Walsh y Menem y Kirchner
-Siempre se dice lo negativo, es lo que resulta noticia. Pero yo rescato muchas cosas. Primero la libertad, que no conocí nunca como en estos años. Yo soy del 30. Y hubo breves períodos aparentemente democráticos que no lo fueron. Tampoco lo fue lo de Alfonsín, donde no se podía trabajar en televisión -que era oficial- sin un padrino radical. Entonces es la primera vez que hay una libertad en ese sentido, de expresión. También hay un interés muy grande -en las minorías si querés, pero ellas conducen a muchas cosas- por el rescate del patrimonio, por la historia y por las expresiones artísticas de toda especie.
-En general, ¿declina el sentido de autoridad, ya sea paterna u oficial? ¿Se cede autoridad por miedo a ser considerado autoritario?
-Autoridad es una palabra muy clarita. No es autoritarismo, ni palizas, ni tiros. Es tener el papel que a uno le corresponde en la vida: de padre, de madre, de jefe, para poner las cosas en su lugar. No sé cómo se pueden confundir las dos cosas.
-¿Esa confusión se refleja en la vida social, cuando al transeúnte le cortan una calle o un puente y parece haber cierto pudor en decir: la protesta está muy bien, los motivos son legítimos, pero déjeme pasar..?
-Hay miedo de manifestarse. Hay miedo de decir: me parece un disparate que corten las vías o que hagan estas huelgas salvajes, como la que hubo entre los aeronavegantes, que fue un espanto. Me parece que todo eso es político, y no por una causa justa. Cuando es espontáneo, como en el caso de esta gente que cortó las vías porque, bueno, están violando chicos, se entiende un poco más. Pero tampoco lo justifico. Alguien tiene que impedirles que corten las vías. Pero no nos ponemos en contra porque, si no, somos unos conservetas, somos de derecha, unos represores... Pero lo que no está bien no está bien. Lo que atenta contra el otro no está bien.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario