10 de diciembre de 2009

10 de diciembre

En este nuevo 10 de diciembre, me parece oportuno transcribir un extracto del artículo que Marcelo Jaroslavky publicó recientemente sobre el peronismo, y que resume muy bien lo que pienso sobre el drama argentino:
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Mi relación con la primera etapa del peronismo en el poder abarca desde mi concepción hasta mi preadolescencia. Las formaciones de todas las mañanas en el patio cubierto del colegio para escuchar la lectura obligatoria de "La razón de mi vida"; la cesantía de mi padre, que se desempañaba como Médico de Guardia en el Hospital Penna, por no adherir al régimen; el encarcelamiento de mi querido tío Poroto en la Penintenciaría de Las Heras y el día que que lo liberaron y lo fuímos a buscar a Orden Político; los largos dictados sobre el 2º Plan Quinquenal...

La Revolución Libertadora puso fín al opresivo primer gobierno peronista, aunque no al régimen corporativo que se terminó de instaurar en su trascurso.

Es que la inflación, al igual que la corrupción derivada del sistema de cambios múltiples, los permisos de importación de automotores para determinar silencios o ganar adictos, no fueron-como se supuso en su época- vicios exclusivos del primer peronismo. El drama argentino deriva del hecho de que la obra de Perón consistió en aprovechar los engendros dirigistas que se habían impuesto desde años antes en la República.

Con el Control de Cambios, la Dirección General Impositiva, la Coparticipación Federal de Impuestos y, más aún, el Banco Central, la Argentina ya había dado por caduco al sistema republicano, representativo y federal de gobierno.

Las similitudes entre el actual peronismo en el poder, mal que les pese a los que dicen que el matrimonio no es peronista, no se agotan con el régimen económico que le permite someter mediante la Caja a intendentes; gobernadores; congresistas y empresarios.

Como actualmente se propone hacer el matrimonio en el gobierno, en aquél entonces se sometía a la prensa no sólo con la censura; el cierre ó la expropiación (La Prensa), sino que se manejaba discrecionalmente la provisión de papel para acallar las críticas de la opinión independiente.

El problema en aquél entonces fue que muchos opositores creían que el problema radicaba en la persona de Perón y no en el régimen por él perfeccionado. Fue por eso que a dos meses del derrocamiento de lo que fue una terrible y opresiva tiranía estallaron las diferencias entre las distintas tendencias que circunstancialmente habían convivido en el gobierno provisional.

Uno de los principales cargos que yo tengo para con el peronismo, reconociendo que no fue el introductor de la violencia en la política argentina, es que no dejó otra vía abierta para saldar las diferencias. Quedó demostrado, por ejemplo, cuando en los años setenta el autotitulado “León Herbívoro” creó la Triple A para liberarse de la “Juventud Maravillosa” que creyó que podía usarlo para encaramarse en el poder.

Lo más remarcable de esta historia es que la conclusión a que llegaron todos los dirigentes políticos fué que no se podía gobernar sin el peronismo. Salvando las diferencias, como si en la Alemania de posguerra hubieran llegado a la conclusión de que no se la podía reconstruir sin el nazismo.

Como acá el líder del régimen derrotado no había muerto, el primer gobierno electo después de la Revolución de 1955 surgió de un pacto con Perón y así nos ha ido.

A este error conceptual lo llevó al paroxismo la dictadura de Onganía en su intento de inventar el peronismo sin Perón, y es el que explica que 54 años después del derrocamiento de su primer gobierno, el “movimiento” todavía sobreviva. Ha sido de gran ayuda para eso el regalo que recibió de los ideólogos de ese engendro la “columna vertebral” del movimiento mediante el sistema de Obras Sociales que compulsivamente recibe ingentes recursos que le permiten tener cautivos a todos los gobiernos.

Para terminar, esta equivocada creencia, ha vaciado de contenido ideológico al debate político y lo ha convertido en una cruda pelea por el poder.

También les permite a los “compañeros” que han quedado marginados de la repartija interna, reciclarse mediante la “pata peronista” que casi todos dicen imprescindible, lo que demuestra su renguera, y volver al redil negociando la cuota de poder así obtenida para reubicarse dentro del movimiento donde aprendieron sus mañas.

Como puede ver cualquiera que escuche los programas políticos o lea las crónicas periodísticas, la principal diferencia entre los distintos protagonistas se basa en los modales. Si los Kirchner fueran menos soberbios y prepotentes hubieran conseguido el casi unánime apoyo de sus “opositores”.

Cuando el 10 de diciembre cambie la composición de las cámaras creo que quedará en evidencia el desencanto de todos los que han sido influídos por el injustificado optimismo estimulado por los incontables analistas que sólo alcanzan a ver la superficie de nuestros problemas institucionales y, en consecuencia, políticos.

Frente a los casi idénticos planteos de oficialistas y opositores que ponen en manos de los gobiernos la solución de los padecimientos de millones de conciudadanos, falta la voz, lamentablemente ausente, de los que creemos que los gobiernos son el problema y no la solución.

Que indefectiblemente la salida de esta larga etapa de decadencia está en la devolución plena de los derechos individuales, por largas décadas conculcados, garantizándoles, como todavía afirma el preámbulo de nuestra Constitución, los beneficios de la libertad a todos los habitantes del suelo argentino.
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¿Tiene solución la Argentina? Una copa de cristal que se rompe en mil pedazos, ¿tiene arreglo?

Me pregunto si no estaremos perdiendo el tiempo al soñar con una Argentina normal, y sana, cuando todo (todo) indica que las mafias que se apoderaron de ella hace 80 años, están más fuertes que nunca, y no tienen la menor intención de soltarla.

14 comentarios:

choripanboy dijo...

General,
el peronismo existe por la mixtura de la demagogia y la corrupción,
a través de una versión casera,
"a medida y para
los queridos grasitas..."

Louis Cyphre dijo...

Es triste pero hace falta admitirlo, General. En Argentina son todos peronistas. Lo son hasta los que se identifican con el más rancio y reaccionario antiperonismo.

Victor dijo...

Muy bueno el post y texto citado General. La analogía con la copa de cristal me conmovió bastante, parece que no tuviera solución.

Discrepo sin embargo con el compañero Louis, no creo que todos seamos peronistas. Está bastante claro que el peronismo sublima de manera amplia y eficaz el autoritarismo, el resentimiento y la envidia muy presentes en la sociedad pero no es la única manifestación de intolerancia. Éste último, es para mi, el pecado mas difundido y perjudicial de los argentinos.

No es necesario que todos cambien de ideología para que se produzca un cambio en la sociedad.

BlogBis dijo...

Una copa que se rompe no tiene arreglo.
Pero puede fundirse, y hacerse de nuevo.
Secesión, refederalización, refundación.

Sine Metu dijo...

Frondosa vegetación,
esplendorosos jardines,
alfombras de macachines
y plantas en floración.
Puso la sacra mansión
nuestro Señor con gran tino,
pero de puro jodón
la pobló con argentinos.

No obstante tal estropicio
el asunto anduvo andando
bastante bien en su inicio.
De a poquito y trabajando
la gente iba prosperando,
y trabajando vivía,
a los demás respetando
como correspondía.

Pero Satán no podía
tolerar tanta armonía
y en su cueva discurría
sobre el método preciso
de serrucharles el piso
a Dios y su Paraíso.

Tanto y tanto caviló
su mente febril y astuta,
que descubrió - hijo de puta -
la correcta solución:
Les mandó desde el infierno
para que fuese gobierno
a Juan Domingo Perón.

Este era un diablo pintón,
dicharachero y goloso,
campeón de los mentirosos
y audaz hasta la raíz.
Mozo jinetazo ahijuna
capaz de robarse un país
y de venderlo en la luna.

De entrada nomás armó
al son de matraca y bombo
un mayúsculo quilombo.
A lo loco discursió
macaneando sin tapujos,
prometiendo mejorías,
comodidades y lujos
a las grandes mayorías.

Con ganas les predicó
una consigna increíble,
que había que trabajar,
pero lo menos posible,
y que su mayor función
era joder al patrón.
Luego que los convenció
sin freno siguió y siguió
mintiendo y chantapufeando
a los de arriba jodiendo,
a los de abajo engañando,
a los del medio fundiendo.
Odios al pedo creando
y a todo el mundo cagando.

Con el correr de los años,
ya choto y podrido en plata,
empezó a meter la pata
queriendo usar a la zurda
para mayor estropicio
mas se dio vuelta el papel
y la zurda lo usó a él
en su propio beneficio.

Satán entonces pensó
con su profunda sapiencia:
"Este huevón nos está
entregando sin conciencia
a nuestra peor competencia".
Y en plenario del Averno
decidió que lo llevaran
de vuelta para el infierno.

Así se fue del Paraíso
porque Lucifer lo quiso
dejándonos en herencia
en estado de demencia
gobernados por su viuda
junto con la horrible duda
de que si es más gil que bruta
o más boluda que puta.

Bajo ella, muy verticales,
multitudes de reptantes,
manyaorejas y maleantes
alcahuetes estatales
y coimeros a destajo
desempeñando funciones
de Ministro para abajo.

Legiones de guardaespaldas
y asesinos mercenarios
protegiendo a perdularios
gremialistas millonarios.
La moneda envilecida,
la moral emputecida,
la fe defraudada y rota
y el país hecho pelota.

Autor desconocido

MORALEJA

Quedó así el país convertido
en un paraje triste y corrompido
con un pueblo infeliz y sometido
a través del engaño y la falacia
al yugo de una hedionda mierdocracia.

Del bombo y las matracas al compás,
y ya que todos juntos somos más,
cantemos bajo el sol sin disimulo
que contentos votamos como el culo
entre analfas, grasitas y grasudos
más de siete millones de boludos.

El enmascarado) dijo...

Sine, cuando empecé a leer el poema casi me muero del susto porque conocía otra versión.

¡Excelente poema!

General Cangallo dijo...

Coincido, Rubén, pero no dejo de ser escéptico, pues el principal (y más irreparable) daño que se le ha hecho a la Argentina, no son las deformidades que se han perpetrado sobre su economía, sobre sus leyes, o sobre su Estado. Ni siquiera sobre su Constitución, aún con lo mamarrachezcas que fueron algunas de sus reformas. El peor daño, Rubén, es el que se ha hecho en la mente de sus habitantes!!

Durante 80 años se les dijo a los argentinos que eran víctimas, que el mundo los explotaba, los envidiaba, y los saqueaba, y que lo esencial -por ende- era encontrar líderes "sensibles", que amaran al "pueblo", y que obtuvieran para éste una serie de "conquistas", para lograr restituir la "justicia social" (o "redistribución", en la jerga actual), presuntamente quebrada en tiempos pasados, por los cucos de la oligarquía, el Imperio, etc, etc.

Pues bien, más allá de los matices, yo advierto que esas ideas están absolutamente presentes, hoy, en una ENORME cantidad de argentinos, que como dice el artículo, esperan del Estado todas las soluciones, sin entender que son ellos mismos los únicos que deben (y pueden) proveerlas.

Por supuesto no puedo evitar fantasear con una "refundación" como la que proponés, pero me pregunto si existe una masa crítica de gente dispuesta a llevarla adelante, y sobre todo, dejar de lado -definitivamente- la profunda imbecilidad que nos han llevado al estado actual.

Victor dijo...

BlogBis: pensé lo mismo. Después del impacto inicial con la metáfora de la copa rota, la idea de refundirla y hacer una nueva copa me recompuso de inmediato.

Beto dijo...

Todavia nos falta tocar fondo, pero si los rusos se sacaron de encima al comunismo y los mexicanos al PRI todavia hay una luz de esperanza que podamos reventar al peronismo.

Carlos dijo...

No hay que bajar los brazos y darse por vencidos porque siempre se pueden fundir los pedazos de la copa rota y hacerla de nuevo, como dice BlogBis; países que estaban en situaciones mucho peores que la nuestra salvaron su alma y renacieron.

Martín Benegas dijo...

Y como hacemos? como hacemos con los cobardes que no se animan a salir a la calle, a los gusanos que putean a Cristina por lo bajo pero que no se comprometen, que no son capaces de firmar un puto petitorio para pedirles a los hijos de mil puta de los legisladores que inicien juicio pólitico, que hacemos con esa "materia prima" ¿como vamos a lograr la secesión de las provincias y la refundación del país si este pueblo es cagón y prefiere como bien describe la frase de Samuel Adams "la tranquilidad de la servidumbre al animado desafio de ser libre"? perdonenme pero yo no quiero estar atado a los caprichos de esta manga de pusilánimes que se hacen llamar mis compatriotas, tratando de convencerlos y consumiendo mis energias esperando que, algun día, abran los ojos. Estoy podrido.

Sine Metu dijo...

Martín Benegas, si seguís insultando de esa manera no vas a convencer a nadie. Te lo aseguro.

Martín Benegas dijo...

Por las buenas tampoco entienden.

General Cangallo dijo...

Algo hay que hacer. En mi caso, hace tiempo que estoy tratando de ver como corno podría hacer para dejar mi trabajo actual y dedicarme (full time) a la política, sin morirme de hambre a los tres meses. Realmente no es fácil, y no he encontrado todavía una fórmula. De hecho conozco a mucha gente valiosa que lo intentó, pero -por motivos económicos- debió desistir al poco tiempo.

Lo que dificulta el asunto, es que no hay empresas dispuestas a invertir dinero en proyectos (políticos) de largo plazo, que privilegien el esquema del 53/60, y apuesten por una drástica reducción del intervencionismo estatal. Todo lo contrario: el empresario argentino promedio es el primer defensor del Estad elefantiásico, al que permanentemente recurre en busca de privilegios y de protecciones, que le aseguren un mercado cautivo.

Pero más allá de mi pesimismo de hoy, creo que hay que perseverar, y romper los caminos tradicionales para actuar, y comunicar nuestras ideas. Estoy en eso...