3 de febrero de 2015

Después del show de Coquito rompiendo diarios, y del informe de la fiscal Fein diciendo que en el departamento de Nisman no se levantó ningún borrador, hoy la misma fiscal tuvo que hacer piruetas para explicar que ayer no quiso decir lo que dijo, y que en realidad, si había borradores que pedían la detención de la Vaca Estúpida. 
Si esto es lo que arma la "nueva" inteligencia, deberían ir a pedirle perdón a Stiusso y recontratarlo.



3 comentarios:

carancho dijo...

Che, no hay ninguna alma bondadosa que les diga a estos tipos que están haciendo el ridículo una y otra vez..?

Anónimo dijo...

Creo que es una muestra más de que el estado manejado por la política post-proceso, ha fallado. Esto no es una defensa de los milicos. Es prueba que esta sociedad indolente y disoluta no está preparada para hacerse cargo de un país y lo pone en manos de una banda de forajidos a los que aplaude, celebra y vota. Esta indolencia se paga y los argentinos la están pagando y aún no se dan cuenta. ¿El precio?: la pobreza, la miseria, los políticos millonarios, los muertos de Cromañón; los muertos de Once; los muertos en las inundaciones de La Plata; los desnutridos del Chaco; los patéticos recitales y carteles de Scioli en la costa; los hospitales destruidos; los maestros en barricadas; el asesinato de Nisman; etc.; etc. Vamos, no nos engañemos; el pueblo argentino "ama" este populismo que nos regaló perón, por eso no estalla - JUAN

Gus VF dijo...

La inmensa mayoría de la población es estructuralmente peronista, aún los que niegan serlo, porque es algo que trasciende toda ideología. La cosmovisión, el hacer, los gustos, las aspiraciones personales, los modos de relacionarse con el otro, tienen por lo general un sello costumbrista o de identidad profundamente arraigados en el “know how” peronista. En los hábitos sociales argentinos (que a veces parecen cuestiones mínimas o inocentes), en muchas de sus tradiciones y creencias, en imaginar que en todos los lugares del mundo “es igual o peor”, ahí está el huevo de la serpiente.

Personalmente, aprendí a desconfiar y mucho de los que se identifican demasiado orgullosamente con el “ser argentino”, el “soy de acá” con banderita y sacando pecho. Les adivino una relación 1/1 a que son los típicos comemierda votadores, avaladores y posteriores denostadores de todos los nefastos gobiernos que supimos tener, incluidos los militares. Dados los resultados, la evidente decadencia histórica, no se debería manifestar “soy argentino” sin hacer al mismo tiempo una profunda autocrítica, hecha incluso con vergüenza, propia y ajena.

Sé que este tipo de comentario los venimos haciendo en este blog y aledaños desde hace rato, pero como bien dijo el otro día Kovadloff, casi llorando: “Hay que insistir, insistir, insistir… para que la palabras no sean convertidas en basura”.

Soy de los que piensan que sin palabras no seríamos seres humanos. Hay que insistir con ellas, con lo que contienen de esclarecedor, de educativo y sanador en todos los espacios posibles, quizás como un último recurso antes que terminemos nosotros mismos en una bolsa de residuos.