6 de mayo de 2010

Neoclásicos

A partir de los comentarios a éste post de Sine Metu, quedé obligado a extenderme en el tema de la imagen atípica de la catedral de Buenos Aires.

Sabrán ustedes lectores, que como bien apuntó en otro comentario El Enmascarado, Buenos Aires en tiempos pre-virreinales no era precisamente la joya del Imperio español, mas bien el penúltimo orejón del tarro, triste pueblucho costero dependiente por muchos años del Virreinato del Perú. El último debe haber sido un "pueblo de pampas" al costado del camino real que con el tiempo devino gracias a Santiago Montenegro en Capilla del Rosario.

Si algo hizo que se prestara atención al Río de la Plata fue (como también marcó El Enmascarado) la expansión aparentemente imparable de los portugueses, a los que no hubo Tratado de Madrid que los contuviera; y la circunstancia de que los ingleses hacían cada vez más complicado sacar la plata altoperuana por el camino de Portobelo (no confundir con Portobello road, aunque ésta le debe el nombre a aquel, gracias a Robert Jenkins).

Para 1752, la nave de la catedral porteña se vino abajo, repitiendo una costumbre local: ya se había derrumbado un par de veces antes, reflejando que de tan pobre y periférica que era la city, no había constructores idóneos ni materiales como la gente. Prueba de esta situación es que para cada edificio mas o menos importante que se quería hermosear había que recurrir a la asistencia de algún jesuita que estuviera disponible, tarea que en general recaía en el italiano Andrés Blanqui, que además de proyectar una fachada barroca para la capital fue el que le dio al cabildo la fachada que le conocemos, que aparentemente copió de una revista Billiken.

El asunto es que la nueva iglesia (ya era catedral desde que Pablo V había creado la Diócesis de Buenos Aires) comenzó a construirse un año después, y en la reconstrucción se tumbó la fachada de Blanqui, así que quedó a lo galpón situación que no era nada extraña para la época (véase la basílica de San Lorenzo, en Florencia, esperando su fachada desde 1440).

En 1082 cuando llegó el primer arquitecto diplomado al Río de la Plata, le encargaron ocuparse del tema de la fachada catedralicia, trabajo que don Tomás Toribio no tuvo tiempo de encarar ya que estaba muy ocupado con las obras en Montevideo: la catedral de la Inmaculada Concepción, las Reales Cárceles y el Cabildo, lo que sugiere que para entonces importaba bastante más Montevideo que Buenos Aires, situación que probablemente explique la tara porteña de bloquear a Montevideo cada dos por tres, costumbre que a la luz de lo que sucede en Gualeguaychú todavía se mantiene.

Así, sin fachada la vieron los ingleses, y la vieron los que en 1810 esperaban a las puertas del Cabildo que alguien les dijera por qué era mejor una junta de vecinos locales que el gobierno del Rey, sobre todo que para esa altura no se sabía mucho quién era el rey. Y así sin fachada despidió a los que salieron con mosquetes en la mano a convencer a los tiros a los cabildos del interior que era mejor obedecer a Buenos Aires que a Madrid.

Para esta época los que buscaban un gobierno propio se consideraban tan españoles como los españoles nacidos en la península, a pesar de ser americanos. Y por mas que Pigna y el Billiken digan lo contrario, no existía nada que se pareciera a un sentido de nación y mucho menos a esa entelequia rotulada "Argentinidad". Por ahora había partidarios de la junta, contra partidarios del rey, fuera éste el que fuera.

Esta situación va a ir cambiando a partir de que los juntistas dejan de ser juntistas, y se manifiestan abiertamente independentistas. Entonces si, empieza un aborrecimiento del pasado español y se busca otro modelo cultural que reemplace al hispano y al monárquico, sobre todo después que se termina la utopía de establecer una monarquía americana. Vencedor en ese proceso resulta Bernardino Rivadavia, quien en su afán de modernizar a ultranza la ciudad -imaginada como semilla de la modernización del país- se casa con los paradigmas de la revolución francesa, y su ideal republicano.

Así que cuando como ministro de Martín Rodríguez la emprende con lo que algún revisionista tilda injustamente de "trabajos municipales", le mete mano a la catedral inconclusa, por un doble motivo: hermosear la ciudad y colocar en la pobrísima plaza mayor un ícono republicano, para lo que elige como arquitecto a Próspero Catelín, un francés que (tal vez junto a Pierre Benoit) le proyecta un pórtico neoclásico, lo que le imprime a la iglesia un carácter completamente atípico respecto al repertorio formal de las iglesias americanas.

No hay que olvidarse que imbuido del anticlericalismo del liberalismo francés, Rivadavia la emprende contra la iglesia ma non troppo: le pone un frontis polémico, pero a la vez termina la obra. Esta operación, de cambiar lo viejo repudiado por lo más viejo a lo que se le asigna un valor superior es característico del Neoclásico (en otras palabras lo dijo Bugman), cuando esta asociación se extiende a los valores políticos del republicanismo merece por parte del distinguido Mario Buschiazzo el calificativo de Neoclásico ideológico.

Faltaría resolver el enlace con la Madeleine, que en realidad es más intelectual que formal, por cuanto al fachada de Catelin refiere a la del Palacio Borbón (de ahí que acotara lo del pórtico dodecástilo versus el pórtico óctilo). El parecido reside en que como bien señalara Carlos la iglesia pasrisina fue primero Templo a la Grand Armée, aunque con este fin se usó el sitio y los cimientos de una iglesia preexistente: Napoleón, aunque ya erigido Emperador al elegir el proyecto de Beaumont honraba a través de la asociación neoclásica a la democracia griega, misma comparación que operó en la elección del pórtico de Poyet, para el Palacio de Borbón, fuente de la catedral de Buenos Aires. Napoleón mismo anticlerical ma non troppo, se cisca en la preexistencia de una Madeleine y hace un templo para sus soldados, pero se corona en Notre Dame.

Ah, un dato extra. La escena del tímpano no es original. Se agregó en 1862 y supuestamente representa al reencuentro nacional después de Pavón. Digno pastiche para honrar la victoria de ese general que pidió "morir como un romano".

14 comentarios:

Jorge dijo...

magistral Rubén!

espero pronto que tengamos otra excusa, como este caso de la Catedral, para tener otra clase de historia argentina.

Jorge dijo...

Sobre la Catedral. Me contaron una vez, no sé si será cierto, que los ojos de los querubines del friso tienen agujeritos que normalmente están tapados. Pero que en la época de los militares les quitaban las tapas y a través de los ojos podian observar los asistentes a las manifestaciones que se realizaban en la Plaza de Mayo.
Es una anécdota un poco surrealista, pero me vino a la mente cuando surgió este tema.

Unknown dijo...

Interesantísmo, y que resuelve una duda que tenía desde que vi la catedral por primera vez. De hecho, fue mi señora quien me dijo que aquello era la catedral, y le repliqué algo así como "si parece que tiene la portada de una logia masónica..." Ahora incluso ese comentario mío queda aclarado. Muchas gracias, Rubén.

El enmascarado) dijo...

¡Valió la pena esperar! ¡Muy interesante post realmente! Muchas gracias, Rubén.

SW.357 dijo...

La verdad, verdad es que nunca me había llamado la atención la Catedral. Lo que si me intriga es por qué no hay marcha que la perdone y termine pintada por piqueteros, sindicalistas, anarquistas, gays, trans y lesbianas!

Me gustó lo de los bloqueos a Montevideo ¿fueron dos, tres?

Bugman dijo...

¡Estupendo, Arquitecto! Muchas gracias por compartir sus conocimientos.

Carlos dijo...

Excelente síntesis, Rubén. Muy interesante tu apreciación de nuestra historia.

MarcosKtulu dijo...

Muy completo y esclarecedor Reuben.

BlogBis dijo...

Gracias, gracias....por una vez me salió un post como la gente, cosa que hace mucho no ocurría.

(BTW, esta clase de enlaces hago en mi curso de Historia de la Arquitectura, que por suerte junta cada año más gente. Lo malo es que me parece que un 50% se queda afuera del juego por desconocer lo mínimo de historia)

El enmascarado) dijo...

Rubén, ¿a que no sabés la verdadera razón de por qué el mal llamado Obelisco porteño tiene la forma geométrica que tiene y no es circular?

BlogBis dijo...

¿El monumento en sí? Ahí me agarraste, Enmascarado. Hasta donde yo se, don Prebisch siempre lo pensó como una versión moderna del obelisco egipcio...

El enmascarado) dijo...

Rubén, no lo hicieron redondo porque se hubiera parecido demasiado a una "chica fina" (usar palabra española).
Y en 1936, Buenos Aires ya no era tan importante.

¡Ja, Ja, Ja! (No me maten)

BlogBis dijo...

Ahhhh.... me la veía venir, mirá!

daniel rico dijo...

Muy buen post, aunque los destellos de ironia me dificultaron un poco la lectura.

El ultimo 24 de marzo estube en la plaza de Mayo y aunque la habia visto varias veces solo esta vez cai en la cuenta de que la catedral se parese muy poco a una catedral; el estilo neoclasico me parecio totalmente fuera de lugar, acaso el prejuicio me lleva a esperar que todas sean goticas o algo parecido.

Entonces pense que los masones debian tener algo que ver en el asunto.

Saludos!