Viaje de Rosario a la CABA en micro de El Rosarino del viernes 10 de febrero a las 13 horas.
Alrededor de las 16:30 deja un pasajero en ruta 197 (Pacheco) y sube la gendarmería.
El redactor ocupa el asiento nº 5.
Los tres primeros asientos están ocupados por un grupo de jóvenes con gorrita y buzos con capucha (aire acondicionado al máximo).
El capo del operativo sube, nos pide disculpas por los inconvenientes y nos informa que se trata de un operativo de control rutinario.
Un subalterno se dirige al frente del micro y solicita documentos a los tres individuos de la primera fila.
Dos presentan DNI y el tercero una credencial que no llegué a identificar.
Por las dudas preparo el mío.
Acto seguido pregunta "de quién son esos bolsos".
"Este es mío".
"Este es mío".
"Y estos otros?" pregunta el gendarme.
"También".
"Bueno, vamos a revisarlos, por favor abran los bolsos".
Treinta segundos después estoy preparado para que descubran el secreto que guardaba mi maletín mientra busco en el movicon el speed dial de Burlando y el de Cuneo Libarona.
El capo del operativo pide disculpas por las molestias ocasionadas, y así como subieron se fueron los gendarmes, únicamente habiendo mansillado el honor de tres pibes trabajadores.
Lombroso wins again.
4 comentarios:
No había visto el post.
Creo que el segmento apuntado (léase "wachiturro") se autodiscrimina eligiendo como símbolo de pertenencia a su barrio/clase/estirpe una indumentaria determinada. Seguramente sin visera ni zapatillas ni corte de pelo estrambótico con perlita en la ceja, el pibe podría ser idéntico al gendarme.
Perdón. Autodiscrimina no es el término. Quise decir autosegrega.
Si no te gusta que te "discriminen" no te disfraces de chorro.
Estado fascista full full con estereo y mp3. Las supuestas "fuerzas de seguridad" en argentina se preocupan de joder al ciudadano, pararte en la ruta a pedirte pavadas, joder a unos pobres pibes, etc.
De aparecer cuando se las necesita, de involucrarse con los delincuentes, con los infractores que hacen atrocidades en la ruta nada de nada.
Molestar al ciudadano que también es justo decirlo en lugar de sentirse vejado siente que se está haciendo algo por su seguridad.
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