1 de febrero de 2015

Lectura recomendada



Es notable que en el país, en general, los pocos que tienen alguna idea sobre el origen y formación del mismo conocen sólo el cuentito edulcorado que se inventó a mitad del siglo XIX y que se institucionalizó como Relato Oficial con la escuela, y con el grueso de la historia escrita desde entonces. En este contexto, no hay vinculación con lo que pasa en el resto de América, ni mucho menos lazos con el caos que se había armado en España. la Revolución de Mayo viene a ser una gesta gloriosa llevada a cabo por un puñado de iluminados, que se plantan ante el poder virreinal, etc, etc.

En mi caso particular, la primera vez que escuché el resto de la historia -que la Revolución de Mayo venía enganchada a los sucesos peninsulares, a las sucesivas juntas, al conflicto generado por la invasión francesa- fue de boca de Enrique de Gandía, un señor historiador con todas las letras, pero que no tuvo ni difusión ni trascendencia.

En estos últimos años se ha dado simultáneamente un fomento oficial del cuentito escolar (que sirve al relato oficial para sostener el culto a los Iluminados Revolucionarios) y el auge de una nueva historiografía que supera las rémoras de aquella historia de manual de primaria, a la que lamentablemente adscribieron muchos de los oportunistas que publicaron algo para el bicentenario. 

De los textos superadores, para el que quiera un buen relato de los sucesos que llevaron al alzamiento de mayo, vale la pena leer Historia Argentina (1806-1852) de la rosarina Marcela Ternavasio. Y para el que quiera profundizarlo, de la misma autora el excelente Gobernar la Revolución. 

Desde mi modesto punto de vista si es que algo se ha dejado de lado en estos textos es la relación pendular con Inglaterra. Que de enemiga en 1806/7 pasa a ser aliada en 1808 cuando en la península pone el lomo para ayudar a echar a los franceses.

Como alguna vez he comentado, es indispensable para entender la historia de los sucesos locales-al menos hasta 1816- entenderlos en un todo asociados a lo que pasaba en España y Europa. Y desde Mitre, y Vicente Fidel López para acá, incluyendo a los revisionistas del siglo XX y sus infames sucesores, la posición es entender a la Argentina como una isla, un fenómeno único, un caso especial. Y no somos nada de eso. 



2 comentarios:

Sine Metu dijo...

geopolítica y libro rojo para todos y todas.

Gus VF dijo...

Interesante dato, BB. Según escuché decir alguna vez, en las escuelas de EE.UU se enseña la propia historia desde un punto de vista americano y luego se la vuelve a analizar desde el punto vista europeo, o inglés más precisamente.

Con mis conocimientos de historia no doy nivel ni de aficionado, pero a Enrique de Gandía lo recuerdo como un furibundo antirosista por una nota que apareció en un libro sobre Rosas muy promocionado a principios de los ’70, que era una recopilación que hizo Félix Luna de varios autores, “Con Rosas o contra Rosas”, los +50 lo recordarán. (A mí ese libro siempre me dio náuseas, porque es como si se hubiera hecho un libro “Con Hitler o contra Hitler”, pero bueno, en un país que genera psicóticos revisionistas se está obligado a tener que mantener este tipo de elementales discusiones).

Después de las invasiones vinieron las inversiones. Enhorabuena.