25 de octubre de 2017

Vergüenza Nacional, el Cobarde y el derecho a usar armas







   Cuando vi la noticia de que había colgado un lienzo gigante en la Universidad de Chile sobre el guerrillero argentino, Ernesto ‘Che’ Guevara, pensé que fueron los estudiantes de la ultra Izquierda de esa institución superior. No sabía que era por la muerte del 50 aniversario del criminal trasandino. La noticia me hizo pensar dos cosas. La primera que estamos en una Revolución Comunista. Todavía los chilenos no se percatan. Aunque la mayoría de los chilenos se ha opuesto a las reformas de la Nueva Mayoría. Segundo, me acordé que esa universidad hizo un homenaje hace tiempo a raíz de la presentación de un libro, el criminal y fundador del grupo terrorista, Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Miguel Enríquez con la presencia del rector y otras autoridades. Y por último, no hay que olvidar que en la Pontificia Universidad Católica de Santiago (PUC) se presentó a la federación de estudiantes la lista ‘Crecer’, los cuales se hacían llamar ‘Los hijos de Fidel, del Che y de Hugo Chávez’. El detalle importante es que esa lista la apoyaba el sacerdote jesuita, Felipe Berríos.

   Según un medio, quienes pusieron el lienzo eran personas ajenas a la casa de estudios: “Desde la Universidad de Chile comunicaron que su institución no tuvo relación ni autorizó la organización de esta actividad. Los representantes de la Federación de Estudiantes del plantel también se desmarcaron del hecho”.

   Dicho en otras palabras, es el ambiente revolucionario.

   Es conocida el pensamiento del guerrillero argentino sobre el odio dicho en su Mensaje a la Tricontinental, en La Habana de abril de 1967: “el odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal. Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total”.

   Volviendo al post sobre el 11 de septiembre chileno. Y así y todo, según el ex mirista, Mauricio Rojas tanto los que se oponían a Allende como los que estaban en la Unidad Popular se odiaban mutuamente. Lo que es falso. Él odiaba, pues se creía a pie juntillas las palabras de Ernesto Guevara. Era su Padre Nuestro o su mantra.

   Como he dicho varias veces para la Guerra Civil de 1891 murieron 10 mil chilenos. Más que en la Guerra del Pacífico. Sin embargo, los políticos entendieron que para conseguir la paz había que amnistiar a los dos lados. Nadie de esa época se le hubiese ocurrido escribir un artículo como nos tiene acostumbrado el investigador senior de la Fundación para el Progreso (FPP), el señor Rojas. ¡Qué van entender el par de conversos la mentalidad de los hombres del siglo XIX! Desde la Independencia cada vez que ha habido un conflicto interno, se ha resuelto con una amnistía general. Tanto que hablan de las batalla de las ideas. Las personas que trabajan para esa fundación son incapaces de ver una debilidad de la Izquierda. No me refiero achicar el Estado que también les duele. Si dejan a los militares libres de Punta Peuco y terminan las persecuciones judiciales, la Izquierda se queda sin enemigo, por así decirlo. Se les acaba el juego. Tampoco se les ocurre a la FPP darle el mismo beneficio que tuvieron los terroristas bajo los gobiernos de la ex Concertación.

   Con la nueva ley que quiere sacar Bachelet sobre la incitación al odio no van a prohibir van manifestaciones de la ideología comunista como ocurre en los países europeos y en Rusia. ¿Cómo la comunista Michelle se va apuñalar el corazón? Me asombra el hecho de que personas que no pertenecen a esa institución hayan podido tener acceso a lugares que están prohibidos para los estudiantes.

     El Mercurio de Santiago puso el siguiente titular por el lienzo: “El Che no puede quedar en la nostalgia sino como símbolo de lucha”. ¡Patético! Y pensar que el señor Edwards, dueño de ese diario en tiempos de la Unidad Popular se fue del país.

    Decir la verdad como dijo el escritor socialista inglés George Orwell se convierte en un acto revolucionario: "En una época de universal engaño, decir la verdad constituye un acto revolucionario". La diputada de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Loreto Letelier tuvo la valentía de decir que los pirómanos Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana que lanzaban bombas molotov durante el Gobierno Militar “fueron terroristas que se quemaron vivos”. Y agregó que les “explotaron bombas molotov que llevaban dentro de sus casacas” en una jornada de protestas en 1986. Por la Radio Agricultura escuché que el escritor Fernando Villegas había dicho que la trato recibió la diputada fue un femicidio político. Recuerden que esa expresión la acuñaron durante el primer gobierno de Michelle Bachelet. Primero, ningún militante, por ejemplo, Renovación Nacional jamás diría esa verdad por una red social. Segundo, que la diputada pertenece al partido que Bachelet quiso hundir a través del Servicio de Impuestos Internos conocido como el caso Penta.

   La diputada dijo la verdad sobre el Caso Quemados. El candidato de la derecha, José Antonio Kast también dijo la verdad. El único que se sumó al coro de la Izquierda fue nada menos el empresario Sebastián Piñera representante de la ex derecha: Piñera reprendió a la diputada y avalo la mentira. “Me pareció una muy imprudente e inadecuada declaración. Un tremendo error”. Agregó: “Ella dijo algo con lo cual estoy profundamente en desacuerdo”. Asimismo, ya que según el ex presidente de la República la justicia había fallado en contra los uniformados. La misma justicia prevaricadora que aplica prescripción a hechos terroristas que cometió la Izquierda en ese período como ocurrió, cuando las viudas de los guardas espaldas del general Augusto Pinochet se querellaron contra el terrorista confesó y actual diputado del Partido Comunista, Guillermo Teillier: “Que alguien ponga en duda eso me produce indignación”. Sebastián Piñera está dando la batalla de las ideas.

   Por último, alegro saber que el candidato José Antonio Kast manifestó que los chilenos tenemos derechos a defendernos usando armas, obviamente, inscritas. Por decir las siguientes palabras casi lo linchan: “La legítima defensa es parte del derecho chileno". Y “Yo si creo que las personas puedan comprar un arma tenerla inscrita y en su hogar". Si gracias a la reforma procesal penal que hizo la ex Concertación, los delincuentes hacen lo que quieren. La mayoría de los delincuentes son menores de edad. Según los ideólogos ex UP/DC, las personas menores de 18 años no saben distinguir entre el bien y el mal. Asimismo dijo Kast, "El delincuente lo va a pensar dos veces antes de entrar a una casa que tiene un arma". Con el sistema actual judicial, los delincuentes si son ultimados, luego se querellan contra la víctima. Recuerdo haber leído un pato malo asalto un bus del Transantiago o un taxi y el chófer le pego en la boca, con lo cual el maleante perdió un de los dientes. Después el chófer tuvo que pagarle la reposición de los dientes por orden la Justicia. El mundo al revés.

   En Chile hay una campaña por parte del Estado que se llama ‘Entrega tú arma en forma voluntaria’. Se supone que son las armas no inscritas. Aún así, me ha parecido extraño, pues tengo la impresión de que la Izquierda desea incluso requisar las armas que han cumplido con la ley. Hitler dijo: “Para conquistar una nación, primero desarma a los ciudadanos”. Por Youtube escuché a un profesor alemán que decía que en Alemania los únicos que pueden tener armas son los policías y las Fuerzas Armadas. Él afirmaba, además, que los norteamericanos al tener el derecho constitucional de tener armas se convierten en revolucionarios. Ese derecho es para proteger a los ciudadanos del gobierno.

   El escritor izquierdista, Javier Rebolledo , autor del libro A la sombra de los Cuervos: los cómplices pasivos de la dictadura le saco al candidato de la derecha varias cosas fuera de lugar, como por ejemplo por su cuenta twitter: “Los Kast tienen gran historia ligada a las armas. Con los nazis primero, luego en dictadura. Crímenes atroces”. Se nota que el intelectual no tiene idea de la historia reciente. Y sólo ve un lado de la moneda igual que Bachelet. Si él no condena los crímenes de los grupos terroristas Mir y FPMR brazo armado del Partido Comunista, que asesinó al senador Jaime Guzmán en democracia, significa que cómplice pasivo de esos asesinatos. Además, Rebolledo es autor de un libro llamado “El Mocito” que fue ampliamente divulgado por Tomás Mosciatti. Este autor le gusta ver la paja en el ojo ajeno, y no ver la tremenda viga que tiene la Izquierda chilena. Si él considera que los civiles son responsables de los llamados crímenes del gobierno militar, entonces yo puedo decir lo mismo, que la Izquierda chilena fue responsable de la muerte de los cien millones de personas que costo el comunismo como lo manifesté en unas cartas que envié en el diario La Tercera al momento de comenzar este blog. Después de todo, apoyaron y siguen apoyando la dictadura comunista cubana. Otro libro del autor es El despertar  de los cuervos que trata los servicios de inteligencia, según CNN Chile. Si hablan de servicios de inteligencia no pueden hablar de terrorismo de Estado. No creo ni Mosciatti ni Rebolledo sean capaz de hacer esa distinción.

   Para el próximo 11 de septiembre del 2018 tendré repetir lo de la Guerra Civil de 1891.

2 comentarios:

carancho dijo...

Se están argentinizando, Javier.
Los delincuentes alegremente en las calles, y los ciudadanos de bien encerrados en sus casas. Y desarmados, no sea cosa que le hagan nana a un chorro.
Y los zurditos adorando a terroristas. Acá basta con echar una mirada al caso Maldonado, un hippie mugriento con ínfulas revolucionarias que se ahogó y acá, luego de intentar hacerlo pasar por "desaparecido" ahora tratan de hacerlo ver como el nuevo Libertador de América.
La imbecilidad de esta gentuza no tiene límites.

Javier Bazán Aguirre dijo...

Carancho:
Así es. Nada funciona, ni la economía, ni las instituciones. Todo está corrompido.