21 de julio de 2015

Lo que dejó la noche del domingo

Algunas reflexiones acerca de lo que pasó el domingo en la Ciudad de Buenos Aires, después de dos días de enfriar un poco la cabeza:

Para empezar, haya sido por una ventaja minúscula o no, la victoria de Rodríguez Larreta se vuelve algo bastante meritorio si tenemos en cuenta que:

  • Se logró contra todo el resto del arco político nacional: la PPP (progresía porteña pelotuda), el kirchnerismo, el radicalismo y la zurda cavernícola, unidos en un rejunte fenomenal que de haber ganado habría tenido menos futuro que un Concorde piloteado por Vicky Xipolitakis.
  • La consiguió el PRO tras ocho años de desgaste en el ejercicio, para bien o para mal, del gobierno de la ciudad, con los múltiples flancos abiertos que eso dejaba (y que Lousteau pudo atacar).
  • Fue conseguida sin la ventaja que representó en 2007 y 2011 tener enfrente al kirchnerismo; votar a Lousteau en esta vuelta no fue para el antimacrismo local el acto de batraciofagia sin Hepatalgina que habría sido votar a Filmus, y por ende a Él y a Ella, en los dos últimos ballottages porteños.
  • Se logró con un candidato que, seamos honestos, tiene menos carisma que un buzón.
  • Se le ganó a un candidato que, sacando su alta dosis de progresía pelotuda y la infinidad de críticas que se le pueden hacer, tenía hasta más perfil PRO que el propio Larreta, siendo que Lousteau reunía (por lo menos en mayor grado que Larreta) los atributos de juventud, profesionalismo y relativa desideologización que el PRO siempre trató de encarnar.
  • Se consiguió a pesar del comprensible hartazgo que generaba en el electorado tener que ir a la tercera elección en tres meses (y a la segunda en dos semanas), y de la doble sangría de votantes provocada primero por la idea de que el resultado ya estaba cocinado previamente y después por el comienzo de las vacaciones de invierno.

Con todo eso en mente, ganar por tres puntos pasa a ser algo bastante decente.

Terminando con esta disección postmortem del domingo que vivimos en peligro y pasando a otros aspectos...


  • Macri tiene derecho a estar contento, o por lo menos no tan triste. Hizo una apuesta por Rodríguez Larreta y logró ponerlo como su sucesor en la ciudad, cuando a principios de año nadie daba dos mangos por el pelado y todo hacía pensar que Michetti se lo iba a deglutir en las PASO. Comparemos esta imposición exitosa de un candidato que no movía el amperímetro con los conejos muertos que trató de sacar Cristina de la galera antes de aceptar que Scioli fuera su candidato a sucederla.
  • Con este ciclo de elecciones porteñas, el PRO logró lo que ningún partido de la centroderecha argentina moderna (y lo que ningún partido post-2001) pudo antes: primero, dirimir una interna (Larreta vs. Michetti) de manera civilizada (sin dedazo desde lo alto y mediante internas) sin que el perdedor hiciera berrinche y se fuera a armar su propio partido; segundo, poder ganar una elección reñida y de alta visibilidad sin llevar como candidato al fundador y principal figura de la fuerza (pregúntenle a Pino cómo le fue con Alcira Argumedo en 2011); y tercero, permitir que empiece a asomar un "posmacrismo" en el PRO con Larreta como principal figura con cargo ejecutivo, que probablemente sea el caso si Macri pierde en las nacionales y tiene que volver al llano por lo menos hasta 2017 (si es que decidiera volver en las legislativas de ese año). Además, claro, de retener la ciudad por cuatro años más y llegar a doce años de gobierno de un distrito grande (y bastante jodido en sus peculiaridades) de este país.
  • Sin embargo, haber llegado a esta instancia, en donde se estuvo a punto de perder la ciudad contra un salame que se tuvo que ir del gobierno nacional por la ventana del baño en 2008 tras llevar al país al borde de una guerra civil y cuyo mayor logro posterior fue alborotar las hormonas de una Juanita Viale embarazada, no deja de ser una herida que el propio Macri le infligió al PRO y a sus esperanzas presidenciales. Si Macri hubiera agarrado viaje con la propuesta inicial del propio Lousteau de ir a una interna común, quizás habría terminado neutralizándolo en las PASO de abril (en donde, recordemos, Lousteau sacó menos votos que Larreta y que Michetti por separado), y esto habría podido definirse o en primera vuelta de una o en una segunda vuelta más cómoda contra Recaldito, con sopapo garantizado.
  • Esto le tiene que servir al PRO para bajar un poco los humos y cortar con el purismo antes de terminar en una calle cortada. Probablemente no hubiera habido forma de coexistir con Massa, pero la realidad es que sin un entendimiento con el tigrense el PRO se perdió cuatro puntos valiosos que habrían permitido que Del Sel le ganara con holgura larretiana a Lifschitz la gobernación de la Provincia Invencible. Y quizás Macri tenga razón en no entregarse a los radicales, pero no haber sido un poco más generoso en la previa les permitió a los radicales demostrar con la segunda vuelta porteña que le podían jorobar muchísimo la vida al PRO si querían. Y gracias a Dios que no cometieron la torpeza de querer disputar la Provincia de Buenos Aires con una fórmula 100% porteña. Mal que le pese a Durán Barba y a los otros cultores de la globología, con purismo amarillo no van a llegar muy lejos en esta vuelta.
  • No sé qué festeja el kirchnerismo, que con Recalde como mascarón de proa logró en esta ronda de elecciones porteñas resultados aún más mediocres que con los dos intentos de Filmus, y que encima tuvo que deglutir el batracio de votar de manera encubierta a Lousteau. No siempre asistimos a una cátedra de derrota que tiene para enseñarle algo hasta a Daniel Filmus.
  • No sé qué festeja Scioli: no le conviene para nada que esté en boca de todos la épica de un candidato que pudo remontar veinte puntos de ventaja en una segunda vuelta y estar a punto de ganarle el ballottage al número puesto. Incluso con la truchada de la "variante Corach" de segunda vuelta que se usa en las presidenciales (ganar de una con el 45% de los votos o con más del 40% si se llevan 10 de ventaja al segundo), al manco cararrota que ya quiere darse por ganador en primera vuelta no le conviene en absoluto un ejemplo de que se puede dar vuelta el resultado en la segunda.
  • No sé por qué se agranda Lousteau: los votos en un ballottage tienen menos fidelidad que Nicolás Cabré con sus minas, y del 48% y chirolas que sacó el domingo, puede descontar desde el vamos un 20% de votos kirchneristas, un 5% de la zurda loca y otro 5% de gente que hubiera votado al PRO si Michetti era la candidata. Eso le dejaría al fogoso amante de embarazadas un 18% genuinamente propio, y lo de genuinamente es condicional, ya que es el mismo electorado que en 2011 votó a Pino Solanas, en 2007 a Telerman y en 2000 y 2003 a Ibarra por convicción, y que votaría a una milanesa de soja sin transgénicos si la misma pudiera declararse progre.
  • Lousteau también debería respirar aliviado antes de dárselas de Gran Elector y de nueva Esperanza Blanca del progresismo pelotudo: de haber ganado el domingo, habría tenido que gobernar la ciudad con un caudal electoral inestable y para nada propio, con la permanente acusación de haber ganado gracias al voto (y quizás al oro) K, con sólo 14 legisladores propios frente a un bloque de 27 diputados del PRO y 13 del kirchnerismo, y con la garantía de un gobierno nacional contrario (ganara Scioli o Macri) a partir de diciembre. Si tiene en cuenta de la que se salvó, Lousteau no andaría tan agrandado como galletita mojada y daría gracias de haber perdido.



16 comentarios:

Alejandro de Escobar dijo...

Debo decir que una vez conocido el resultado del día domingo, sentí un sabor agrio en la boca: qué cambio habría en el país si en Capital votaban así, pensando votar en contra de... Sin embargo, a través de los posteos de Blogbis mi opinión fue cambiando. Gracias por poner un poco de claridad en el análisis político, lejos de las opiniones periodísticas. Por lo pronto, sigo pensando que el porteño es un sorete. Como suelo decirle a mi hermano, residente de la ciudad y siempre quejoso: "Venite a Escobar"

marisa lopez dijo...

muy buen análisis, coincido. Saludos

Anónimo dijo...

Es realmente incomprensible ciertas actitudes de Macri, no darle lugar al radicalismo que sigue a Sanz, son los que le daran fiscalización y movilizaran mucha gente, la cantidad de intendentes, concejales, diputados que tiene el radicalismo en el interior y la PBA, cree que con Moyano y el Momo Benegas alcanza...
En cuanto a Massa, tengo entendido que nunca se logro un acuerdo, este queria disputar la presidencia en las paso, de ser así, esta bien dejarlo afuera, porque podria haber llegado a ganar la interna (con el voto kirchnerista) y peronizando la elección de Octubre. Para mi, particularmente, el masismo es lo mismo que se hizo entre el radicalismo y Lavagna 2007.

Gus VF dijo...

Muy buen análisis, Mayor, coincido mucho y sirvió para ordenarme los patitos sueltos con que ya venía pensando el tema PRO, al que varias veces recuerdo haber defendido aquí de algunas críticas que, aunque puedan ser justificadas son improcedentes en el estado actual de corrupción mental y material del país; no es hora de purismos y sí de resignarse a lo menos malo, es lamentable pero por experiencia opino que es así. En muchas de esas críticas al PRO (explícita en el comentario de Alejandro de Escobar) suele haber un tufillo anti-porteño lamentable, con más de resentimiento provinciano que de análisis político. Les recuerdo que al menos los porteños tienen el notable honor de no haber elegido jamás a un peronista (que lo considero un término insultante) para que los gobierne. Y lo digo sin ser yo porteño, aunque le pegue en el poste. Soy de los que piensan que las provincias históricamente son las que han acogotado a Buenos Aires y no al revés: en todo caso, si eso ocurre, si “Dios atiende en CABA”, es porque las provincias han impuesto sus patéticos caudillos en el sillón de Rivadavia. Espero que esta vez ocurra lo contrario. A esta altura de la degradación argentina es casi nada, pero por algo se empieza.

Anónimo dijo...

Excelente, Mayor. JUAN

yacaré dijo...

Excelente comentario Mayor. Espero acierte en el análisis! Y muy buena descripción del abombado amante fogoso de embarazadas.

Rolando el furioso dijo...

Del análisis hecho, puedo desprender una cosa. Es muy enredado sus sistema electoral, al menos paraalguien queno tiene un sistema federeal de organización republicana.
Cualquier explicación-aclaración serámuy bienvenida.

Alberto dijo...

Disiento Gus, los porteños votaron masivamente a un peronista como Larreta.

http://www.pagina12.com.ar/2000/00-12/00-12-02/pag08.htm

Olegario dijo...

Otra cosa que también quedó en claro el domingo es el encolumnamiento del Grupo Clarín tras la candidatura de Scioli (evidentemente el periodismo independiente duró, como tantas cosas, hasta que llegó Don Dinero)

Gus VF dijo...

Es cierto, Alberto, olvidé señalarlo pero también hacerlo con la debida aclaración de que si bien Larreta es de extracción peronista, la estructura política que lo llevó a la gobernación no lo es en gran parte: no es el narco PJ, al menos. Por supuesto, después de Chacho Álvarez sabemos que cualquier peronista insertado en una estructura ajena al PJ funciona como un caballo de Troya… pero como dije en mi comentario, ésos son los detritus argentos entre los que apenas si hay una “casi nada” rescatable, pero es lo que hay. Para la gente civilizada es esto o mover bien el culo de una buena vez predicando en el desierto hasta constituir una verdadera alternativa, o irse del país. Saludos.

Sine Metu dijo...

Y el discurso peronista de Fred Astaire confirmó todo.

Mayor Payne dijo...

Hola, Rolando, como lo pediste, acá va un intento de explicación que espero que no empeore demasiado las cosas.

Bajo el (supuesto) sistema federal de gobierno que tiene la Argentina, las cuestiones electorales son responsabilidad del gobierno federal en lo que hace a elecciones de cargos nacionales (Presidente, senadores, diputados y ahora el aborto este del "Parlamento del Mercosur"), mientras que los gobiernos provinciales y de la ciudad de Buenos Aires legislan sobre las elecciones para los cargos de nivel provincial (Gobernadores, jefe de gobierno de la ciudad y legislaturas) y municipal (partidos, municipios, departamentos, comunas, etc.).

Como resultado, hay un juego de reglas que se aplica a nivel nacional y otros, tantos como provincias tiene el país, para las elecciones locales. De ahí la confusión. Por ejemplo, veamos el tema de las segundas vueltas, ballottages, balotajes o como prefieras decirle.

En las elecciones presidenciales se aplica lo que mi viejo profesor de Derecho Constitucional llamaba en sorna la "variante Corach" (en honor al ministro del Interior que la inventó para facilitarle a Carlos Menem una reelección en 1995 que se le venía complicada), por la cual para ganar en primera vuelta el candidato más votado tiene que conseguir por lo menos el 45% de los votos, o tener más del 40% y al mismo tiempo llevarle 10 puntos porcentuales de ventaja al segundo. En la ciudad de Buenos Aires (mi distrito), se usa el sistema clásico de segunda vuelta para elegir al jefe de Gobierno: para ganar en primera vuelta el candidato más votado tiene que sacar sí o sí la mitad más uno de los votos. La provincia de Santa Fe no tiene segunda vuelta para elegir al gobernador y la elección se gana a simple pluralidad de votos (para ganar sólo hace falta sacar un voto más que el segundo). Y las otras 22 provincias tienen cada una su régimen, muchas veces toqueteado para simplificarle la vida a algún partido.

Y así como hablamos de la segunda vuelta, cada provincia tiene su propia idea acerca de cosas como la reelección (en algunas está prohibida, en otras está limitada a una reelección inmediata, y hay quienes tienen, para delicia de sus señores feudales, reelección indefinida).

Después está la cuestión de las fechas: en principio, todas las elecciones deberían llevarse a cabo el mismo día, pero cada provincia y la ciudad de Buenos Aires tienen la posibilidad de "desdoblar" sus elecciones locales y celebrarlas por lo general meses antes de las nacionales. Por lo general, los desdoblamientos ocurren en los años de elecciones presidenciales; en los años de elecciones legislativas no hay tanto interés por desdoblar. La decisión de desdoblar o no suele responder a las conveniencias del mandamás local, a quien le puede beneficiar o no que sus elecciones sean simultáneas con las nacionales. Como resultado, los años de elecciones presidenciales terminan con un calendario electoral en donde hay elecciones provinciales salpicadas más o menos entre marzo y agosto, y después vienen las nacionales en agosto y octubre.

(sigue)

Mayor Payne dijo...

(viene de antes)

Párrafo aparte merece el tema de las famosas PASO, es decir, las Primarias Abiertas (todo el mundo puede votar en las primarias del partido que quiera), Simultáneas (todos los partidos las hacen el mismo día) y Obligatorias (nadie está exento de votar). Las mismas fueron inventadas por los Kirchner en 2009 y desde entonces fueron adoptadas por algunos distritos (por ejemplo, la ciudad de Buenos Aires, las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, Salta, etc.), y otros no. En lo formal, las PASO fortalecen a los partidos y hacen más transparente el proceso de selección de candidatos; en la práctica son, como todas las propuestas del kirchnerismo, un regalo envenenado, ya que obliga a todos los partidos a recaudar y gastar más, y a desgastarse en una elección más por ciclo, mientras los oficialismos tienden a recurrir a dedazos (o "baños de humildad" como les dicen ahora) para librarse de precandidatos y quedar con un sólo candidato durante todo el ciclo.

Además las PASO tienden a servir como una primera vuelta electoral de hecho, porque ya suele haber candidatos que perfilan como ganadores en las generales por los votos que sacan en las internas, y porque los partidos que no alcancen un piso mínimo de votos (1,5% en la ciudad de Buenos Aires) quedan eliminados de las elecciones generales.

Todo esto viene a lo siguiente: por esas cosas de las elecciones desdobladas, de las PASO y de los distintos regímenes electorales nacionales y provinciales, hoy en día la Argentina anda en medio de una sucesión de elecciones que terminarán con el premio mayor: las elecciones generales (para presidente y vice, para la mitad de la Cámara de Diputados y para los senadores de 8 de los 24 distritos del país) de octubre.

En este panorama Mauricio Macri, el actual jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y por el momento el principal candidato opositor para la presidencia, se había planteado ganar una serie de elecciones de este ciclo que lo catapultarían y le darían impulso para conseguir el premio mayor. En particular, le interesaban a Macri las elecciones en tres distritos: las provincias de Santa Fe y de Córdoba, y la ciudad de Buenos Aires, que debía elegir a su sucesor.

El cronograma de victorias que Macri se había planteado incluía las primarias de Santa Fe y de la ciudad de Buenos Aires en abril, las elecciones definitivas de Santa Fe (que no tiene segunda vuelta) en junio, y las elecciones definitivas de Córdoba (que no tiene primarias) y de la ciudad de Buenos Aires en julio. O sea, cinco elecciones en distritos clave (incluyendo el propio) para ganar impulso y chapa de triunfador con miras a las primarias nacionales del 9 de agosto, y a una hipotética consagración como principal candidato opositor que le permitiera polarizar con el kirchnerismo y dejar afuera a los otros competidores.

¿Qué fue lo que pasó?

(sigue)

Mayor Payne dijo...

(viene de arriba)

Macri arrancó bien en abril: su propio candidato a sucederlo en Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, ganó las primarias de su partido contra una oposición interna muy fuerte, mientras que en Santa Fe su candidato a gobernador provincial, Miguel Del Sel, fue por poquito el candidato más votado en las primarias. Hasta ahí todo bien.

El plan empezó a desbarrancar en junio cuando Del Sel no pudo repetir el triunfo de las primarias y perdió contra los socialistas por algo así como mil votos. Mil votos que podría haber conseguido con creces si hubiera alcanzado ciertos acuerdos con otras fuerzas, pero que no pudo, no supo o no quiso armar. Primer traspié.

Y ahora en julio la suerte le fue más complicada a Macri: la alianza electoral que había armado en Córdoba perdió contra los peronistas, mientras que en Buenos Aires su candidato fue el más votado pero no alcanzó la mitad más uno de votos necesaria para ahorrarse la segunda vuelta. Y el pasado domingo, en esa segunda vuelta electoral porteña, su partido retuvo el gobierno local por un margen muy escaso (poco más de 3%) contra un candidato que en las primarias no había llegado al 20% de los votos, y que para empeorar las cosas, viene de otro de los partidos con los que había armado un remedo de frente electoral para las elecciones nacionales.

A esa victoria la tratan de "pírrica", pero como puse en el post, me parece que no es el caso y que es bastante meritoria considerando todos los factores mencionados. Lo que sí es cierto es que las ambiciones presidenciales de Macri tuvieron un tropezón serio: no ganó ninguna de las provincias que pretendía ganar, apenas retuvo su plaza fuerte con una victoria escasa tras una noche de nervios, y en menos de tres semanas va a las primarias nacionales bastante más débil de lo que esperaba, y con los tiburones (propios y ajenos) oliendo sangre en el agua.

Veremos cómo sale del paso, si es que sabe cómo: para empezar, tendría que tratar mejor a sus aliados (muchos de los cuales se regodearon bastante con estos pasos en falso), no creer que le basta con sus propias fuerzas para llegar a la Casa Rosada, y darle algo más de consistencia a su campaña.

Espero haber aclarado algo, o por lo menos no haber empeorado la confusión...

Saludos!

Alejandro de Escobar dijo...

Gus VF: un poco tarde ya que recién me conecto, cumplo en aclarar algunos puntos. No soy antiPRO, por lo tanto no estaba criticando la acción de gobierno que vienen llevando a cabo. En cuanto al antiporteñismo del cual me acusas, no me veo así. Noto un poco mejor la Ciudad cada vez que voy. Si me gustaría que los ciudadanos la cuidaran un poco más. En comparación, mi Belén de Escobar da muestras de no mejorar en lo más mínimo, por eso cuando lo escucho a mi hermano y otros amigos quejarse de su ciudad, los invito a venirse un tiempito para estos pagos. Saludos cordiales.

Gus VF dijo...

Ok Alejandro, en su caso no interpreté la ironía y si es así pido disculpas. Mis saludos cordiales.