Cuando Chile estrenó su democracia, una de las figuras que se hablaban era el joven abogado Andrés Allamand, fundador del partido de Renovación Nacional. Era la promesa de la derecha, que no había participado del Gobierno Militar como otros, ni había sido responsable directamente del quiebre institucional, como les gusta decir algunos, ya que era menor de edad. A mí no me gusta esa expresión “quiebre institucional”, pues esconde las intenciones totalitarias de la izquierda y deja a todos responsables.
La biografía del actual ministro de Defensa, Allamand se entronca con la historia de la derecha, no sólo en estos veinte años, sino desde la Unidad Popular. Se presentaba como moderado y liberal frente a los apasionados políticos de la UDI .
Probablemente, cuando comience marzo, Allamand sea invitado a ‘Tolerancia Cero’ y a ‘Estado Nacional’. Los panelistas progres estarán felices con la purga que realizó al sacar a los ex CNI y DINA del Ejército. A diferencia del ministro, no espero ver cada fin de semana ‘Tolerencia Cero’. Perderían bastantes neuronas.
A fines del Gobierno Militar, el abogado de derecha también había participado en el Acuerdo Nacional, el cual no tenía ningún sentido, ya que los militares tenían su itinerario.
Luego en democracia, se lo reconoce junto con el ex rector demócrata cristiano, Edgardo Boeninger como el promotor de la ‘democracia de los acuerdos’. Sin embargo, el autor de la democracia de los acuerdos es el propio Pinochet, que antes de entregar el poder, hablaba del consenso. Hay un libro que tengo pendiente que se llama Pinochet y la Restauración del Consenso Nacional (Geniart, 1998), de Julio Cannesa Robert y Francisco Balart Pérez.
Igualmente, en ese mismo período es promotor de las reformas políticas y económicas. En el ámbito político es el responsable de las reformas a la seguridad nacional, el fin de los senadores designados, entre otras. En el ámbito económico, él junto con el actual Presidente de la República fueron responsables de subirles los impuestos a los chilenos, y luego más tarde aprobar la reforma laboral, que puso rígido ese mercado, desde entonces. Allamand junto con Sebastián Piñera, Lily Pérez, y el abogado y senador Alberto Espina eran conocidos como la ‘patrulla juvenil’ a principios de los noventa. En retrospectiva, con ese grupo la derecha volvió a la defensiva a igual que en la primera mitad del siglo XX y hasta la década del 70. Volvió al apaciguamiento mientras fueron oposición y literalmente a tomar las banderas de la izquierda siendo gobierno. De ahí, se entiende el elogio del socialista Eugenio Tironi a Allamand.
Asimismo fue el que sacó al debate público idea de que la derecha debía prescindir de la derecha económica. Allamand, al contrario, del ex parlamentario y escritor Hermógenes Pérez de Arce, ve al empresariado casi como enemigos. En efecto, el ex columnista del Mercurio, cuando le han preguntado porqué los empresarios votan por la derecha, él responde, que ellos votan por quienes respetan la propiedad privada. Para Pérez de Arce le parece lo más natural, no así al actual ministro de Defensa.
Denunció los poderes fácticos. ¿Quiénes eran los poderes fácticos? Los empresarios encarnados en la Sofofa, los militares y El Mercurio. De hecho, en ese período hablo mal de un ministro de Pinochet que se postuló a la Presidencia, a saber José Piñera. Allamand dijo : “RN tiene el 18% de los votos, pero Hernán Briones, el señor de la Sofofa, que respalda a José Piñera, vale más para designar al candidato presidencial del sector que el partido completo”. José obtuvo el 6.18% de los votos.Veinte años después, los poderes fácticos están alineados a la izquierda. Dudo que el brillante abogado lo haya reparado. La mayoría de los columnistas de El Mercurio son de izquierda, los empresarios invitaron a varios ministros de la Concertación a participar en directorios de los grandes conglomerados y el Ejército trata como parias a sus propios camaradas que enfrentaron el terrorismo. A Allamand antes que se hablará del lavado del cerebro, le había lavado el cerebro. Esa cita tiene rasgos gramscianos y marxistas. La superestructura domina a la estructura. Tal vez, tenía la pretensión de convertirse en el Gramsci de derecha. Según un periodista el 2006, gracias a Allamand tenemos: “un empresariado más moderno, que ya nada quiere saber de Pinochet y prefiere negociar –y cooptar- con la Concertación; unas FFAA altamente profesionalizadas y razonablemente despolitizadas y un escenario medial más diverso, donde La Tercera modela tanto como El Mercurio la opinión pública de derecha”. Lo que omite, es que las FF.AA., eran profesionales antes que llegara la Concertación. Además, habla que la izquierda hizo bien su trabajo. Los empresarios se enriquecieron y recuperaron sus empresas con los militares, y con la coalición demócrata cristiano socialista, el empresariado grande se sienten bien con ellos: “Los empresarios aman a Lagos”. Si hasta el presidente de la banca, Hernán Somerville, quien fue el negoció la deuda externa chilena en tiempos de Pinochet, estaba feliz con Bachelet.
Sin embargo, Allamand nunca ha denunciado las agrupaciones de Derechos Humanos, que son simplemente fachadas de lo grupos terroristas. Vimos como se cuadro ante los abogados comunistas al sacar al yerno de un uniformado preso y como purgo el Ejército de los ex CNI y DINA . Tampoco nunca ha cuestionado el secuestro permanente y otras aberraciones jurídicas, que él siendo abogado se podría pronunciar. Si se pronuncia, entonces, se le cae lo moderado. Le preocupa la igualdad de las uniones civiles , mas no le interesa la igualdad de ley a los ex uniformados que combatieron el terrorismo. Lo que dice la ley, desde la Ley de Amnistía, la prescripción o los beneficios carcelarios, no se pronuncia, porque el actual ministro de Defensa es un cobarde.
Esperemos que tenga su segunda travesía por el desierto por el bien de la derecha.
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