20 de abril de 2015

Bala




5 comentarios:

carancho dijo...

Oh, qué sorprendente...

Anónimo dijo...

"Yo estoy completamente de acuerdo en que la exclusión de masas ha sido el principal problema de por qué hemos tenido tanta violencia y tantas repúblicas fracasadas. Yo vengo de un país que tiene un 40 por ciento de población indígena. Ellos tenían prohibido acumular propiedad privada entrado el siglo XX, no podían votar. Entonces vos no podés implementar valores democráticos y republicanos si a una parte de la población la tratas como si no existiera."

La Nacion. Gloria Alvarez, politóloga guatemalteca. 2015, contemporanea

Olegario dijo...

Qué rollo importante tiene históricamente el peronismo con el tema de los trenes, no?

Anónimo dijo...

Los plumíferos que adornan la estampilla tienen un exasperante parecido a las aves de la simbología del Reich o me parece a mí?

Gus VF dijo...

Así es Olegario, seguramente ya se ha dicho por acá, el tren es la gran oportunidad que los gobiernos tienen para meter manos en el tema de la movilidad de la gente, masificándola. Creo que la idea y la imagen misma del tren como transporte es una alegoría muy afín al colectivismo, esto de ir todos juntos unánimemente arrastrados por una poderosa locomotora, sin posibilidad de desvíos y para llegar todos a un mismo destino sin reparar en costos, algo tan de ingeniería social. De ahí los ríos de baba que se les cae a los sociatas totalitarios cuando los ven. Todo lo contrario al automóvil, libre e individualista, que sólo depende de la voluntad y de la responsabilidad de su propio conductor y dueño.

No estoy denostando al tren en sí mismo, que sigue siendo muy utilizado en los países más avanzados, pero sospecho que por costos todavía el mejor destino para estas bestias mecánicas debe ser el transporte de mercancías, sobre todo en un país extenso como es geográficamente la Argentina. De chico vi pasar interminables trenes cargados con cualquier cosa, incluso llevando vagones-jaula con rebaños de vacas y ovejas. Pero… a los políticos siempre les resultaron más redituables los rebaños humanos.