El hecho es que hace una década que los Kirchner gobiernan en Argentina y en todo este tiempo no han logrado poner en marcha ninguna transformación esencial en las estructuras económicas y políticas del país para lograr que las crisis recurrentes no se repitan y hacer que los argentinos tengan la estabilidad y el bienestar que merecen.
En vez de seguir el ejemplo de países donde las cosas van mejor, como es el caso del vecino Chile, los Kirchner han preferido coquetear con un régimen de clara vocación totalitaria como el de Venezuela.
A la presidenta actual le queda todavía año y medio largo de mandato, que se antoja un auténtico calvario teniendo en cuenta sus catastróficos índices de popularidad.
En un ambiente de crisis, otros presidentes argentinos han conocido por desgracia cuál es el resultado de la ira de las masas.
Los últimos discursos de Cristina Fernández y su extraño contenido, coincidiendo con la enfermedad de su esposo, el ex presidente Nestor Kirchner, parecen indicar, sin embargo, que podría existir cierta desorientación en la dirección de los asuntos del Estado.
La rectificación se antoja muy difícil, pero no hay otra posibilidad de evitar el colaspso de la política argentina.
abc
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