5 de diciembre de 2009

Cuenta regresiva



La política fiscal está hoy en día completamente disociada del ciclo económico: no tiene en cuenta si la economía crece o se contrae, sino que siempre es expansiva.
La economía argentina enfrenta, en consecuencia, un creciente y acelerado deterioro fiscal.
El superávit primario consolidado (incluyendo a las provincias), que llegó a representar más del 5% del PBI en 2004, desaparecería en 2009.
Este año, el sector público nacional presentaría un superávit primario de $5.800 millones y las provincias un déficit primario de similar magnitud.
Sin embargo, sin los aportes de la ANSeS ($5.800 millones) y del BCRA ($5.100 millones), el Sector Público Nacional presentaría un déficit primario de -$5.200 millones.
Es decir, sin recursos extraordinarios, el Gobierno Nacional presentaría por 1ra. vez desde la salida de la crisis de 2001, déficit fiscal primario y, por ende, el resultado consolidado (incluyendo a las provincias) sería deficitario en casi un 1% del PBI.
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Durante los últimos 5 ejercicios, la tasa de crecimiento del gasto primario ascendió a más del 30%.
Teniendo en cuenta esto último y, considerando que sólo el incremento del gasto del ANSES (por aumento de la cantidad de jubilados, de las jubilaciones y el pago de la asignación universal por hijo) ascendería a más de $30.000 millones, es muy difícil proyectar una tasa de incremento interanual del gasto primario inferior al 20% en 2010.


U24

El estado es una máquina insaciable que se devora los recursos, y que succiona el poco crédito que existe, a cambio de más gasto, en un escenario de desequilibrio perpetuo.
Mientras tanto la pobreza crece a 'tasas chinas', la actividad se estanca, y la inflación se dispara licuando los salarios.
La maraña de regulaciones se vuelve cada vez más intrincada, y cada día es más difícil su financiamiento.
Y las distorsiones se potencian a sí mismas creando inconsistencias que generan en el corto plazo más y más distorsiones.
Las riñas políticas se circunscriben al manejo del poder, y ni los dirigentes de la oposición generan los imprescindibles espacios de discusión apropiados para analizar estos temas y así proponer soluciones o cambios de rumbo.
Resulta paradójico que todo el mundo pueda estar de acuerdo en que si aumenta el nivel de actividad las cosas estarían mejor, ignorando que abajo de la alfombra existe una crisis energética brutal, y que hoy por hoy el parque de generación está en el límite y que de ninguna manera podría afrontar ni siquiera un mínimo de incremento de la demanda.
La tierra de promisión pasa de períodos de euforia con proyectos faraónicos como el tren bala y otros dislates, a verse obligada a implementar en forma urgente un subsidio para millones de niños pobres, que pretende financiar saqueando una vez más los fondos de los futuros jubilados.
El tan mentado retorno al mercado de capitales se limita a infantiles declaraciones espasmódicas de un poco serio ministro de economía que, gracias al absurdismo kirchnerista, reporta al... secretario de comercio.
Gastar por encima de los recursos es la constante, y eso nadie lo discute, como si esa estrategia fuera una genialidad.
Así, una minoría productiva al borde de la asfixia debe subsidiar compulsivamente a una mayoría parásita que crece y que -obviamente- cada vez demanda más.
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Bueno, no hay tiempo que no se acabe, ni tiento que no se corte.
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