¿Ha sido bueno para el país que, poco después de hundirse el esquema "menemista", las condiciones internacionales que hasta entonces no le habían sido nada propicias se modificaran de forma tan abrupta, al perder valor el dólar frente al euro, subir a las nubes el precio de la soja y decidir el G-7 minimizar la importancia del default soberano más grande de la historia por temor a desatar una reacción nacionalista acaso catastrófica? Puede que no, que por coincidir una fase benigna del ciclo económico mundial con el inicio de la gestión de un presidente más tentado por los espejismos de los años setenta del siglo pasado que por las realidades probables de las próximas décadas, la Argentina se habrá condenado a muchos años más de heterodoxia transgresora estéril.
James Neilson: Se acerca el fríoDiario Rio Negro - 30/7/2004
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