguante de este pueblo, tal vez temeroso de que –como la cartilla- tanta mansedumbre pudiera no ser eterna.

SinEvasión
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