23 de diciembre de 2010

Coincidencia




Justo hoy, leyendo el libro "París después de la liberación, 1944-1949" de Anthony Beevor, llegué a la parte en la que el autor relata el juicio al Mariscal Pétain realizado en Francia luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial.

Antes de que alguno se agarre la cabeza por la comparación, aclaro que considero que ambos personajes se encuentran a años luz uno del otro en cuanto a sus dimensiones históricas.

Pero me llamó la atención el punto de contacto entre estos dos ex dictadores, que siendo ancianos fueron enjuiciados por una sociedad indignada con ellos cuando tiempo antes los había tomado como sus salvadores.

Al menos Pétain puede agradecer que no lo hayan juzgado dos veces.

3 comentarios:

José Luis dijo...

Es exactísima la observación.

El turro de Sanz persignándose y diciendo "cruz diablo" cuando le acusaron a Balbín de haber ido a golpear puertas de cuarteles. El silencio de Cafiero sobre los eventos de aquellos días. Todos saben cómo fue la cosa, todos sabemos que, más allá del espanto posterior, hubo un suspiro de alivio cuando María Estela se fue al carajo. Pero nadie lo dice. Nadie lo acepta de la boca para afuera y posiblemente -y lo que es peor- tampoco de la boca para adentro.

Hasta que, como sociedad, no procesemos nuestras propias responsabilidades y nuestras propias culpas, vamos a seguir yendo en círculos como un tipo caminando en el desierto.

JL

Sine Metu dijo...

Grande, Balbín

Martín Benegas dijo...

Era Blablín, por lo charlatán, Alfonso fue su legitimo heredero.