Mientras hoy a la tarde, al conocerse el caso de un rosarino que
mató a su segundo ladrón en defensa propia, los políticos se aferraron al libreto de que no es bueno que los civiles se armen, en Quilmes
los custodios de Aníbal Fernández demostraron que en materia de inseguridad no hay nada mejor que ser un político para pensar que no hace falta defenderse por sí mismo.
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