28 de septiembre de 2018

La no legitimidad del Partido Comunista al derecho a la rebelión







 
    La izquierda o siendo más específico el Partido Comunista siempre saca en cara que ellos emplearon la vía armada por el derecho a la rebelión. Y me ha dado cuenta que las personas de derecha no saben cómo responder. Quizás como dice el historiador y columnista de la Pontificia Universidad Católica de Santiago, Gonzalo Rojas Sánchez, la derecha desprecia la historia.
   Ahora encontré razones por las cuáles el Partido Comunista no puede esgrimir el derecho a la rebelión contra el Gobierno Militar. Hay que ser fiel a la historia, a los hechos, a los actos de los políticos y de los partidos.
   El Partido Comunista se unió a la Unión Soviética a través de la Tercera Internacional. Luego obedecieron al dictador José Stalin.
   En la década del 60, el Partido Comunista chileno afirmaba que “no rechazaba a priori la lucha armada y consideraba su posibilidad en ciertas circunstancias”.
   Antes de que asumiera Salvador Allende el poder, el Partido Comunista apoyo la entrada de los tanques soviéticos en Checoslovaquia, en lo que se conoce como La Primavera de Praga.
  Luego cuando asumió el gobierno marxista de la Unidad Popular apoyo a Allende, aun cuando, según ellos, no estaban las condiciones para hacer una revolución marxista, o sea, establecer una dictadura comunista. No obstante, formó parte de la Unidad Popular. Como sabemos dicho gobierno hizo puras políticas públicas para instalar un sistema totalitario. ¿Se opuso a la ENU? No. ¿Se opuso a la entrada al país tanto grupos armados como de las propias armas que Salvador Allende trajo desde Cuba? No.
     En 1979, apoyo la invasión soviética a Afganistán.
    El Partido Comunista no puede esgrimir el derecho a la rebelión, pues el Gobierno Militar fue llamado por la mayoría ciudadana tal como lo expresa el Acuerdo de la Cámara de Diputados.
      La Constitución de 1980 también fue apoyada por la mayoría.
      El Gobierno Militar tenía fijado un itinerario que cumplió.
     O sea, si el Partido Comunista hubiese instalado una dictadura comunista, siguiendo la lógica que emplean contra el Gobierno Militar, entonces, ellos por sí mismos tendrían colgarse de un árbol u ordenar que alguien los maté. En última instancia suicidarse.
   El periodista norteamericano, James R. Whelan, autor Desde las Cenizas: vida, muerte y transfiguración de la democracia en Chile 1833- 1988 comenta la ambigüedad que tenía el PC sobre la democracia y la violencia: “Aunque públicamente fruncía el ceño ante la violencia, los comunistas no estaban alejados de su práctica. El periodista comunista Eduardo Labarca se jactó que una pandilla de matones comunistas había enviado a más de sesenta derechistas al hospital durante la campaña electoral de 1970”.
  Más adelante el autor señala: “Pero los socialistas, como los comunistas, mantenía a raya, y generalmente ocultas, a sus fuerzas de choque, utilizándolas, en cambio, cuadros de entrenamiento militar de fuerzas paramilitares clandestinas, formadas durante los años de Allende”. Así se sigue repitiendo el mito de que el PC chileno quería llegar al comunismo en forma gradual. No me calza su apegó a la legalidad.
   El señor Fernando Thauby en el artículo “Chile: derechos humanos al estilo de Piñera” se refiere a la historia no contada por el relato oficial, en que moros y cristianos se unen contra los militares chilenos. Todo ello a raíz de la muerte del Sargento de Carabineros, Leonidas Montes, quien murió en Punta Peuco a los 87 años. Se pregunta: “¿A qué tanto odio?
   Personas de distintas generaciones de derecha saben cómo empezó la división entre los chilenos y por qué el odio sigue perdurando en las filas de la izquierda. Para ellos, la historia no comenzó justo el 11 de septiembre de 1973, sino antes. Allende dividió el país. Esto uno lo puede comprobar en los diversos canales de derecha chilena que hay Youtube. La historia reciente ha sido manipulada por ejemplo, a través de los textos del Ministerio de Educación más con la ayuda de los medios. Con todo, el ex ministro de las Culturas, el ex Mir, Mauricio Rojas todavía no se entera. Ni siquiera los presos políticos militares encerrados en diversos recintos penitenciarios odian.
   Me salto la parte que Thauby menciona de la Unidad Popular para llegar a los ochenta: “El 3 de septiembre de 1980, a través de un discurso transmitido por Radio Moscú, Luis Corvalán anunció a Chile y al mundo, que el PCCh iniciaba la guerra contra el Gobierno Militar”.
 Quiero señalar que al mismo momento de comenzar este blog, mandé varias cartas a El Mercurio de Valparaíso y a La Tercera. En este último medio escribí una carta en respuesta a una columna que había escrito el sociólogo comunista Tomás Moulian. El intercambio epistolar entre varios lectores duró el mes de febrero. Teniendo retractores como defensores, En ese momento les dije que la izquierda chilena era responsable de lo ocurrido en los países comunistas. Desde luego, que a los lectores progresistas no les gusto. Según ellos, era un asunto de cada país. Tampoco le gustó a una tía comunista que hace poco murió. Para usar las palabras de Sebastián Piñera fueron cómplices activos de las violaciones a los derechos humanos en los países bajo el comunismo. Según Johannes Kaiser, los gulags siguieron vigentes hasta que cayó la ex URRS. Por tanto, concluía Kaiser que los chilenos partidarios del comunista eran responsables de los atropellos en la Rusia comunista. Asimismo, les saque en cara de por qué no habían apoyado vía de las armas para sacarse la dictadura de Fidel Castro u otro régimen comunista. Obviamente, al Partido Comunista chileno no se le ocurrió la vía armada para derrocar a la ex Unión Soviética y a la dictadura castrista.
  Luego Thauby cita un texto del historiador Claudio Pérez Silva titulado La Política de Rebelión Popular de Masas y el Movimiento Democrático Popular (MDP): Una mirada a la política de Alianzas del Partido Comunista de Chile bajo Pinochet 1980-1988: “Así, el contexto social y político de las protestas, permitirá el desarrollo, masificación y legitimación de diversas formas de luchas, incluida la lucha armada y las expresiones de violencia política popular, incorporando de esta forma, nuevas prácticas y concepciones de lucha a los tradicionales repertorios del movimiento popular”.
  Esas y estas palabras son dignas de estar en el Museo de la Memoria:

 “En este escenario, las acciones armadas en contra de la dictadura como ataques a cuarteles militares y policiales, los sabotajes, voladuras de torres y líneas férreas, ajusticiamientos a miembros de los cuerpos de seguridad, secuestros, recuperaciones (robo) de dinero, armas y comida; los copamientos territoriales, las emboscadas y las propagandas armadas, así como las actividades milicianas relacionadas con la autodefensa de masas, se incrementaron e intensificaron notablemente, por lo menos hasta fines de la dictadura”.

    Supongo que el historiador es comunista, pues el señor Thauby señala que recurrió a las fuentes de ese partido. El FPMR secuestró al hijo de un empresario en los ochenta.
   Después de citar ese párrafo recuerda que según el señor Rettig no hubo guerra, cuando el mismo texto citado dice lo contrario. Y para reforzar el texto citado de Claudio Pérez Silva, hace poco vi por el canal Capitalismo Libertario, un mini reportaje realizado por el señor Felipe Izquierdo del asesinato del joven Teniente del Ejército, Julio Zegers Reed acribillado por el FPMR entre el plebiscito de 1988 y la toma del poder por el demócrata cristiano, Patricio Aylwin. El 20 de agosto de 1989. Pues bien, en ese reportaje señalan que el mencionado grupo terrorista lanzaron cohetes Low de fabricación soviética al Comando de Aviación del Ejército, en el aeródromo de Tobalaba. Puesto que no estallaron, los terroristas entraron. Uno de ellos le disparo en la espalda al joven oficial, el cual cayó. Después le disparó en la cabeza.  En fin el Teniente Zegers recibió seis disparos. Un soldado conscripto mató a otro terrorista. En el Informe Rettig se señala  la muerte del oficial, sin embargo, no se habla de terrorismo, ni de menos del autor, que es Roberto Nordenflycht, hijastro del dirigente comunista Volodia Teilteimboin.
   Cuando uno escucha ese reportaje se da cuenta que el Museo de la Memoria vale menos que paquete de cabritas. El Instituto Nacional de los Derechos Humanos  no se van a  querellar contra el FMPR por la muerte del oficial, ya que como sabemos el dicha institución tiene por objeto perseguir a los agentes del Estado del gobierno militar.
  El Partido Comunista formó parte de una coalición que destruyó el país, mientras que los militares entregaron a los civiles el país en buen estado.
   Hace poco el dirigente histórico del Partido Comunista, Juan Andrés Lagos reivindico la violencia para derrocar el Gobierno Militar: "Es evidente que al plebiscito se llega luego de una intensa lucha que se expresó de forma pacífica y violenta. Hubo muchas formas de lucha, y eso generó las condiciones para el plebiscito". El plebiscito estaba fijado en la Constitución. No sé cómo el PC puede hablar de deudas sociales que dejo el gobierno militar, luego del desastre de la Unidad Popular. Peor aún, luego del pésimo segundo gobierno de Michelle Bachelet, donde ellos formaron parte y dejo el país paralizado debido a la retroexcavadora. Lo que se tradujo en cierre de fuentes labolares, caída de la inversión y empleo precario. Eso ilustra que son unos fanáticos. Que yo sepa nadie le saco en cara el dirigente comunista que estaba justificando la violación de los derechos humanos.
    En una revista de historia encontré la siguiente afirmación que refuta al señor Juan Andrés Lagos: “En base a un poderoso aparato militar y una línea política de carácter insurreccional, el PC de Chile intentó derrocar al régimen. Fracasada esta opción, impuesta la vía de negociación pactada (rechazada por el PC), unido al colapso del socialismo real, los comunistas chilenos vieron sumirse en una profunda crisis su proyecto político e histórico”. Puesto que no admiten que fracasaron, prefieren posar de víctimas el FPMR.
   La izquierda en general de Chile no puede bajo ninguna circunstancia apelar el derecho a rebelión contra el Gobierno Militar, pues quiso instalar una dictadura totalitaria por medio de un gobierno que se salió de la Ley y la Constitución, la cual fracaso porque hubo una rebelión civil y militar.

1 comentario:

carancho dijo...

Excelente nota, Javier.