7 de agosto de 2012

Recién se dieron cuenta los expertos que el INDH es sesgado


Antes de que apareciese el marxismo leninismo y su variación como el gramscismo, las instituciones que se creaban eran para mantener el Bien Común, la paz, la igualdad ante ley, entre otras cosas. En fin, el propósito era que nadie se sintiese pasado a llevar. Pues bien, con las ideologías mencionadas, se torcieron las instituciones, por así decirlo. El neo marxismo es, por cierto, una variación del marxismo leninismo, pero sin gulag y muerte de millones de personas, donde las instituciones sólo miran para un lado y suspenden la ley, si es conveniente para su beneficio, aunque ello implique torcer el Estado de Derecho.

 El viernes pasado, en la sección think tanks del diario vespertino ‘La Segunda’ apareció la columna de los abogados José Francisco García y Sergio Verdugo , en que se critica el grado de politización del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). Ambos profesores de la Universidad del Desarrollo (UDD). Primero que nada me asombra la ingenuidad de estos investigadores. Segundo, el INDH es una institución política; mejor dicho, nació politizado. Según los abogados: “Debiendo ser un ente independiente, plural y que rinda cuenta de su labor, ha tendido a promover una agenda sesgada, arriesgando transformarse en una ONG más y, lo que es peor, perder legitimidad social”. Esa iniciativa creada por la ex presidente Michelle Bachelet nunca ha tenido el objetivo de promover los derechos humanos, nunca ha pretendido ser independiente y plural. Hasta la palabra ‘plural’ me suena extraña. Es como cuando el ex vocero de Bachelet y actual miembro del Tribunal Constitucional, José Antonio Viera Gallo dijo algo así, que era bueno que el Tribunal fuese plural y diverso. ¿Qué tiene que ver eso con lo que dice la ley? Por la diversidad entonces vamos a torcer la ley. De hecho su actual directorio está conformado por simples izquierdistas en que no aparece su militancia, salvo un militante de Renovación Nacional: la directa Lorena Fríes, el abogado Roberto Garretón; la señora María Luisa Sepúlveda, quien se preocupó de los derechos humanos, a partir de 1974 en el Cómite Pro Paz y el ‘liberal’ Miguel Luis Amunátegui Monckeberg, quien miembro del directorio del Instituto Libertad y Desarrollo, del Instituto Libertad y participó en el ‘Informe Valech’. Es el mismo Amunátegui que escribió para ‘El Mercurio’ el artículo "El frustrado acuerdo político que buscó sellar la reconciliación". ¿Por qué ese abogado no defiende la Ley de Amnistía y los principios del Estado de Derecho? Reconciliación significa para él ponerse al lado de la Izquierda, encerrar y estigmatizar socialmente a los militares, y liberar a los terroristas. En fin, es un traidor. Y a propósito de ONG, ¿Por qué el próximo viernes los abogados Verdugo y García no critica igualmente las organizaciones de derechos humanos, que denomine ‘Los Poderes Fácticos’, entre ellas el centro de estudios de los Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales? Esas ONGs son tan sesgadas como el Instituto. 

 A continuación nombran los sesgos de las directrices: “el INDH ha llamado a discutir sobre el aborto, propuesto medidas de discriminación positiva, promovido la judicialización de los derechos sociales y apoyado las “tomas” de establecimientos educacionales”. Y agregan que Instituto estaría pasando a llevar la libertad religiosa, la libertad económica, la libertad de trabajo y del no nacido.

Luego agregan los expertos que el INDH ha fallado, pues no recoge las recomendaciones internacionales de “en materia de autonomía, pluralismo y accountability. No existen suficientes mecanismos de rendición de cuentas; hay cuatro consejeros nombrados directamente por agrupaciones de DD.HH. y otros dos son designados por el Ejecutivo; el rol del Congreso se limita al nombramiento de una minoría de los consejeros (cuando la literatura recomienda la totalidad); no existe un estatuto que resuelva los conflictos de interés, y la directora parece ejercer poderes sin mayores controles”. Escuchamos a políticos y tecnócratas hablar de transparencia y a su vez que crean instituciones que no rinden cuentan a nadie. Y que, además, sus directivos cuentan con amplios poderes.


 Los abogados mencionados no van al meollo del asunto. Basta leer la ley que dio origen del Instituto para darse cuenta que es sesgado. En efecto, en el post titulado ‘Historia, Memoria y Política’ mostré lo parcial que era. De paso critique a los tecnócratas: “Pues bien, si una política pública tiene el nombre Derechos Humanos, los tecnócratas de los think tank, estarán encantados haciéndole uno o más retoques al proyecto. Las personas que no pertenecen a esos centros de estudios, por el contrario, se dan cuenta enseguida que esa política no le interesa promover los derechos humanos”. Es justamente lo que ocurre ahora. Cite uno inciso de un artículo que dice: Aquellas que, en el período comprendido entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990, hubiesen sufrido privación de libertad y/o torturas por razones políticas”. Primero, el INDH se circunscribe al Gobierno Militar ¿Por qué no antes y después? Cuando finalizó ‘la dictadura’, los terroristas siguieron matando y secuestrando. Véase el empresario brasileño. Segundo, denuncie que en ninguna parte aparece la palabra ‘guerrilla’ o ‘terrorista’. Demás está decir, que el Instituto solamente persigue a los militares o agentes del Estado que hayan cometidos violaciones a los derechos humanos entre los años mencionados. Más aún los sesudos investigadores de Derecha no reparan en ese hecho.

 En la ley que le dio origen al Instituto, los legisladores aprobaron que éste tienen que basarse en la “relación con las violaciones a los derechos humanos o la violencia política a que se refiere el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación”, en el ‘Informe Valech’ y en otra comisión que se les ocurra a la Izquierda. 

 Hay que darse un recorrido por las noticias de los diversos medios para notar que, desde la creación del Instituto Nacional de Derechos Humanos, éste protege a antisociales, anarquistas, unabomber criollos y naturalmente, terroristas, como ocurrió con los mapuches terroristas que emboscaron al fiscal Elgueta. Les interesa entorpecer la labor de los carabineros y defender a quienes destruyen, queman y realizan toma ilegal en la región de La Araucanía.Su directora, Lorena Fríes, asimismo, se opuso al relanzamiento del libro sobre Miguel Krassnoff como a la presentación del documental ‘Pinochet’. Quizás los abogados no mencionaron estos eventos, por la falta de extensión del artículo o por temor a que los tilden de ‘facho’.


 El asunto no son las instituciones, sino las palabras que hay detrás o que fundan éstas. 

 En mi blog he mencionado, dos o tres veces que lo que diferencia a la Izquierda y a la Derecha es la semántica. La primera vez que lo mencioné fue a raíz de la serie ‘Los Kennedy’. Reproduzco la cita: Insisto, para la derecha semánticamente los derechos humanos significan cosas distintas. Si hubiese pensadores o políticos derecha, no me refiero a los que están en el gobierno, se vería en los foros, en la prensa y en los medios en general un contrapunto como el que tuvo el presidente de los Estados Unidos, John Kennedy y el Premier Soviético, Nikita Jrushchov y que recrea la serie ‘Los Kennedy’. En efecto, cuando se reúnen ambos mandatarios en Viena, Jrushchov le dice al presidente norteamericano que la Unión Soviética apoya la libertad y la dignidad humana. Por esa razón, apoyaban a los movimientos que estaban surgiendo en los países del Tercer Mundo. Pues bien, John Kennedy le contra argumenta que los norteamericanos y las naciones aliadas de Estados Unidos, la libertad y dignidad humana significan cosa distintas a lo que los rusos tienen pensado sobre ello. En la ex Unión Soviética estaba prohibidas los que llamamos ‘manifestaciones ciudadanas’. Por eso, nadie salió a protestar contra la invasión a Afganistán a diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos con la Guerra de Vietnam”. 

 Todavía no vemos algún político de la Derecha chilena, ya sea la conservadora, ya sea liberal que tenga la claridad que tuvo el presidente John Kennedy cuando se reunió con Nikita Jrushchov, por lo menos en ese punto. Tal vez, el ex presidente norteamericano haya dado palos de ciego en otras áreas, sin embargo, cuando se trató de defender la libertad y la dignidad la película la tenía clara. 

 No le pidamos a los señores José Francisco García y Sergio Verdugo que defiendan a viva voz la Ley de Amnistía de 1978, ni mucho menos que defiendan por lo menos en un año, a algunos militares presos en los gulag de Cordillera y Punta Peuco, ni que denuncien la prevaricación de los tribunales chilenos. 


 Lo mejor para el país es cerrar esa institución y otras más, en que los izquierdistas son jueces y partes.

 Parafraseando la célebre frase el ex presidente norteamericano, Bill Clinton, “Es la economía, estúpido”, podemos decir, “Es la semántica, expertos”.

No hay comentarios.: