A decir verdad, la caída y la destitución por parte del parlamento al ex ministro de Educación e investigador del Centro Estudios Públicos (CEP), Harald Beyer, que se ufanaba de su talante liberal y transversal, como diría el periodista progre, Matías del Río, no me importo. Tampoco lloraría si lo funarán. ¿Qué es eso de ‘ser liberal y transversal’? Es como de decir ‘liberal de centro’, como les gusta decir algunos. Esa es una característica de la llamada Nueva Derecha. Sería mejor el término travesti. Y quién mejor representa por antonomasia esa manera de ser, sino el propio presidente de la República, Sebastián Piñera, que a todo de sí; aun cuando ello implique contradecirse.
Los representantes de la Red por la Vida y la Familia, le hicieron ver al ministro algunas objeciones.
Una de las cosas que no me gustó de su ministerio, que, además, de no defender la libertad de enseñanza, es que por presión del grupo Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) cambiará el término ‘trastorno’ para referirse a la conducta homosexual con que aparecía en los textos. La organizadora del famoso seminario que se hizo en la Pontificia Universidad Católica de Santiago, Ismini Anastassiou cuenta que el ex ministro de Educación le respondió que palabra ‘trastorno’ no era compartido por los científicos. ¿En quién se baso el ministro: en los homosexuales o en los científicos?
Una de las cosas que no me gustó de su ministerio, que, además, de no defender la libertad de enseñanza, es que por presión del grupo Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) cambiará el término ‘trastorno’ para referirse a la conducta homosexual con que aparecía en los textos. La organizadora del famoso seminario que se hizo en la Pontificia Universidad Católica de Santiago, Ismini Anastassiou cuenta que el ex ministro de Educación le respondió que palabra ‘trastorno’ no era compartido por los científicos. ¿En quién se baso el ministro: en los homosexuales o en los científicos?
Ahora bien, como existe relativa libertad, los establecimientos que postularon a los 7 programas de Educación Sexual en el 2010, prefirieron definir en su mayoría la homosexualidad como “trastorno de la identidad sexual”. Cuando se supo esa información, el presidente del Movilh, Rolando Jiménez junto con Amnistía Internacional, la representante de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones) y Colegio de Psicólogos enviaron una carta al Mineduc para que investigará si hay planes homofóbicos.
Ismini Anastassiou le manifestó que era inconveniente que el Ministerio de Educación apareciera debatiendo sobre el tema homosexual. Obvio, tomaba partido, y de paso pasaba a llevar a las instituciones de enseñanza que eran contrarias a esa orientación sexual por las razones o creencias que tuviesen. Y que en los planes de estudio estuviese el Manual de ‘Educando en la Diversidad’ de Movilh. Anastassiou quería que el Mineduc le quitara el apoyo a ese Manual. La respuesta de Beyer fue que ese documento era de una institución privada y que venía del gobierno anterior, esto es, de Bachelet. Con todo, el propio ministro no tuvo problemas en asistir a la ‘marcha por la diversidad’.
Le manifestaron que él no respetó la selección de los 7 programas del ministerio, ya que le pidió una explicación a la Universidad San Sebastián por haber aceptado un de los programas en el 2011.
Así le objetaron que el programa “Control de Salud del Joven Sano”, impulsado por el Ministerio de Salud, de Desarrollo Social y el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), pasaba a llevar la autoridad de los padres sobre sus hijos. El programa en cuestión consiste en que los profesionales de la salud atienden a los estudiantes entre 10 y 19 años, en un ambiente de “confidencialidad”. Anastassiou relata que: “Tanto los estudiantes como los padres apoderados deben firmar un documento en el que consienten la atención, pero curiosamente, a los padres se les oculta parte de la información que sí se les da a los jóvenes”. Y agrega: “A los apoderados no se les informa que se tratarán los temas de salud sexual, ni tampoco que esta actividad sería en “confidencialidad””.
Así le objetaron que el programa “Control de Salud del Joven Sano”, impulsado por el Ministerio de Salud, de Desarrollo Social y el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), pasaba a llevar la autoridad de los padres sobre sus hijos. El programa en cuestión consiste en que los profesionales de la salud atienden a los estudiantes entre 10 y 19 años, en un ambiente de “confidencialidad”. Anastassiou relata que: “Tanto los estudiantes como los padres apoderados deben firmar un documento en el que consienten la atención, pero curiosamente, a los padres se les oculta parte de la información que sí se les da a los jóvenes”. Y agrega: “A los apoderados no se les informa que se tratarán los temas de salud sexual, ni tampoco que esta actividad sería en “confidencialidad””.
Según los representantes de la Red por la Vida y la Familia, el programa pasa a llevar a la autoridad de los padres, puesto que sus objetivos son “disminuir en 10% el embarazo adolescente” y “aumentar en 20% la prevalencia de uso del preservativo en la población entre 15 y 19 años”. ¿Y si los padres prefieren decirle que no tengan relaciones sexuales a sus hijos en esa edad? ¿Los van a llevar a la cárcel porque no aceptan los preservativos? Le manifestaron dudas y la poca transparencia del programa, en vista de la temprana edad de los estudiantes. La respuesta del ex ministro fue: “si los apoderados no llevan a los niños a los consultorios, entonces los consultorios van a la escuela”.
Por eso, no me dolió ni me apeno la caída del ministro ‘liberal’ Beyer que no quiso defender la libertad, ni respetar la autoridad de los padres.
2 comentarios:
Muy buen artículo, compartido en facebook. Saludos.
Gracias.
Publicar un comentario