15 de febrero de 2010

Azul celeste (1)

Te prometí hacer un post sobre el azul celeste y sus implicancias, pero el desarrollo del tema es bastante extenso y está lleno de simbologías, así que empezaré por el principio, como lo haría cualquier judía rústica e insignificante, como yo:
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Bueno, durante siglos se consideró que Yerushaláyim ocupaba el eje del mundo, porque en ella estaba -Beit HaMikdash- el Templo de Šəlōmōh.
Esa era la Yerushaláyim terrena, el ámbito sagrado y protector, que luego fue impiadosamente destruído, saqueado y desvastado en el año 70.
Unos siglos después, el cristianismo convirtió a Yerushaláyim -sin ningún pudor- en una metáfora del Cristo, considerándola una ciudad celeste, una ciudad que era -indudablemente- el único destino para los puros de corazón.
Fue San Pablo -Epístola a los Gálatas- el que comparó la Yerushaláyim terrena con Hāḡār, -la esclava egipcia, la concubina de ʾAḇrāhām, la que parió a Yišmāʿêl- la madre de los hijos nacidos de la carne, distinguiéndola de la Yerushaláyim pura y perfecta, la de Śārāh, la que fue mujer y hermana de ʾAḇrāhām, la madre de los hombres libres, nacidos en el espíritu.
El paraíso perdido por el pecado de la desobediencia de Adam y Ḥavvāh era circular y vegetal, mientras que Yerushaláyim era cuadrada y mineral, como un símbolo de la estabilidad perpetua, como un paradigma del orden y de la armonía, como la representación del buen gobierno y de la política regida por la razón.
Y también como el símbolo supremo de la humanidad, como la unidad más perfecta de la sociedad, como el único lugar del mundo donde era posible la práctica de la virtud, porque había sido fundada por el rey Dɔwið en el monte Siyyôn, en base a un acuerdo nada menos que entre Di-s y el Pueblo Elegido por Él.
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Continuará.

PS: si los canso me avisan, obvio. Prometo que no me enojaré.

2 comentarios:

Klaus Pieslinger dijo...

Al menos yo estoy intrigado. Y me gustó lo de "cuadrada y mineral".

BlogBis dijo...

Dele nomás, que me interesa