Además, cometes otra falta.
Como Elokim se niega a mirar tus ofrendas y no quiere recibírtelas, te pones a llorar y a gemir cubriendo con tus lágrimas el altar.
Y luego te preguntas: ¿por qué será?
Porque Elokim es testigo que tú has sido infiel con tu esposa, a la que amabas cuando era joven.
Ella, a pesar de todo, ha sido tu compañera y con ella te obliga un compromiso.
¿No ha hecho Di-s, de ambos, un solo ser que tiene carne y respira?
No traiciones, pues, a la mujer de tu juventud.
Odio el divorcio, dice Elokim, Di-s de Yisra'el, y al adúltero que aparenta ser un hombre bueno.
Ten, pues, mucho cuidado y no cometas tal traición.
No defraudes a la mujer de tu juventud.
Təˈnax - Mál'akhî 1:13,16
1 comentario:
me acorde cuando le preguntaron,¿no nos mando moises darle carta de divorcio?,!por la dureza de vuestro corazon!, fue la respuesta.....
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