29 de septiembre de 2012

Cristina y sus fantasías


Como todos los mandatarios del planeta, la presidenta tiene forzosamente que subrayar lo positivo y minimizar el significado de lo negativo, pero mientras que sus homólogos del mundo desarrollado saben que no les convendría alejarse demasiado de los hechos fácilmente averiguables, Cristina se siente más libre. Es comprensible. De resultas del esquema monárquico que está en vías de institucionalizarse en el país, ningún funcionario soñaría con advertirle que ciertas actitudes podrían tener consecuencias concretas desafortunadas. Según parece, todos los cortesanos que integran su pequeño círculo áulico comparten los mismos puntos de vista. Aplauden automáticamente sus afirmaciones, por extravagantes que sean, lo que con toda seguridad le es muy grato pero, por tratarse de la presidenta de la República, la expone a muchos riesgos. Por cierto, su propensión a fantasear en voz alta, informándonos que se siente la encarnación de personajes como Napoleón o un arquitecto del Egipto faraónico, además de sus alusiones a la presencia espectral de Él, no ha contribuido a mejorar su imagen internacional.

James Neilson

RPI Haciendo el ridículo fuera del país

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