19 de marzo de 2015

Salvajes en la puerta

El domingo (aunque me enteré hoy) murió un operario de una empresa a la que asesoro. 
Lo atacaron en la zona oeste de la ciudad, para robarle la moto. Iba con un amigo, y a los dos les llovieron piedras. Cuando se cayó al piso, y con la moto ya en poder de los delincuentes, le reventaron el cráneo con un adoquín. Llegó muerto al HECA. 

Al rato de enterarme, veo en el diario que  en un episodio análogo, a otro pobre tipo le destruyeron la cara a palazos también para robarle una moto. 

La pregunta es cómo se vuelve de esto. Porque aplastar cabezas o apalear son modi operandorum que remiten a lo más salvaje y primitivo que hacen parecer a las decapitaciones de ISIS como obras sofisticadas del arte de la ejecución. Pero mientras la sociedad se horroriza por éstas nadie parece darse cuenta que acá, a treinta o cuarenta cuadras ocurren episodios que sólo se me ocurren análogos a los que los hutus sometieron a los tutsis. 


9 comentarios:

Walter dijo...

El año pasado se armó una gran discusión por el tema de los linchamientos, aunque mucho más centrado en si está bien o mal linchar a un delincuente que en las causas por las cuales se llega a eso. Creo que cada vez más se siente que frente a esta clase de delincuencia no hay otra salida que empezar a devolver el golpe, pero al estilo Nicky Santoro.

carancho dijo...

No estoy segura de que haya vuelta atrás, Don BB.
Este tipo de cosas me saca lo peor que tengo. Pienso en escuadrones de la muerte o justicieros. Algo así.
Y si alguien piensa que me estoy extralimitando, que le pida la opinión a la familia de las víctimas.

Sine Metu dijo...

El lunes estuve en una zona de Rosario a la que jamás espero volver, y el guía (llamémoslo así) me contó el hecho que describiste, y tres o cuatro más casos parecidos. Incluído el de una chica a la que dejaron agonizante tras robarle la moto, y a la que se acercaron un grupo de jóvenes que en lugar de socorrerla la revisaron y le robaron los pocos billetes que tenía, dejándola agonizar hasta que murió.

Gus VF dijo...

Se podría decir, parafraseando a Einstein, (“no sé cómo será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas”) que desde que Perón dividió al país sumiéndolo en batallas saldadas cada vez más primitivamente –primero las propias FF.AA, luego con las patéticas guerrillas- que la próxima será a los adoquinazos. Delicias de nunca poner freno a 70 años ininterrumpidos de decadencia moral y social.

Una amiga mía tenía una “amiga” en Facebook ultra-K que no hacía más que postear noticias de la vie en rose en su imaginario paisito de KKlandia. Mi amiga, podrida de tanta mentira, un día lanzó la siguiente sencilla pregunta al resto de sus amigos: ¿Qué hechos delictivos sufrieron ustedes o sus parientes, amigos o vecinos en estos últimos años? Las respuestas fueron absolutamente impresionantes, relatos personales de primera mano, crudos, sin falsas encuestas ni “tratamientos” mediáticos, que a poco de leerlos invitaban al vómito, les aseguro. Hagan la prueba los que tienen FB o si quieren hacerlo aquí mismo (prefiero abstenerme).

¿Pueden creer que la “amiga K” respondió que a ella ni a nadie cercano o lejano suyo le había pasado jamás ningún delito?

¿Qué se puede hacer cuando parte de una sociedad está rematadamente psicótica?

Anónimo dijo...

rosario es la del ferné?

Jorge dijo...

Perdón por el perfil jocoso de mi comentario frente al tema del post. Pero no deja de sorprenderme el dominio literario de Rubén. Yo - ignorante - habría pluralizado con "modus operandis".

Anónimo dijo...

Se necesita hacer lo que la Compañia de Jesus hizo en estas tierras hace 500 años. Lástima que esa compañía no existe más tal cómo era. Eso va a dar lugar a que el laburo lo hagan los chinos dentro de algunas decadas.

Blas

Sine Metu dijo...

la del ferné es Córdoba

Alecleamas dijo...

Retrocedimos a la Edad de Piedra. Va a ser largo y costoso reconstruir la sociedad.

http://www.lacapital.com.ar/policiales/Golpean-brutalmente-y-le-prenden-fuego-a-un-indigente-que-dormia-en-la-calle--20150320-0050.html