La mascarada del pasado viernes, con la interrupción de la frecuencia del helicóptero presidencial, fue detectada por la inteligencia de la Fuerza Aérea menos de dos horas después.
La voz en off, provenía de las instalaciones del garage de la Presidencia con frente a la Av. Leandro N. Alem y su intersección con la Av. Córdoba.
Para ser más precisos, desde el primer piso de ese inmueble, en el que se instaló una estación móvil de comunicaciones para ese único propósito, que inmediatamente fue retirada en uno de los autos de la custodia con destino a Olivos.
Personal de la Casa Militar advirtió esa jugarreta y lo notificó a la Superioridad, lo que permitió la indagación de la verdad en cuestión de minutos, por parte de nuestros muchachos aviadores.
El hecho en sí es intrascendente.
La burda metodología utilizada también lo es.
Pero hay algo más absurdo que ese montaje.
Que el Pueblo Argentino lo crea y que además de ello no haga nada.
Ese es el bastidor trágico que cae como un telón, de otro capítulo de nuestra historia tan irónico como desilusionante.
Si esta egresada de un lupanar toloseño se atrevió a convalidar esta escalada de violencia inexistente, es porque el aparato K debe alimentar volitivamente una conspiración que desafortunadamente no cuenta aún con sus propias raíces.
(Informador Público - Cartas de Lectores)
17 de diciembre de 2009
Puesta en escena
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