6 de octubre de 2017

Los conversos nos niegan el derecho a la rebelión







   En el blog argentino Blogbis donde también publico, me preguntaron que cuál era mi opinión del otro converso, ex mirista y ex parlamentario sueco, Mauricio Rojas. Dije que él a le gustaba victimizarse, olvidándose de los crímenes del Mir, del Frente Lautaro y del FPMR. Los victimarios se convierten en víctimas. Su última columna me lo confirmo su última columna Chile: los revolucionarios y el 11 de septiembre : “Nuestra responsabilidad no fue pequeña por lo que ocurrió en Chile y de ella no nos exime el que después hayamos sido víctimas de las tropelías de la dictadura”. La Izquierda comete errores y no horrores, según ellos. Así repite que el Gobierno Militar cometió horrores y no el millón de muertos que costaría la revolución comunista de Allende: “En parte sepultada por el horror de los crímenes de la dictadura, pero también por la manipulación de quienes se benefician de ese silencio”. No habla nada los crímenes del Mir y del FPMR. Su generación introdujo el odio y el concepto de enemigo: “Es hora de entender cómo un día llegamos a odiarnos”. La gente de derecha no es que la odia, ni siquiera los presos políticos de Punta Peuco. Todavía no se entera que los únicos que siguen odiando están en la Izquierda con la expresión ‘Ni perdón ni olvido’. Ni siquiera los opositores a Allende los odiaban sólo que no quería vivir bajo una dictadura comunista o ni caer en una guerra civil. Mauricio Rojas quería ambas cosas. Por eso, estaba en el Mir.

   Ya comente en post pasado las palabras del escritor Roberto Ampuero que son infantiles e injustas: “Para Chile no quería ni la dictadura de Pinochet ni la de estilo Fidel Castro”. Él mismo se contradice en otra oportunidad cuando afirma: “entre 1970 y 1973 desfilé por las calles convencido de que la democracia de Chile había que arrojarla por la borda…y vociferando… ‘los momios al paredón, las momias al colchón’”.

   Para Mauricio Rojas, no hay derecho a la rebelión: “Sólo faltaban los tanques en la calle, hasta que un día allí los tuvimos”. Un punto del Acuerdo de la Cámara dice: “Que en la quiebra del Estado de Derecho tiene especial gravedad la formación y desarrollo, bajo el amparo del Gobierno, de grupos armados que, además de atentar contra la seguridad de las personas y sus derechos y contra la paz interna de la Nación, están destinados a enfrentarse contra las Fuerzas Armadas; como también tiene especial gravedad el que se impida al Cuerpo de Carabineros ejercer sus importantísimas funciones frente a las asonadas delictuosas perpetradas por grupos violentistas afectos al Gobierno”. ¿Querían enfrentarse a las Fuerzas Armadas? El ex presidente del Senado, el demócrata cristiano, Eduardo Frei Montalva dijo al punto sin retorno a que nos condujeron los marxistas, en el Acta de Rivera: “Se resuelve a punta de pistolas”.

   Los únicos que cometen brutalidades son los militares: “Nada justifica las brutalidades cometidas por los militares, pero tampoco nada justifica nuestro aporte a la creación de un clima de odios fratricidas entre los chilenos”. Si se justifica internar diez toneladas de armas en tiempos de Allende, si y si la tortura que sufrió el director de Las Últimas Noticias de Concepción en manos del Mir en la UP, si la flagelación y la tortura en nombre del comunismo, si la cinco toneladas de armas que internó el FPMR de Carrizal Bajo, si el asesinato del intendente de Santiago el general Carol Urzúa a mediados de los setenta, quien era querido en las poblaciones pobres de Santiago, si se justifica que el fundador del Mir, Miguel Enríquez días antes morir haya asaltado un banco y ordenado a sus subordinados matar al director de la sucursal bancaria, si el secuestro del hijo de un destacado empresario en la década de los ochenta por el Frente y las bombas que puso, donde murieron tanto civiles como militares, incluyendo por bombas mujeres y niños. Lo acabo de mencionar no son brutalidades. Según Hermógenes Pérez de Arce, en los primeros tres meses de la caída de Allende murieron 301 muertos. En total murieron 423 uniformados en el tiempo en que duro el gobierno militar. ¿Quién los mato? No son brutalidades ni tropelías para usar el lenguaje de Rojas.

   Lo terrible es que haya muerto en enfrentamiento el fundador del Mir y padre del eterno candidato a la presidencia, el megalómano, Marco Enriquez-Ominani, Miguel Enríquez, o que los militares luego de tomar preso al comandante ‘Pepe’, lo hayan fusilado luego de juzgarlo por la Justicia Militar por sus crímenes. Después de todo, él quería una revolución comunista con un millón de muertos.

       Sobre el ex parlamentario chileno sueco he escritos varios post al respecto: El liberal que guarda rencor y odio de su pasado del Mir (4-07-2013) y ¿Cómo pudo ocurrir? Respuesta a Mauricio Rojas (28-07-2013) . Los artículos anteriores del doctorado en Historia tienen en común en preguntarse cómo llegamos a un punto sin retorno. Más no hay derecho a la defensa, si alguien intenta oponerse a la Izquierda.

   Los matones no se los puede poner a raya: “Es hora de entender cómo un día llegamos a odiarnos con tal frenesí que nos dimos el terrible derecho a destruirnos los unos a los otros”. ¿Qué tiene de malo pegarle a un matón?

    ¡Apocalipsis now! No sé a cuál democracia se refiere Rojas, cuando afirma: “La muerte de nuestra democracia no fue un accidente inesperado, sino producto de una larga enfermedad que se había ramificado por todo el tejido social, destruyendo la convivencia cívica y convirtiendo a Chile en un país en guerra civil mental”. Allende, el Partido Socialista y el Mir despreciaban la democracia liberal. Ahí están las Declaraciones de los socialistas en Chillán en 1967 o 1968 y del grupo guerrillero Mir. La democracia es las que describió el general Pinochet en el libro Ergo Sum Pinochet, donde Allende hacia lo quería, no respetaba la Contraloría de la Republica, el Poder Judicial a cuyos miembros los trataba de viejos tales por cuales y al parlamento. A lo anterior, más quince mil guerrilleros que llegaron a Chile amparados por el gobierno de la Unidad Popular. Según un informe de la OEA elaborado después de 1973, en Chile entraron entre 12 mil y 15 mil extranjeros clandestinamente. Las diez toneladas de armas que encontraron los militares. La guerrilla contaba un armamento superior al Ejército. El Mir uso balas Bum-Bum o Dum-Dum prohibías en los tratados internacionales. Y las armas encontradas en una de las casas de Salvador Allende, en cuales entrenaba los miristas. Se le olvida a Rojas que el Mir se quiso infiltrar en la Armada como lo muestra el libro La Infiltración en la Armada 1973 de German Bravo Valdivieso. Según el Acuerdo de la Cámara de Diputados: “Ha violado leyes expresas y ha hecho ((tabla rasa)) del principio de separación de los Poderes”. Los Comités de Vigilancias y las JAP. En el punto 5 del Acuerdo se dice: “Que es un hecho que el actual Gobierno de la República, desde sus inicios, se ha ido empeñando en conquistar el poder total, con el evidente propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico y político por parte del Estado y lograr de ese modo la instauración de un sistema totalitario, absolutamente opuesto al sistema democrática representativo que la Constitución establece;”. El Partido Socialista tenía 1500 hombres armados, según confeso el socialista Carlos Altamirano. Esa es la democracia que le gusta a Bachelet.

   Otra expresión típica de izquierda es sostener o afirmar que todos culpables. Por tanto, ninguno es culpable. Eso es poner en el mismo nivel a quienes pretendieron instalar una dictadura comunista o totalitario y quienes querían vivir bajo la democracia liberal. Es lo mismo una persona decente que un delincuente. De ahí que cite las palabras del general Prats, quien era ministro de Interior de Salvador Allende y partidario del programa de la Unidad Popular: “Sería injusto negar que la responsabilidad de algunos es mayor que la de otros, pero, unos más y otros menos, entre todos estamos empujando a la democracia chilena al matadero”.

  Cualquiera persona de nuestro de lado -sin tener un doctorado- sabe que si una persona o grupo optan ser matones van a recibir un golpe en la cara, o bien el grupo indefenso van a pedir ayuda o alguien por actuará por su cuenta y los podrá en su lugar. Eso es sentido común. Así lo vemos en la hermosa película del director japonés, Akira Kurosawa, Los siete samuráis. Mauricio Rojas aun cuando hace tiempo dejó la Izquierda sigue pensando como tal. Para toda persona que es de Izquierda, el otro lado no tiene derecho a replicar como tantas veces lo he expresado, ya sea en el pasado con la guerrilla, ya sea prohibiendo libros que refutan la “la historia oficial” o su relato en las universidades como ha señalado el historiador Gonzalo Rojas Sánchez, o documentales. En todos los ámbitos. Así es como pelea la Izquierda. Conforme al razonamiento se desprende, entonces que los únicos que podían matar es la guerrilla comunista. Los chilenos recurrieron a las Fuerzas Armadas para sacarse los matones de la UP. Los civiles no lo podían hacerlos.

   Ya que Mauricio Rojas fue un revolucionario, conviene recordar que Salvador Allende en su tesis Higiene Mental y delincuencia para optar a médico califica a la revolución como “un delito patológico” y al revolucionario es “un psicópata peligroso, tanto más cuanto los movimientos masivos y violentos que él genera provocan locuras colectivas peligrosamente contagiosas”. En vez de descargarse cada víspera del 11 de septiembre chileno con un artículo, al ex mirista le recomendaría tratarse con un psicólogo o un psiquiatra. Tiene rasgos psicópata puesto no ha manifestado empatía hacia víctimas inocentes de los crímenes de la Izquierda chilena.

    Tanto Rojas como Ampuero se definen como liberales. Con todo, a diferencia de otras personas jamás han defendido el derecho a la rebelión que los chilenos ejercieron contra el gobierno de la Unidad Popular. Además, ambos se hacen los lesos ante la injusticia que sufren los militares del campo extermino de Punta Peuco, a los cuales les niegan todos los derechos: igualdad ante Ley, Ley de Amnistía, indulto y derechos carcelarios que gozaron los terroristas bajo ex Concertación. ¿Ambos creen que los militares cometieron genocidio como sostiene la Izquierda? ¿Ambos creen que el Gobierno Miliar no tenía derecho a defenderse de los grupos terroristas? El asesinato del senador Jaime Guzmán después de los noventa no es brutal. Para ellos, el terrorismo no existió. Más bien, para Rojas solamente existió hasta el 11 de septiembre. El enfrentamiento que hubo después de esa fecha, fue debido a los fanáticos del Mir y la de la Unidad Popular que no querían rendirse. En ese periodo, según la Izquierda, se violaron más los derechos humanos. Según el Acuerdo, la UP violo una serie de derechos.

  Hay que recordar que el mirista Gregorio José Liendo Vera, alias Comandante ‘Pepe’ conocido como el comandante ‘Pepe’ dijo que tenían que “morir un millón de chilenos para que el pueblo se compenetre de la revolución y ésta se convierta en realidad”. Hace tiempo encontré un artículo sobre las palabras que dijeron diversos protagonistas de la Argentina de los setenta , y me encuentro con la sorpresa que los argentinos también tenía su versión del Comandante ‘Pepe’, a saber, Roberto “Roby” Santucho, Comandante en Jefe del ERP. Éste le dice a su hermano Asdrúbal, oficial del ERP: “Creo que para lograr la patria socialista vamos a tener que matar a no menos de un millón de personas”. En Ruanda murieron un millón de personas en 1994 a causa de una guerra civil.

   En la UP, la banda que Liendo Vera dirigía violó a la dueña del fundo Tregua en presencia de sus hijos. Rojas omite ese detalle: “cuando el MIR suspende tácticamente sus acciones militares, se habían llevado a cabo una decena de asaltos a bancos, cuatro secuestros de aviones, tres asaltos a armerías y decenas de atentados con bombas”. Omite, además, un documento secreto encontrado en La Moneda en que se mencionan unas armas dirigidas a Miguel Enríquez. El mito de la Izquierda es que MIR no dejaba gobernar al gobierno, cuando éste, en realidad los apoyaba.

   Rojas cita al final de su columna las palabras del ex presidente socialista, Ricardo Lagos. Sin embargo, mientras buscaba información sobre el Acta de Rivera, llegue al texto que publico Hermógenes Pérez de Arce, El Libro de las Verdades Olvidadas y que lo reprodujo en su blog. Allí nos enteramos que Lagos fue una unabomber. ¿Qué les parece? Con que cara el futuro embajador de Allende en la ex Unión Soviética dijo las palabras “Para nunca más vivirlo, nunca más negarlo”. En efecto, el ex parlamentario y escritor un anécdota del dirigente sindical Clotario Blest, basándose en el libro biográfico de Mónica Echeverría, Antihistoria de un Luchador: “El estallido de varias bombas durante la primavera de 1962, que costó la vida a uno de sus portadores, efectuado por el Movimiento Social Progresista, grupo adscrito al MFR, genera que el Gobierno responsabilice directamente a Blest en su calidad de Presidente del MFR”. Luego me menciona las palabras del dirigente sindical: “‘Si no fuera por la ANEF, en especial por Tucapel, mi suerte habría sido terrible. Estaba condenado irremisiblemente a diez años de prisión. A mí se me culpaba de ser autor intelectual del bombazo. ¡Qué paradoja! ¡Yo que siempre he abogado por la no violencia activa! En cambio, los verdaderos culpables, como Julio Stuardo, Ricardo Lagos y Jorge Arrate, dirigentes del grupo que había colocado la bomba, sólo eran llamados a declarar ante el juez instructor.” (p. 254). No aparece en el Informe Rettig. Por eso titula esa parte: “A todo esto, Lagos debería pedir perdón”.

   Rojas se cree la gran mentira del Informe Valech, pues es imposible que hayan entrevistado a cien testigos por día. De lo contrario, no citaría las palabras de Lagos .Y el sesgado Informe Rettig que fue pedido por los grupo armados de Izquierda como una extorsión al primer gobierno de la Concertación.

    Ya sé porque me cae mal Mauricio Rojas. Él opto por ser matón hace más de cuarenta años. Lo que menos que esperaría que alguien que se comportó así, es que luego se victimicé. Bachelet es igual. Cuando comenzó el segundo gobierno de Michelle Bachalet, en uno de ese encuentro político empresarial como Enade, en la que estuvo el Presidente de la República y Roberto Ampuero, éste avaló el cuento de que Bachelet fue una víctima de los militares una vez que el gobierno de Allende cayó. La comandante Claudia fue simpatizante del Mir y militante del grupo terrorista Frente Patriótico Manuel Rodríguez, brazo armado del Partido Comunista. De victimaria a víctima. Siempre en el papel de la víctima en su segundo gobierno.

   Hace cuatro años escribí : “A diferencia del liberal argentino Alberto Benegas Lynch , Mauricio Rojas no reconoce el derecho a la rebelión, lo que causo finalmente, la caída de la Unidad Popular, y así se evitó como dice el trasandino, la implantación de otro Gulag”. Aunque según Rojas: “cosechamos una dictadura muy distinta a aquella del proletariado con que soñábamos”. La mayoría de los chilenos estaba felices con el Gobierno Militar, salvo la Izquierda que estaba en minoría.

   Una fecha que siempre celebra la UP/DC es el 5 de octubre, donde el general Augusto Pinochet perdió el plebiscito de 1988. Con todo, hay que tener presente que la democracia que la Izquierda recuerda es la descrita más arriba, no la democracia liberal.

    José Piñera, el historiador conservador Gonzalo Rojas Sánchez, el ex demócrata cristiano, Julio Bazán Álvarez, el liberal argentino Alberto Benegas Lynch destacan el derecho a la rebelión frente al gobierno de Allende, ya sea basándose en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, ya sea el Acuerdo de la Cámara de Diputados de agosto de 1973, ya sea en el filósofo inglés John Locke. Sin embargo, los dos conversos Roberto Ampuero y Mauricio Rojas ante el intento totalitario del gobierno marxista de Salvador Allende, les niegan a los chilenos el derecho a la rebelión.

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