Supongo que más de una vez se habrán topado con alguna calle, plaza o incluso con el pueblo entrerriano bautizado Conscripto Bernardi.
Esta semana se cumplieron 83 años del episodio que le mereció a este entrerriano, hijo de turineses, convertirse en topónimo.
Llamado a hacer la conscripción en la Marina de Guerra, primero se lo destinó a Puerto Belgrano donde por su buen desempeño recibió como premio participar en el viaje global de la ARA Sarmiento.
Después de recorrer la costa africana, la Sarmiento tocó Génova, para participar en la inauguración de un monumento a Manuel Belgrano. En algún punto de la travesía, Bernardi se ligó una pulmonía que determinó que se lo mandara de regreso a la Argentina junto con el Cabo Juan Santoro, embarcando en el Principessa Mafalda que zarpaba para Buenos Aires (vía Barcelona - Río de Janeiro – Santos yMontevideo ) con 1.260 personas a bordo.
A los nueve días de navegación (era el 25 de octubre de 1927, y estaban cerca de Porto Seguro), mientras se llamaba a la cena, sonó la orden de bandono del buque: la rotura de un eje había producido el desprendimiento de una hélice, que rasgó el casco produciendo un embarque de agua que hacía insalvable al buque, que cumplía en ésta su 90ª travesía atlántica.
A Bernardi le asignaron embarcar en el segundo bote, mientras la operación de abandono se desquiciaba. A cambio, junto con Santoro se tiraron al agua para rescatar a muchos de los que en la desesperación se ahogaban junto a los botes. En esa faena estaba cuando lo devoró un tiburón.
El Principessa se fue a pique, luego de ser alcanzado por varios mercantes que lograron rescatar a más de 800 naúfragos, gracias a la tarea de los telegrafistas italianos, que se mantuvieron transmitiendo instrucciones hasta que al buque se lo tragó el mar.
La historia siempre me fue particularmente atractiva, no solo por el valor de Anacleto Bernardi, sino porque mi abuelo había viajado a Italia en este barco, y mi abuela siempre recordaba el episodio del naufragio.
Aparte, merece recordarse a la propia Principessa, Mafalda de Savoia. Hija de Vittorio Emanuel III, se casó en 1925 con el Principe Philipp Von Hessen , militante nazi, lo que hizo que se la considerara vínculo natural entre el partido y el fascismo italiano, tarea que parece que no le simpatízó mucho, al punto que Hitler la consideró "la carroña de la casa real italiana".
En 1943, al producirse el armisticio, Mafalda estaba en Bulgaria, participando de los funerales de su cuñado el Rey Boris. Ahí la Gestapo ordena su detención probablemente para forzar a su padre el Rey a no inclinar a Italia contra su ex aliado. Después de estar detenida en Munich y Berlín, terminó en el campo de concentración de Buchenwald donde murió luego de recibir pésima atención médica para las heridas que recibió en un bombardeo aliado.
2 comentarios:
Muy interesante post, Rubén y un merecidísimo recuerdo del conscripto Bernardi.
Tengo un par mas en mente, dedicados a héroes olvidados.
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