11 de enero de 2010

Nos están mirando

En un editorial titulado Argentina ataca al Banco Central, el Financial Times afirmó que la destitución sumaria de Redrado por supuesto mal desempeño, es una señal más de que este país potencialmente próspero está siendo gobernado en círculos por el timón roto del populismo peronista.
El Banco Central no sólo es la institución más creíble de Argentina.
Sus reservas son ahora el ancla más creíble de la estabilidad económica de un país que es sinónimo de diseño caprichoso de políticas
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El diario calificó de superficialmente atractivo, pero en última instancia falso el argumento del gobierno de que está tratando de normalizar la situación financiera mediante un nuevo canje de deuda con los acreedores que rechazaron el de 2005.
La abrumadora impresión es que el gesto hacia el Banco Central es parte de un patrón de apropiación de activos en serie, no sólo para pagar la deuda sino para liberar liquidez para otros gastos antes de las elecciones presidenciales del próximo año, especialmente ahora que los peronistas han perdido su mayoría en las dos cámaras del Congreso.

Perfil

Bueno, nunca nos vamos a cansar de decirlo.
El apego a la ley, la seguridad jurídica, el cumplimiento de los contratos, el desenvolvimiento sin trabas de los mercados, el abandono de las prácticas hegemónicas, el respeto por las instituciones de la república, el fomento a la actividad privada, la reducción del estado a la mínima expresión posible, el repudio a toda clase de dirigismo populista y la transparencia en las cuentas públicas, son los pilares fundamentales que sirven de cimiento a cualquier sociedad que pretenda ser próspera.
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En pocas palabras: asegurando los beneficios de la libertad.
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Todo lo que se aparte de esa doctrina elemental inexorablemente trae ruina y desolación.
Las crisis recurrentes de la América de las Piernas Abiertas se explican únicamente por el desprecio crónico a esos valores por parte de las clases dirigentes y, por supuesto, de los pueblos ignorantes que ellas conducen al abismo.
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El facilismo populista campea alegre por la tierra de promisión, condenando al estancamiento y la frustración permanente.
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No quiero ser amarga, pero la enfermedad tiene toda la pinta de ser un mal incurable.
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