15 de febrero de 2015

Murga uruguaya con una CFK trucha que cada tanto finge estar esposada


@dominiquemetz


6 comentarios:

carancho dijo...

Seguro ahora la falsa abogada egipcia suma a esta murga a la conspiración internacional para derrocarla...

Anónimo dijo...

Tal cual.

BlogBis dijo...

Como le decía el otro día a Louis, es el Efecto Idi Amin (TM).

Anónimo dijo...

"Los medios concentrados han enviado a uno de sus lugartenientes en una clara maniobra desestabilizadora para tapar el éxito del carnaval en la base Marambio" Coki, el lunes 16/2. Es muy capaz de eso y muchas imbecilidades más.

Andy dijo...

Chau, cortamos las relaciones con Uruguay, quilombo con Mujica, pedidos para que censuren a la comparsa... otro bardo mas.

Unknown dijo...

Este año visité y conocí el Uruguay por primera vez. Mucho me habían comentado de este país; algo de leyenda y otro tanto de realidad, pero en donde siempre me hacían notar que este país hermano era tan parecido y a la vez tan diferente a nosotros, con ese dejo de soberbia en donde el universo no puede moverse si no tiene una palanca argentina.
El viaje fue para descansar, pero también para explorar una posibilidad laboral. Eso me llevó a indagar y explorar al país y su gente de manera particular, aún cuando no recorrí la totalidad del territorio; en esencia, basta con visitar algunas ciudades y conversar con la gente, para darse cuenta que es mejor que el Uruguay sea lo que es, y los uruguayos se sientan como tales.
En primer lugar, algunos charrúas son eternamente agradecidos con el finado Néstor. Gracias a ‘Él’, Uruguay fue captando lo que nuestro país fue perdiendo durante la década ganada; la actividad agropecuaria creció exponencialmente, cuando una legión de argentos dedicados al rubro asentaron su capital en este país. Mejoraron desde los alambrados hasta la genética.
Aún cuando otros compatriotas no tuvieron tanta fortuna con las inversiones promovidas por el espanto kirchnerista, el respeto por la propiedad privada y el amparo por los negocios sigue vigente. Ellos son categóricos: “si vienen, y quieren trabajar y ganar plata, bienvenidos”.
Hay muchos otros aspectos en donde se nota la diferencia y se agudiza la identidad oriental; casi todas en una franca compulsa entre el país montaraz, contra las lógicas del desarrollo, que impone dinámicas a mi juicio provechosas para un Uruguay que intenta formar una identidad más allá de la concepción rural/marítima de su paisaje.
En mi estadía, no caí en la tilinguería de averiguar “¿Cómo nos ven?”; simplemente con que nos paremos frente a una vidriera o una góndola, ya nos aciertan la procedencia. Somos albaneses en un mercado de Trieste; o cubanos en un mall de Miami; nos asombramos de la cantidad y variedad de cosas que en nuestro país ya no se consiguen. Tampones, aceite de oliva, insumos informáticos o cualquier producto que se extraña por estos pagos se consiguen con facilidad, obviando el precio, claro, como si éste fuera impedimento para volver al infierno criollo con un generoso bagayo de necesidades básicas.
La muerte de Nisman fue otro punto de inflexión. No pueden creer tanta impunidad ni deterioro institucional; más allá de que en la vecina orilla también emergen diariamente roces y escandaletes de novela, aunque la sutil diferencia es que no se han cargado a un muerto. Aparte, las graciosas apariciones diarias de la VE, que en esos pagos son relleno de noticiero, estimulan su sentido de pertenencia.
Pero vamos, acá lo que importa es que no somos parecidos ni diferentes. Tal vez estamos todos embarcados en la misma; a los uruguayos no les preocupa tanto nuestra suerte, como el hecho que ya notan una ‘argentinización’ de su propia realidad.
Tarde, se han dado cuenta que el ‘Pepe’, detrás de esa imagen de viejito bondadoso y boncachón, ha jugado las mismas cartas del populismo. Esquema que en muchos casos los ha conducido lentamente a una precarización que emerge en una variedad inquietante de síntomas; o bien no los ha despegado mucho de sus problemas.
Violencia y marginalidad; sublevación sindical y desempleo; algunos escarceos con los demás poderes públicos, más el reciente fiasco de receptar prisioneros de Guantánamo, entre otras novedades, hacen que casi todos los uruguayos aguarden la llegada de Vázquez. Confían en una administración más racional y menos intuitiva, sin la verborragia y pragmatismo de Mujica; al que todos desean que éste último se suba de una buena vez al Fusca, y no pare hasta la chacrita.
Por eso, estimados, si los uruguayos se mofan de la VE…a no ruborizarse. Son ellos los que se han dado cuenta, antes que muchos de nuestros compatriotas, que la que se crió en la Patagonia y por eso se banca lo que venga, no es más que un muñeco de carroza. Terminado el carnaval, se quema.