¡¡¡Increìble!!! Me acusan del global calenting en España, a mí que soy más bien apacible y manso.
A los lectores desprevenidos les aclaro que el episodio del camarero fue porque nos estuvo ninguneando casi 20 minutos sin darnos ni pelota, pese a que nos veía perfectamente, y me limité a decirle que no me tocase las narices.
Es cierto que se lo dije en tono severo y mirándolo con dureza a los ojos cosa que, parece, intimida un poco a los culpables porque tengo pinta de milico jodido.
El caso es que nos trajo la comida y la bebida a los piques de manera que pude agasajar al ¿amigo? Rubén.
Mi carácter es por naturaleza tranquilo, pero cuando me enojo (lo que es raro, según mi versión y muy frecuente, según mi mujer), me enojo.
"Me está tocando las narices!!!" dicho con leve acento hispano pero con una porteñísima entonación de "me estás tomando por pelotudo!!!". Así fue que arrancamos una charla de un par de horas que inició por los bares de moda, pasó por la arquitectura de Madrid, siguió por los docentes de la Politécnica y derivó a la Historia Argentina, para terminar en un homenaje a los combatientes de Malvinas, en plena calle de San Bernardo, como a las tres de la matina, y mientras BlogBisa por poco llamaba a la Guardia Civil. Una velada memorable con el amigo Enmascarado.
Ya lo conté varias veces, pero lo repito: cuando conocí los Madriles en épocas del Caudillo por la gracia de Dios, un amigo español me recomendó que a la gente de condición inferior, los camareros, por ejemplo, no había que pedirles nada por favor ni de manera familiar o cordial sino con tono autoritario como debe dirigirse un señor a la servidumbre que no entiende de buenas maneras.
Algo parecido le pasó, hace muchos años, a un amigo en Perú con un camarero cholo que no lo atendió hasta que lo trató con dureza.
Carlitos: como los tiempos han cambiado yo me dirigí educada y reiteradamente al camarero y éste, que era un cuarentón español, no me dió ni cinco de pelota.
Al final, no me quedó alternativa que chasquear el látigo verbal. Y ahí sí que respondió servilmente ya que no servicialmente.
El servicio está pésimo últimamente, mi viejo amigo.
Bueno, es que en Madrid hay camareros que han convertido en todo un deporte el "pasar" de los "turistas hispanos". A un amigo mío de Bs As que pasó por aquí le dije que no se le ocuerriera sentarse en ninguna terraza de la Plaza Mayor so pena de desprecio con agravante de abuso de tarifa.
De todos modos, siempre es bueno tener un cabeza de turco al que echarle la culpa del clima que estamos teniendo XD
7 comentarios:
¡¡¡Increìble!!! Me acusan del global calenting en España, a mí que soy más bien apacible y manso.
A los lectores desprevenidos les aclaro que el episodio del camarero fue porque nos estuvo ninguneando casi 20 minutos sin darnos ni pelota, pese a que nos veía perfectamente, y me limité a decirle que no me tocase las narices.
Es cierto que se lo dije en tono severo y mirándolo con dureza a los ojos cosa que, parece, intimida un poco a los culpables porque tengo pinta de milico jodido.
El caso es que nos trajo la comida y la bebida a los piques de manera que pude agasajar al ¿amigo? Rubén.
Mi carácter es por naturaleza tranquilo, pero cuando me enojo (lo que es raro, según mi versión y muy frecuente, según mi mujer), me enojo.
He dicho.
Exactamente!!!
"Me está tocando las narices!!!" dicho con leve acento hispano pero con una porteñísima entonación de "me estás tomando por pelotudo!!!".
Así fue que arrancamos una charla de un par de horas que inició por los bares de moda, pasó por la arquitectura de Madrid, siguió por los docentes de la Politécnica y derivó a la Historia Argentina, para terminar en un homenaje a los combatientes de Malvinas, en plena calle de San Bernardo, como a las tres de la matina, y mientras BlogBisa por poco llamaba a la Guardia Civil.
Una velada memorable con el amigo Enmascarado.
Espero se pueda repetir en un par de meses.
No soy yo cuando me enojo
Ya lo conté varias veces, pero lo repito: cuando conocí los Madriles en épocas del Caudillo por la gracia de Dios, un amigo español me recomendó que a la gente de condición inferior, los camareros, por ejemplo, no había que pedirles nada por favor ni de manera familiar o cordial sino con tono autoritario como debe dirigirse un señor a la servidumbre que no entiende de buenas maneras.
Algo parecido le pasó, hace muchos años, a un amigo en Perú con un camarero cholo que no lo atendió hasta que lo trató con dureza.
Altri tempi.
Ahora si los tratás en forma autoritaria te agarra el INADI o su equivalente. Al menos eso pasa con las mucamas y enfermeras de hospital.
Carlitos: como los tiempos han cambiado yo me dirigí educada y reiteradamente al camarero y éste, que era un cuarentón español, no me dió ni cinco de pelota.
Al final, no me quedó alternativa que chasquear el látigo verbal. Y ahí sí que respondió servilmente ya que no servicialmente.
El servicio está pésimo últimamente, mi viejo amigo.
Bueno, es que en Madrid hay camareros que han convertido en todo un deporte el "pasar" de los "turistas hispanos". A un amigo mío de Bs As que pasó por aquí le dije que no se le ocuerriera sentarse en ninguna terraza de la Plaza Mayor so pena de desprecio con agravante de abuso de tarifa.
De todos modos, siempre es bueno tener un cabeza de turco al que echarle la culpa del clima que estamos teniendo XD
Publicar un comentario