16 de agosto de 2014

Seguridad

Uno de cada cuatro hogares alberga al menos a una persona víctima de un hecho de delincuencia.

¿Cuál es la proporción de hogares que albergan al menos a un delincuente?

¿Cuál es el número a partir del cual el problema se convierte en un camino sin retorno?

¿Cuánto nos falta para alcanzarlo?

¿O acaso ya lo superamos?

Estamos siendo gobernados por personas cuyos modelos de conducta (cuando no ellos mismos) mataban y secuestraban para hacer política.

La carta de entrada al "grupo" era asesinar a un policía al azar para quitarle el arma.

La vuelta a la democracia trajo consigo el desprecio y consiguiente desprestigio por las fuerzas de seguridad.

Raramente un policía de los que vemos por la calle pueda ser considerado un faro de moral para la sociedad.

Un buen número de estos policías, vestido de civil, podría ser confundido con un raterito.

¿Han solución?

¿Cuánto podría llegar a durar el proceso, que sin duda no será instantáneo?

¿La solución es la militarización al estilo gendarmería?

¿Incluye el cambio de referentes políticos?

¿Qué es lo que la gente está dispuesta a aceptar para cambiar el orden de las cosas?








Visto en Samizdata

So, when the police are dressed like combat troops, it’s not a fashion faux pas, it’s a fundamental misunderstanding of who they are. Forget the armored vehicles with the gun turrets, forget the faceless, helmeted, anonymous Robocops, and just listen to how these “policemen” talk. Look at the video as they’re arresting the New York Times and Huffington Post reporters. Watch the St Louis County deputy ordering everyone to leave, and then adding: “This is not up for discussion.”

Really? You’re a constable. You may be carrying on like the military commander of an occupying army faced with a rabble of revolting natives, but in the end you’re a constable. And the fact that you and your colleagues in that McDonald’s are comfortable speaking to your fellow citizens like this is part of the problem. The most important of the “nine principles of good policing” (formulated by the first two commissioners of the Metropolitan Police in 1829 and thereafter issued to every officer joining the force) is a very simple one: The police are the public and the public are the police. Not in Ferguson. Long before the teargassing begins and the bullets start flying, the way these guys talk is the first indication of how the remorseless militarization has corroded the soul of American policing.

Which brings us back to the death of Michael Brown. Let’s assume for the sake of argument that everything the police say about this incident is correct. In that case, whether or not the fatal shooting of Mr Brown is a crime, it’s certainly a mistake. When an unarmed shoplifter in T-shirt and shorts with a five-buck cigar box in one hand has to be shot dead, you’re doing it wrong.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un problema de inversión de valores, que ya ha ganado la cabeza de la mayoría de las personas y, por tanto, se ha convertido en el paradigma.
Quien pretenda orden será tratado de "facho", quien sugiera penas mayores será tildado de "represor" y así por el estilo.
Un desastre.

Lucas.

Anónimo dijo...

Y como siempre, me olvidé de algo: fíjense hasta que punto funciona la inversión de valores, que son muchos los pibes de clase media, con educación formal y platita en el bolsillo, que hacen lo imposible por parecer rateritos a toda costa (bajando todos los escalones que sea necesario para lograrlo).

Lucas.

carancho dijo...

Medidas que se pueden tomas:
a-erradicación de las villas, hoy nidos de delincuentes.
b-justicia en serio: los delincuentes en cana. No más detenidos con 15 entradas a la comisaría y que todavía andan sueltos.
c-policía capacitada.
d-construcción de cárceles.
El problema es... ¿qué político hoy postula algo referente a la seguridad y que sea serio, no las payasadas espasmódicas de, por ejemplo, Scioli?

carancho dijo...

Ah, disculpen, se me pasó la autodefensa.
Que la gente se pueda armar por derecha, sin los requisitos ridículos del Renar.
A ver si los chorros van a andar tan tranquilos, sabiendo que los pueden recibir con una lluvia de balas.