22 de diciembre de 2010

Un muchacho leal

El mismo Gobierno que raja a patadas de las FF.AA. a oficiales por el solo delito de poseer genes de posible contaminación procesista, de tener esposas que escriben cartas de lectores o de cuestionar en correspondencia privada a las autoridades nacionales ahora hace el berrinche de tener todos los ascensos militares del año atados a la aprobación o no del legajo de un general con probables antecedentes de carapintada. Raro que el CELS y las otras oenegés de derechos humanos no hayan puesto el grito en el cielo ante semejante antecedente antidemocrático.

Es que el historial del general de brigada César Milani es tan K que cualquiera podría creer que es santacruceño y no cordobés: desde usar el aparato de inteligencia del Ejército para torpedear a camaradas molestos con acusaciones de mantener lazos con la oposición hasta negocios turbios de compraventa de inmuebles de la fuerza, pasando por su plena disposición a colaborar con la persecución por portación de apellido, e incluso con la nota al pie de tener un hermano que es puntero justicialista allá en Córdoba.

Ah, y el nuevo cuadro de mandos de la fuerza le da dos cargos simultáneos a este aprendiz de Bendini: subjefe del Estado Mayor General (con un ojo y un serrucho puestos en el cargo del teniente general Luis Pozzi) y director general de Inteligencia. No que incompatibilidades administrativas de ese estilo vayan a turbar el sueño del kirchnerismo.

No hay comentarios.: