9 de abril de 2015

11 años atrás



Somos prontos para la intolerancia. (...) El miedo ciego es reivindicador y lleva a menudo a despreciar lo distinto, a no ver lo complementario; a ridiculizar y censurar al que piensa diferente, lo cual es una nueva forma de presionar y lograr poder. No reconocer las virtudes y grandezas de los otros, por ejemplo, reduciéndolos a lo vulgar, es una estrategia común de la mediocridad cultural de nuestros tiempos. (...) La propuesta es liberarnos de nuestra mediocridad, esa mediocridad que es el mejor narcótico para esclavizar a los pueblos. (...) Una confusa cultura mediática mediocrizada nos mantiene en la perplejidad del caos y de la anomia, de la permanente confrontación interna y de “internas”, distraídos por la noticia espectacular para no ver nuestra incapacidad frente a los problemas cotidianos. (...) Este pueblo no cree en las estratagemas mentirosas y mediocres. Tiene esperanzas pero no se deja ilusionar con soluciones mágicas nacidas en oscuras componendas y presiones del poder.
Cardenal Bergoglio
Tedeum - 25/5/2004






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