10 de febrero de 2012

Las cosas, como deben ser



Hace unas semanitas nomás me permití experimentar un raro sentimiento de orgullo al comprobar que por una vez en la vida parecía que eran los británicos los que se iban de boca en lugar de ser nosotros los histéricos en la sempiterna tragicomedia de las Malvinas, con todo lo de los dichos de Cameron sobre el "colonialismo" argento y cosas por el estilo.

Tendría que haber aprovechado mejor las emociones de ese momento porque era clarísimo que no iba a durar.

No dejo de sentir un poco de nostalgia al volver a como suelen ser las cosas, ahora que la Vaca Cuasidegollada demuestra que no sabe distinguir "propulsión nuclear" de "armamento nuclear" y que por instrucciones suyas vamos a pasar un papelón en la ONU denunciando como "militarización" la llegada de un buque que viene a relevar a otro y que a su vez lo van a relevar a los seis meses.

Después de todo, era demasiado raro que se prolongara una situación en la que el Estado Argentino no se comportara internacionalmente como un ignorante bufón papelonero.

2 comentarios:

marisa lopez dijo...

Cristi casi decapitada, emulando a Harry Potter...

perez dijo...

Chapeau...Poder de sintesis y conceptos brillantes.