Hoy a
la tarde estuve conversando con un empresario local, dueño de una pyme, que sin
quererlo hizo una reflexión acertada sobre los tiempos que corren. Me decía que –igual que en el dibujo de Sine Metu- el
país es un barco haciendo agua. Pero mientras la tripulación se hace la otaria,
como si la sentina no estuviera llena de
agua, muchísimos de los pasajeros prefieren no escuchar ni las alarmas ni a los
que conscientes de la realidad llaman a tomar medidas de emergencia.
El
porqué, decía, es porque muchísimos están entongados con el sistema que causa
el naufragio: los empleados públicos porque cobran sin que nadie los controle
en serio y pueden dedicarse exclusivamente a calentar sillas con el traste
durante décadas; a los que viven del
estado como proveedores, porque también le facturan lo que sea sin auditorías
ni controles; a los que producen en la industria (como él mismo) porque pueden
tener empresitas chotas con 10 o 15 empleados y vender productos de cuarta a
precios de primeras marcas internacionales, casi a salvo de que competencia extranjera; a los comerciantes en general, porque entre el negreo y los márgenes delirantes a pesar de vender poco sacan lo suficiente.
Y ahí está la clave: lo suficiente. Porque seguía con la misma lógica, el campo se banca lo que venga mientras haya precios internacionales altos porque a pesar de las retenciones e impuestos, saca lo suficiente. Suficiente para cambiar la chata, para comprar departamentos en Rosario o Córdoba o Capital, para el Audi de la nena, y para mantener a la otra. Suficiente. Suficiente para el laburante promedio que no se implica en mejorar su vida, y espera que el fin de mes tenga en su cuenta lo suficiente, un suficiente que cambia a medida que se mueve la escala social, pero que es eso. Lo necesario, lo que alcance. Y punto.
Y me decía -sabiéndose parte del sistema- que con lo suficiente nadie quiere sacar los pies del plato. Ni el director de empresa que se banca a Moreno porque él mismo gana lo suficiente, y porque su empresa mantiene el márgen suficiente garantido por el arreglo con los funcionarios, suficiente para el que no cambia su voto porque no quiere arriesgarse a que le recorten, a que le muevan la escala, le cambien un ápice las reglas del juego sea un camionero, un supermercadista o un vendedor de rulemanes.
Después de la charla me acordaba de aquel libro de Escudé donde decía que la Argentina creó un sistema donde la delincuencia estatal (la Megadelincuencia la llamó) busca cómplices en la gente. Cómplices a través de la pesificación, la licuación de deudas, las cuotas eternas con intereses ínfimos, etc. Y pensaba que la perversidad es tal que a esta altura la complicidad ya venció a toda voluntad de cambio, nadie quiere cambiar nada, todos quieren la fácil, la cómoda, el molde y que "los de arriba" hagan lo que sea para que aún en la mugre, todo siga igual.
Y ahí está la clave: lo suficiente. Porque seguía con la misma lógica, el campo se banca lo que venga mientras haya precios internacionales altos porque a pesar de las retenciones e impuestos, saca lo suficiente. Suficiente para cambiar la chata, para comprar departamentos en Rosario o Córdoba o Capital, para el Audi de la nena, y para mantener a la otra. Suficiente. Suficiente para el laburante promedio que no se implica en mejorar su vida, y espera que el fin de mes tenga en su cuenta lo suficiente, un suficiente que cambia a medida que se mueve la escala social, pero que es eso. Lo necesario, lo que alcance. Y punto.
Y me decía -sabiéndose parte del sistema- que con lo suficiente nadie quiere sacar los pies del plato. Ni el director de empresa que se banca a Moreno porque él mismo gana lo suficiente, y porque su empresa mantiene el márgen suficiente garantido por el arreglo con los funcionarios, suficiente para el que no cambia su voto porque no quiere arriesgarse a que le recorten, a que le muevan la escala, le cambien un ápice las reglas del juego sea un camionero, un supermercadista o un vendedor de rulemanes.
Después de la charla me acordaba de aquel libro de Escudé donde decía que la Argentina creó un sistema donde la delincuencia estatal (la Megadelincuencia la llamó) busca cómplices en la gente. Cómplices a través de la pesificación, la licuación de deudas, las cuotas eternas con intereses ínfimos, etc. Y pensaba que la perversidad es tal que a esta altura la complicidad ya venció a toda voluntad de cambio, nadie quiere cambiar nada, todos quieren la fácil, la cómoda, el molde y que "los de arriba" hagan lo que sea para que aún en la mugre, todo siga igual.
24 comentarios:
El final de 1984, de George Orwell
"Dos lágrimas, perfumadas de ginebra, le resbalaron por las mejillas. Pero ya todo estaba arreglado, todo alcanzaba la perfección, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo definitivamente. Amaba al Gran Hermano."
Sip. También pensé en esa escena.
Creo que hay un pequeño lote de gente inconformista. De derecha, de centro, y de izquierda.
Pero hay a esta altura un rebaño enorme (derecha, de centro, y de izquierda) que ama al Gran Hermano, y aunque NO cree, quiere creer para poder sobrevivir con su propia indolencia.
Qué decir, Don BlogBis? Sublime. Para imprimir y repartir por las calles.
Tan sencillo, claro y contundente.
Brillante, amigo.
Así es el populismo. Así nos va a ir.
Gracias Carancho.
Gringo, en nuestro caso creo que va justo ajustar su comentario a "así es el peronismo". Nos hemos convertido en un país donde todos están conformes con su inconformidad y es raro, rarísimo, el que hace algo para cambiar su situación personal.
Sine, leí 1984, por primera vez, en mi adolescencia,tendría 15 o 16 años, y esa frase final me dejó de cama. "Lasciate ogni speranza". Más o menos así me estoy sintiendo ahora, cuando veo a una oposición tilinga que aprueba todas las salvajadas del nacionalsocialismo criollo.
Simple el relato y triste la realidad.
Realmente para repartir. ¡Qué triste,qué triste!
Gracias por tomarse su tiempo para redactarlo.
Este post es de lo mejor.
Felicitaciones.
Por este tipo de cosas los blogs son mejores que tanto diario berreta y cómplice en lo intelectual.
Quiero marcar una cosa: En el post se señala que mucha gente tiene miedo de perder su posición ante cambios en el esquema fascista.
OK. Pero yo creo que practicamente todos los que no viven del subsidio puramente estatal se verían beneficiados muchísimo.
Mientras que los empleados de gobierno, si cumplen un rol útil hoy en día, no deberían preocuparse, solo que en vez de obtener su sueldo robando a la gente, lo cobrarán voluntariamente.
Un país de miserables, por miserables para miserables.
Excelente, Rubén. A nadie se le ocurre pensar siquiera algo diferente y me da tirria la tibieza de nuestra "oposición"; parecieran tener agua en las venas, incluído Don Herpes.
Nicolás, tu pesimismo nihilista a veces te lleva a tirar joyitas: "Un país de miserables, por miserables para miserables". Podría ir en ese escudo que alguien dibujó en el Opi para la Argentina peroncha en vez del "Yo no, pero vos tampoco". Muy bueno.
Parece que el autor fue el Mayor, inspirado por Jorge Sábato. Vayan mis felicitaciones entonces a los artífices de tan excelsa creación; cada vez que me encuentro con una "Peronchada" en mi vida diaria me acuerdo de ese escudo y dejo de preguntarme como llegamos acá.
Muy buen post realmente, BB. ´
Amigo Wilson: Jorge Sábato (el físico hermano de Ernesto)proponía un escudo argentino mitad blanco (arriba) y mitad celeste, y que tenía las manos haciendo el gesto de "fifar" en el campo blanco y el perro del hortelano en el campo celeste. La leyenda "Yo no, pero vos tampoco" iba como en el escudo del amigo Mayor.
El problema es que lo propuso cuando yo era un adolescente allá por los años '60...
Excelente post, BlogBis.
Creo que históricamente el peor de los estragos que dejó como herencia el peronismo es haber prostituido a la población mediante la dádiva cómplice en todos los órdenes y en todos los estratos sociales. “La corrupción, que quizás empieza con un pequeño sobre, al fin se convierte en un sistema de vida” acaba de decir el papa Francisco. Peor que con un pequeño sobre, creo yo, la corrupción en una sociedad empieza y se hace sistémica cuando alguien se arroga el derecho a diseñar e impartir “justicia social” desde el gobierno.
Es común leer en las noticias policiales acerca de mujeres que “fueron obligadas a prostituirse”. Aunque no conozco en absoluto ese submundo, la realidad humana no me parece que tenga esa lógica fatalista y nunca me cierra del todo. Estoy seguro que si una persona lleva dentro de sí una dignidad esencial, de todo se sale y se vuelve. A riesgo de hacer una reducción antropomórfica de algo que es social, diré que la Argentina lleva más de 70 años ininterrumpidos en la prostitución. A estas alturas no cabe otra cosa que pensar que le gusta, que es su elección de vida. No es un pueblo triste sino arrogante y aquí nadie nunca se arrepiente de nada. Fiesta fiesta fiesta impenitente hasta el golpe violatorio o la venérea. Que siempre sucede por culpa de otro, por supuesto.
Estimado Blog, después de leerlo, simplemente dan ganas de abrazarlo.
Ahora, no queda esperanza? No podemos como sociedad algún día cambiar? Son objetivamente peores las condiciones actuales, o las de aquí a diez años, que las que se enfrentaron Roca, Mitre, Avellaneda o ni hablar Pellegrini? Perdón por ser optimista compulsivo, pero no me resigno a estar de rodillas. Aunque lo digo desde la comodidad del exilio...
El efímero paso de Lopez Murphy por el Ministerio de Economía marcó un antes y después en este panorama. Luego de que los privilegiados salieron a la calle aquella vez en contra de un tímido intento de austeridad presupuestaria nadie se anima a tocar nada a la baja. Total, con la máquina de imprimir billetes se arregla todo.
Excelente post.
Hay un detalle que falta, creo, en el post y en los comentarios de Paco 12:24 a.m y de Gus VF 2:42 am. Estimo que, aproximadamente, el 30% de los habitantes del país, no sirven para nada. Creo que el grueso de la gente que trabaja en el estado termina ahí porque en el sector privado no podrían ni servir café. Las mujeres, como solución, pueden prostituirse, y tal vez eso explica el aparente aumento de la oferta de los últimos años. Como no debe haber tanta demanda de prostitución masculina, muchos de los tipos inservibles terminan manejando remises.
Al Anónimo de las 10:04 a.m.:
Prefiero mil veces un remisero que un político peronista, "emprebendario", intelectuales-educadores acomodaticios, sindicalistas que no mueven el culo del sillón y otras castas de parásitos que es mejor verlos muertos que vivos.
El post es buenísimo, pero yo no metería a todos los ciudadanos en la misma bolsa y tampoco a la oposición.
Concuerdo que lamentablemente éste es un país peronista con la desgracia que eso conlleva.
Excelente post. Lo recomiendo en Twitter y Facebook.
cómo sacás a toda una sociedad metida en esto...me resulta dificil ver soluciones.
A Anónimo 11:41 a.m.
Espero que no te hayas ofendido, y espero no ofenderte ahora, pero estás leyendo mal. No es contra los remiseros, es contra la sociedad. Trataré de explayarme y aclararlo. Veo que hay un grupo de "suficientes" que, si le sacás ese "suficiente" de la comodidad del empleo en el estado, no sirven para nada. Veo los actos con militantes rentados, tipos que no pueden producir nada, y pienso: ¿qué hacemos con este 30%-40% de la sociedad? No se puede tener un país con 30% de remiseros, por más buenos u honestos que sean, por más preferibles que sean a los políticos deshonestos. Eso, me parece, es un conflicto gigantesco en puerta.
Anónimo Fede, 10:04 a.m.
Qué Escudé ?. El que después fue kirchnerista ?. Ejemplo viviente de su tesis.
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