Esta semana, la Cámara de Diputados se apresta a convertir en ley el proyecto que regula la medicina prepaga, una polémica iniciativa reclamada por la CGT de Hugo Moyano y resistida por las empresas del sector .
La Nación (Argentina)
¿Qué duda cabe de que "Van por todo"?
4 comentarios:
Claramente estos hijos de puta aborrecen cualquier sector que no dependa en alguna medida del poder central. Es tan crudo que da ganas de vomitar.
Lo peor de estos artículos, como siempre, son los comentarios de lectores. Dan la pauta de que esto es lo que quiere la mayoría, más allá de los ciberk. Tenemos lo que buscamos.
Estamos tan mareados y tan apáticos (pese a que me resisto a pertenecer a la mayoría), que ninguno de los que apoyan o 'simpatizan' con la ley se han preguntado por qué razón los afiliados 'emigran' desde las obras sociales a las prepagas...
Cotidianamente tengo la oportunidad de interactuar cotidianamente con amigos y conocidos que están afiliados a obras sociales sindicales; más de una vez nos hemos trenzado en la discusión prepaga/obra social, en términos de eficiencia y eficacia, y cuyas diferencias emergen contundentemente en las salas de espera o en los mostradores…cada vez que requieren atención médica o farmacológica, estos afiliados son sometidos a las humillaciones y provocaciones que significan las limitaciones y acotaciones en las prestaciones, mas de las veces, interrumpidas por ‘por falta de pago a los prestadores’.
Cualquiera podría suponer que el afiliado se inflama de disgusto o reclama a viva voz que se le reconozcan sus derechos, quizá en el momento, pero no; acepta tácitamente que la obra social es una porquería y admite en su conciencia que muchas veces el sistema paradójicamente pone en riesgo su calidad de vida y la de sus protegidos. A cambio, y no sin un disimulado cinismo, celebra que esa misma organización que le birla la posibilidad de asistirlo, proveyendo –como es sabido- medicamentos adulterados y realizando fantásticos movimientos de guita con su nombre y con el de muchos otros para saciar a su secretario general, le asegure una plaza vacacional en el hotel sindical de la costa o las sierras –con transporte y media pensión incluida; o un crédito de intereses usurarios para acceder a cualquier objeto suntuario, más de las veces por encima de su propia supervivencia.
¿A quién puede interesarle entonces, este nuevo atropello?
¿A la sociedad?
No puedo soslayar mi pertenencia a ‘esta’ sociedad, pero hago un esfuerzo permanente para no caer en la abulia y la superficialidad de la mayoría. Como dijera Raúl, este tipo de medidas es asimilada por la gente sin chistar, porque es lo que busca…tal vez sea así, aunque me parece que la gente ya no busca ni lo bueno ni lo menos conveniente, ni siquiera es alentada a hacerlo a través del esfuerzo personal y la iniciativa individual; simplemente el argento promedio se aferra a la consigna: ‘quedate tranquilo que el mundo es nuestro, te damos porque te lo merecés, no es necesario que te lo ganes’.
¿A los ‘ámbitos’ de representación institucional?
Hoy me desayuné con la declaración de dos legisladores, representando al oficialismo por un lado, y a la oposición por otro. Ninguno supo decir en que consiste realmente la ley, pero ambos adelantaron su voto afirmativo; el oficialista, respondiendo mecánicamente que la misma ‘profundiza el modelo de redistribución de la riqueza’, lo cual me lleva a pensar que el ‘negociado de los troqueles’ forma parte de dicha doctrina; o para el opositor, para quien esta constituye un ‘elemento propicio para establecer márgenes de acción en las empresas que tienen cautivo al usuario’…tal vez este último hablaba desde su propia experiencia, habida cuenta que entre los cuatro millones de afiliados a las prepagas figuran legisladores, funcionarios y demás ‘representantes del pueblo’. Los dos, hoy, admiten que pueden llegar a votar un verdadero mamarracho…pero son ‘tiempos electorales’ y en eso están concentrados.
Cuando esta ley sea aprobada y puesta en vigencia, tal vez la gran mayoría se sentirá satisfecha; al igual que cuando la confiscación de los fondos previsionales, mucha gente creerá que con esto ‘se ha vuelto a recuperar la dignidad’. Probablemente, mis amigos y conocidos afiliados estarán más reconfortados por saber que yo –como tantos otros afiliados a cualquier prepaga, ya ‘no tengo coronita’ cuando voy al médico, aunque ellos descubran tiempo después que su obra social siga ningunéandolos sistemáticamente.
Me pregunto cuándo será el momento en que ‘la gente’ comience a darse cuenta y conciba críticamente lo que incuba y germina como idiosincrasia; me temo que este es otro capítulo más en donde se ha perdido esa posibilidad.
Saludos.
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