24 de marzo de 2013
Sobre recordación y desmemoria
Durante mil cien años, la república de Venecia estuvo presidida por el Dux. Presidida y no gobernada, porque el poder estuvo siempre limitado y compensado por la propia asamblea que lo elegía.
El cargo terminó siendo algó así como el de un jefe de estado casi sin poder, la cara visible del Estado pero con reducida capacidad de maniobra y enorme responsabilidad en la representación de la República.
Pero en 1354 fue elegido Marino Faliero, un comandate naval que pretendió erigirse en Príncipe con el poder absoluto, al uso de las repúblicas vecinas, intentando un golpe de estado que barriera con el sistema existente.
El golpe fracasó, Faliero fue decapitado y sus secuaces colgados en la Piazza San Marco.
Desde aquel tiempo, en la Sala del Consejo Mayor de Venecia, donde se exhiben los retratos de los dogones, hay un espacio que exhibe una tela negra. Es el lugar de Faliero.
La tela dice "Este es el sitio de Marino Falero, decapitado por sus crímenes"
Vale la historia de esta recordación peculiar justo hoy 24 de marzo, cuando un gobierno que ha sacado provecho partidista de los derechos humanos y de la "memoria" de lo ocurrido durante el gobierno militar 1976-1983 sigue descolgando cuadros y pretende aún hoy amañar la historia. Aquellos que como Faliero cometieron crímenes quizá no merezcan estar represetados en un cuadro. Pero no se los puede sacar de la Historia. Porque guste o no, estuvieron ahí.
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1 comentario:
1984 no era un manual de instrucciones
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