Iniciada (1963 ) y terminada (1986) en la odiada Cuarta República, la represa de Guri con su capacidad de 50.000 GWh/año es la tercera en magnitud del mundo.
La idea parecia genial: aprovechar la capacidad hidroeléctrica del rio Caroní para abastecer al país, y guardar los barriles de petróleo sobrantes para la exportación. El Guri alcanzaba en teoría para abastecer el 70% de la demanda doméstica, y lo sobrante se iba a exportar a Brasil.
No hubo Plan B. Tampoco con la llegada del Libertador Bolivariano. Eso si, se ocupó de cambiarle el nombre a represa, de "Raúl Leoni" al obvio "Simón Bolívar". Y punto.
Hoy, que la falta de lluvia deja a los venezolanos sin luz la empresa que opera la represa (EDELCA, Electricidad del Caroní) acude a una solución muy técnica: pide a sus empleados "clamar a Dios".
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