Hay experiencias que no dejan de sorprenderme aquí en Madrid, luego de 11 años viviendo en esta ciudad.
Suelo ir a nadar a la piscina municipal del barrio donde trabajo y también a la del barrio donde vivo y es común encontrarse en los vestuarios con bolsos de la gente dejados en los bancos del vestuario o los casilleros de ropa abiertos con cosas dentro. Incluso muchas veces se torna molesto porque mucha gente se va a nadar o a duchar y deja sus cosas en un lugar que otro podría utilizar para cambiarse. Obviamente nadie toca nada, aunque no voy a creerme que no ha habido amantes de lo ajeno que aprovecharon la oportunidad. De todos modos se nota que la gente se siente lo suficientemente confiada como para hacer esas cosas.
Una vez, cuando en mi adolescencia iba a nadar a Velez Sarsfield, en Liniers - y no estoy hablando de un centro municipal como el que estoy mencionando - no hice más que desatender mis cosas por un minuto y me desapareció la camiseta...
En fin, como dije antes, son cosas que no puedo dejar de mirar con mi mentalidad de argentino, que no deja de tener la idea del robo presente, aunque no tenga intención de cometerlo.
10 comentarios:
Yo entiendo Jorge que comentás tu experiencia dentro del punto de vista totalmente personal. Pero eso no quita que tengas que tener cuidado. En la Universidad que trabajo aquí en Madrid, a pesar de la seguridad no es raro que desaparezcan bicicletas. Hemos tenido casos de que han desaparecido notebooks de la biblioteca, y no es raro que en el gimnasio de la universidad te revienten los casilleros de los vestuarios menos usados buscando cosas de valor. A que voy? Que si bien no es Argentina, y que la sensación de seguridad es mucho mas alta que en nuestro país natal, hay que tener cuidado, y mi experiencia personal no me permite concluir que Madrid es un paraíso, donde todos respetan lo ajeno. Para mi, fundamentalmente, depende del entorno en que te muevas. Creo que la clave pasa por ahí.
Lo que si, confieso, es totalmente cierto - y lo hablábamos con mi esposa - Madrid tiene la característica de que ningún lugar me resulta hostil. El domingo caminábamos por una ciudad del sur, de esas famosas por ser tan poco agradables a la vista, y teniamos que pasar por un túnel largo y oscuro, por abajo de las vías del cercanías. Una vez que pasamos por debajo del túnel, nos miramos con mi esposa y nos dijimos mutuamente, casi al mismo tiempo, que ni locos hubiésemos hecho lo mismo en Buenos Aires...
El MadriZ que conocí hace unos 15 años sí que era un paraíso de seguridad. Un amigo argentino que vivió allá durante 25 años me cuenta el deterioro que se produjo en esta última década con la llegada de más de un millón de latinoamericanos y otras yerbas, tanto que hace poco optó por mudarse a Galicia. Me nombró unas cuantas calles y barrios por las que ya no se animaba más a transitar.
Por supuesto que estamos hablando de otro nivel, afortunadamente no tienen la densidad de 1 chorro x m2 como acá.
En España, como en el resto de Europa, no existe el pardo cabeza.
Jorge, en Chamartín (sobre Av. Pío XII y a 1 cuadra del Al Campo) había un Centro Municipal con piscina donde mi mujer iba a hacer gimnasia, pero los lockers tenían llave.
Sin duda que coincido que la "sensación" de inseguridad madrileña es un poroto al lado de la de Baires, pero empeoró notoriamente a partir del 2007 en comparación con la que había habido hasta ese entonces.
Amigo Gus, lamento decirte que me temo que tu amigo pertenece a lo que yo llamo "el argentino españolizado al 100%".
No me compré ni aceptaré nunca que los inmigrantes, latinoamericanos o de cualquier otra parte, son los responsables de la inseguridad creciente en España porque esa idea se olvida de señalar que también esa inmigración fue la que suministró la mano de obra barata para el crecimiento español.
Las empresas de la industria de la construcción, y de obras públicas en general, durante añares contrataron en negro a los negros subsaharianos (Pun Intended), marroquíes, ecuatorianos, bolivianos y centroamericanos como peones no calificados.
En cambio, muchos argentinos, uruguayos y paraguayos tenían oficios calificados de construcción como plomeros, yesistas, colocadores de pisos, carpinteros, etc. y los únicos albañiles que sabían hacer un revoque fino para edificios de categoría eran los argentinos o uruguayos, los demás hacían esa grasada del gotelé (salpicrés en argentino) que era mucho más ordinario, más barato y permitía disimular la mala terminación de las paredes.
Las mujeres de los inmigrantes irregulares latinoamericanos fueron las que laburaban de mucamas o de acompañantes de ancianos en las casas de los barrios "pijos" y estaban en negro la inmensísima mayoría.
A los moros (marroquíes) nunca les dieron muchas chances de integrarse por el fundado recelo histórico hispano, los subsaharianos menos aún por ser negros y ni te cuento lo mal que fueron recibidos los rumanos comunitarios a los que acusaron en bloque de ladrones aunque tuvieran título universitario.
Es cierto que llegaron bandas organizadas de criminales colombianos narcos y de carteristas, peligrosísimos bandas de asaltantes albano-kosovares especializados en asaltar con violencia casas de familia, tratantes de blancas del Este europeo y bandas de rumanos ladrones mayormente (aunque suene racista) de etnia gitana. (Y cordobeses ladrones de joyerías y asaltantes de bancos...)
En cambio, las brutales inversiones de capital de la Mafia rusa fueron bienvenidas por los banqueros que se dedicaron a lavarla convenientemente en financiar la construcción.
Bueno, me estoy yendo al diablo. Me enoja que los españoles y otros crean que la delincuencia en España se debe a los inmigrantes. Los ibéricos siguen siendo la gran mayoría de la población carcelaria española, aunque últimamente está mejorando el status de calidad de esa población con banqueros, políticos, empresarios como Díaz Ferrán, funcionarios, etc., etc.
Lamentablemente son demasiados pocos para el gran robo que ha sufrido la economía española por esa manga de hideputas de cualquier partido.
Ojo, quiero aclarar que no es que crea que en España no exista el delito o los delincuentes, del color o ascendencia que sea. Solo digo que no existe ese "tic" que hace en la Argentina en la cabeza a cualquiera cuando ve algo descuidado. O que existe pero en ínfima proporción. Y tampoco la gente tiene presente que le puedan quitar algo en un vestuario, aunque puede ocurrir. Yo ni loco dejo la taquilla abierta.
Por cierto, hace poco robaron 2 veces seguidas unas bicicletas que estaban en las escaleras con candado en el sótano de mi bloque.
Sobre la delincuencia traída supuestamente por la inmigración no puedo decir mucho porque yo vine con la misma oleada que el resto y no conocí el referido pasado ideal de Madrid y España en el que según muchos españoles la sanidad era mucho mejor que ahora y reinaba la paz y tranquilidad por doquier.
Sí es verdad que las noticias sobre bandas organizadas suelen estar ligadas a personas "del este", o sea rumanos o naturales de repúblicas de la ex Yugoslavia. Los latinos están más vinculados a bandas callejeras.
Como se desprende de mi comentario, estoy hablando por boca de mi amigo y de otros, y me siento lejos de poder opinar con la autoridad que pueden hacerlo mis amigos de BB que viven ahí o viajan seguido, apenas estoy contrastando opiniones.
¡Y sí, Enmasca, acertaste con que mi amigo es un 100% españolizado! En 25 años volvió sólo por unos poquísimos días… es un argentino que no vivió la hiper de Alfonso, ni a Menem, ni el 2001 Odisea en el Espacio Populista, ni la era K, que sólo guarda amables nostalgias de un país que ya no es, del barrio de nuestra adolescencia, alguien que no niega su origen pero que cuando le preguntan dónde nació prefiere decir “en un lugar de Sudamérica de cuyo nombre no me acuerdo” para que no le rompan las tarlipes con cosas como “¿sabes tío la última de tu presidenta?”. Huye de ese karma, y me parece perfecto. De todas maneras siempre fue alguien informadísimo de la realidad de acá, con él de chicos le sacamos la ficha al peronismo en su concepción populista-facho-latinoamericanista y gracias a eso pudimos vaticinar la decadencia argentina de estos últimos treinta años (no me importa que no me crean los que lean esto, pero fue así) y su decisión final de emigrar tuvo TODO que ver con el regreso del peronismo en el ‘89.
Todas las generalizaciones son injustas, lo sabemos quienes adherimos a ideas liberales en el que el individuo trasciende y se opone a los conceptos de masa, pero convengamos que no es lo mismo una inmigración de un millón de latinoamericanos que la de un millón de suizos. Mi amigo algo comenzó a percibir en la vida diaria madrileña (impuntualidad, desprecio por ciertas normas, ruidos molestos, suciedad y demás cosas que también tienen que ver con la inseguridad) y decidió tomarse el palo para Galicia, donde según me cuenta, pervive un espíritu social semejante a la de una Argentina sin peronismo.
Estimadísimo Gus, me alegra que su amigo se haya ido a Galicia. La conozco bastante bien porque viví un tiempo en Vigo y recorrí con amigos gallegos todas sus provincias.
Es la comunidad española donde más cariño se tiene hacia la Argentina por la muy simple razón de que casi no hay un gallego que no tenga un pariente en nuestro país y que no haya prosperado laburando.
En mi experiencia hispana, fue la única gente que, al poco tiempo de conocerme, me invitaron a comer a su casa con su familia en lugar de la salida a comer afuera, como es más habitual en Madrid o Barcelona.
El gallego es cerrado y escondedor de su pensamiento, pero cuando uno supera la barrera de la desconfianza inicial -y comprueban que uno no viene a reclamar ninguna herencia perdida misteriosamente en la Guerra Civil (¡JAJAJA!)-, son excelentes amigos.
Aclaro que no tengo familia gallega alguna, pero me trataron siempre muy bien.
El problema gallego es la falta de empleo para los jóvenes y la caída de la actividad económica desde hace años, antes incluso de la crisis del 2007 para acá.
El cierre de las astilleros navales gallegos, la falta de industrias diversas y la caída de la industria pesquera golpearon duramente la economía gallega.
Igual, Galicia históricamente fue una región pobre de España y gran expulsora de población hacia otros países, como sabemos bien los argentinos.
En fin, me encanta Galicia por su gente (las nativas definitivamente NO son hostiles con los argentinos), sus paisajes, sus comidas (¡cantos de gloria hacia los pescados, los mariscos, crustáceos, cefalópodos como el pulpo y el calamar y la ternera gallega!) su historia y leyendas, pero ¡joder, cómo llueve!
Como simple anécdota, la bandera gallega es blanca con una franja celeste oblicua. Distinta forma, iguales colores que la de Argentina...
¡Don Enmas, me alegra muchísimo que podamos compartir la admiración -que casi es amor- por las terras galegas, aunque solo pude visitarlas durante una semana como simple turista! (Podría certificar ante escribano público que todo lo que escribió El Enmascarado es así tal cual, lectores de BB).
Cabrones, pero de un corazón inmenso y amable ni bien se entra en confianza. En Galicia descubrí de dónde venía el carácter de mi padre, cuyo abuelo había nacido en Lires, un pueblo de pescadores frente a la Costa da Morte. Recuerdo una anécdota en Padrón (famosa por ser la tierra de Rosalía de Castro y por sus inigualables pimientos que “algunos pican e outros non”) en la que confundimos con mi esposa la entrada abierta de una finca de viñedos con una de esas típicamente endiabladas callecitas de pueblo, mientras buscábamos llegar a una capilla. De repente escuchamos los gritos desaforados del dueño (no era para menos) que no hacían más que presagiar por lo menos un par de corchazos que en verdad hubiéramos merecido. Sin embargo, al vernos la pinta de turistas y ante nuestras denodadas disculpas por el error, de golpe se serena y nos dice -¿Argentinos…? Uff… pues qué hermoso país, fui una vez y (aquí ya le agarró la “morriña”) tengo a toda mi familia ahí…- la cuestión que nos quedamos charlando un rato largo y de haber sido nosotros un poco más caraduras, hubiéramos terminado brindando con un Albariño, no lo dudo.
¡Qué peixes! Y excelente carne las de sus vacas ‘Rubia Galega’ que han sabido exportar a Brasil (esas cosas que nosotros no podemos hacer, pobrecitos…) y la saben cortar muy bien, como que es de ahí (y seguramente de los vascos también) que los argentinos aprendimos la tradición.
Una tierra mágica de meigas (brujas) y queimadas (toda una liturgia celta que se la toma muy en serio). La última vez que hablé con mi amigo ahora gallego me describió los aromas que ese día de San Xoán despedían las fogatas encendidas, quemando las hierbas que previamente fueron recogidas en un valle cercano por las gentes del pueblo. Hay una común-unidad social allí, de la que no deberíamos asustarnos los liberales, un invisible ‘glue’ que establece lazos sociales profundos. ¿Alguien recuerda aquí las “fogaratas” de san Pedro y san Juan? Pues que se han perdido.
En fin, podría escribir largo sobre Galicia, de la cual la mayoría de los argentinos ignoran los vínculos históricos que nos unen. Cuando viajan a España van directo a Madrid-Barcelona y de ahí a recorrer la España mora del sur, perdiéndose la experiencia de conocer buena parte de nuestras mejores raíces.
Y lo de que “las nativas definitivamente NO son hostiles con los argentinos”, ¡pregúntele a mi amigo! Se casó con una de ellas…
Muy lindo el delato de Gus.
Soy hijo de Gallegos, de Ribeira, Corua, pero he ido por esas tierras muchos menos de lo que se merece.
El caracter gallego es un poco como cuenta Gus y me siento bastante identificado por esa descripción.
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