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Después del
culto a la personalidad al dictador comunista José Stalin no habido otro en los
anales de la Historia como el culto al presidente marxista chileno Salvador
Allende, como si fuese que alguien que cambio los paradigmas de la política.
Tan sólo falta que lo conviertan en un dios. Me equivoque están los cultos a Hugo Chávez,
Fidel Castro y Mao.
Cuando el gobierno de las Fuerzas Armadas y de
Orden (1973 -1990) entregó el poder a los civiles, previamente fijándose un
itinerario que cumplió, y no como dice el relato de la DC/UP que la civilidad
‘recupero la democracia’, en seguida comenzó la reivindicación al presidente
marxista leninista que gobernó entre 1970 y 1973. En verdad empezó antes. No sé
si durante el plebiscito o durante la campaña presidencial recuerdo que el
líder de la Democracia Cristiana, Patricio Aylwin dijo que “Allende estaría con nosotros”,
olvidándose o haciendo el leso, que Allende “no era el presidente de todos los
chilenos”. Obviamente, eso lo dijo para atraerse a los ex UP, de los cuales han
sido sus aliados hasta el día de hoy.
Los chilenos a principios de los noventa no
pensaban en Allende, y se creyeron el cuento que la DC/UP se habían renovado.
Sabemos eso fue una simple estrategia para calmar. La Izquierda espero dejar
débil a la derecha para mostrarse tal como son y terminar la obra del
presidente Allende.
La estatua
que está frente a La Moneda salió del erario nacional, o sea, a través de
impuestos de personas que no compartían el ideario marxista, pues la colecta
que comenzó la Izquierda con el político y ex comunista, Antonio Leal no rindió
frutos. Según me contó el bloguero Ciro Cárdenas del blog Libertad y Socialismo
que el año 1990 vio ese político en el concurrido Paseo Ahumada
pidiendo dinero para la estatua. La realidad, es que nadie se acercaba a él.
Pues bien, el mismo Leal que, dicho sea de paso, es
Doctor en Filosofía. Teniendo en cuenta este último dato, uno esperaría que
fuese fiel a la verdad, pues tal locución atribuida a Aristóteles: “Amicus Plato sed magis amica veritas”, que significa “Platón es
(mi) amigo, pero la verdad (es) más (mi) amiga". Para la Izquierda no
existe la verdad. El mencionado académico que luego fue diputado del PPD y que
formó parte del directorio de una universidad privada escribió un libro
publicado por la editorial progresista Lom, En El Crepúsculo de la Política, donde le
intentaba dar un contenido ideológico a la Izquierda quedo huérfana de la ex
URSS, entre la socialdemocracia y socialismo liberal. El partido instrumental
PPD no es liberal.
En el libro
citado hay capítulo dedicado a Salvador Allende, titulado “Allende Hacia el
siglo XXI”. Llega ser delirante las
cosas que escribe y, por supuesto, alejado de la realidad. El académico se
pregunta:“¿De qué manera sirve el pensamiento y la obra de Salvador Allende
mirando la perspectiva del siglo XXI?. En otras palabras, más allá de su
indesmentible valor ético”. ¿Dónde está ética? Luego responde la pregunta:
“Creo que el gran valor del pensamiento político de
Allende, lo que le confiere originalidad, es su visión nacional y su profunda
coherencia democrática. Es decir, Allende llega al marxismo a través de una
lectura y de una vivencia de la historia política y social de Chile de la cual
extrae el origen fundamental de su pensamiento. El es fruto de la maduración
liberal democrático y de una cultura profundamente laica, dotada de una fuerte
componente humanista, social y latinoamericanista…accede al marxismo por una
vía diversa a la abierta tradición leninista derivada de la Revolución de
Octubre y definitivamente lejana a la Internacional Comunista y a la cultura
del stalinismo que desde mediados de los años 20 se impone definitivamente en
ella.
De allí que
el marxismo que Allende más estudia y conoce es aquel que entronca con su
propia tradición cultural y libertaria:
Allende –como el Gramsci de los Cuardernos de la
Cárcel que nos habla del paso de la estrategia insurreccional al estrategia de la política, de las ideas y
de la ética – comprende que las transformaciones se juegan en la esfera de la
sociedad civil, que el movimiento popular debía construir hegemonía dentro del
Estado y de las instituciones, que debía reforzar la democracia…
Si algo diferencia a Allende de otros dirigentes de
la izquierda que contribuyeron a construir el proyecto de la Unidad Popular es
que Allende creía en la llamada democracia “burguesa” y enclavaba en ella su
proyecto revolucionario.”
No sé cómo se puede ser democrático liberal y a la
ser marxista. Allende no creía en la democracia liberal o “burguesa”. Así que,
además, es libertario como Herbert Spencer o Murray Rothbard. La sociedad civil se opuso a la Unidad Popular.
Luego continua: “Allende demostró hasta el último
momento de su vida su enorme coherencia y la ausencia de una doble moral tan
típica de la izquierda leninista. Ello se expresó en su temprano rechazo al
stalinismo y a los horrores de su dictadura, en su neta condena a las
invasiones soviéticas en Hungría y Checoslovaquia, en su solidaridad con Tito,
en su firme adscripción a la Revolución Cubana mucho antes de que ésta se
sovietizara”. ¿Cierto?
Primero hay
que decir, que la Izquierda chilena sigue con su doble moral, ya que el
terrorismo que ella practico no constituye una violación a los derechos
humanos, en cambio, que los militares hayan muerto a terrorista eso una
violación a los derechos mencionados. En
segundo lugar, el señor Leal me podría explicar las siguientes palabras que
dijo Salvador Allende a la muerte de Stalin el 16 de marzo de 1953 y que
reprodujo el diario El Siglo y que cita José Piñera en su libro Una Casa
Divida: “Stalin fue para el pueblo ruso bandera de revolución, de ejecución
creadora, de sentimiento humano agrandado por la paternidad; símbolo de paz
edificante y de heroísmo sin límites…pero sobre estos aspectos…están su fe
inmensa en la doctrina de Marx y Lenin, y su irrevocable conducta marxista.”
Cuando
publico El Crepúsculo de la Política se desconocía los Archivos Mitrokhin. La Izquierda chilena cada rato
los archivos de la CIA, omitiendo la KGB y la DGI cubana, como si nunca hubiese
existido. Según el archivo Mitrokhin, Salvador Allende fue contactado por el
servicio de inteligencia soviético el año 1953 por el agente Svyatoslav Fyodorovich
Kuznetsov, que trabajaba para la agencia de prensa Novosti. El Politburo soviético le pagaba 30.000
dólares de la época “para consolidar las relaciones de confianza” . Su nombre
clave era “Leader”. Además, entre su mandato recibió 200.000 dólares. No sé
cómo pagado por la KGB hubiera condenado las invasiones soviéticas a Hungría y
Checoslovaquia.
La siguiente
frase llega ser un contrasentido: “en su firme adscripción a la Revolución
Cubana mucho antes de que ésta se sovietizara”. ¿A quién cree que está
escribiendo? Ahí están las fotos con la máquina de matar Ernesto “Che” Guevara
y con Fidel Castro. Allende siendo presidente del Senado propuso en la
Conferencia Tri-Continental de La Habana, en enero de 1966, la creación de la
Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), cuando Cuba ya sovietizada.
Según el autor Desde las Cenizas, Allende le confesó a Régis Debray, que él
nunca considero a las OLAS como una central de información para las actividades
revolucionarias. En efecto, esa organización propiciaba el derrocamiento de los
gobiernos no comunistas. Para el año 1967, en el manifiesto publico en La
Habana sostenía “la lucha armada revolucionaria constituye la línea fundamental
para la revolución latinoamericana”.
En 1968
viajo rápidamente al norte chileno para defender y escoltar a los guerrilleros del
banda del Che Guevara. Dicho acto cuenta James R. Whelan “chocó al sentido
chileno del decoro y de la neutralidad política que se espera de un presidente
del Senado”. Asimismo, los tontos inútiles de los demócratas cristianos lo
salvador de una acusación constitucional por faltar a los deberes del cargo.
Entre sus
héroes estaba Fidel Castro, el Che Guevara y Ho Chi Minh, a quien había
conocido en una gira en 1968. En el documental que hizo Debray aparece en la
casa de Allende un retrato del dictador vietnamita.
Luego continua: “Precisamente, en su
visión profundamente nacional del proceso, en su apego al Estado de Derecho, a
las reglas de la democracia, en su metodología e incansable búsqueda del
consenso, en su concepción de las transformaciones como grandes palancas para
un desarrollo incluyente, en su visión desconcentrativa del poder hacia la
sociedad civil, en su concepción no violentista de la política, en su afán por
construir un mapa de derechos cada vez más amplio de todos los chilenos, en su
humanismo tolerante, en su idea de la política como algo trascendente….Allende
proyecta su influencia hacia la izquierda que debemos construir en la
perspectiva del siglo XXI”.
Cuando le fue presentado el Acuerdo de la Cámara de
Diputados, Allende dijo: “tras la expresión ‘Estado de Derecho’ se esconde una
situación que presupone una injusticia económica y social entre los chilenos
que nuestro pueblo ha rechazado. Pretenden ignorar que el Estado de Derecho
sólo se realiza plenamente en la medida que se superen las desigualdades de la
sociedad capitalista”. No tiene nada que ver con la igualdad ante ley. Con
todo, muchos políticos y académicos de la ex derecha todavía no entienden que
la Izquierda tiene otra visión del Estado de Derecho, que les niega a los
militares presos.
Termina el
delirio del Doctor en Filosofía: “Aún más patético resulta el intento de cubrir
con su pensamiento una política demagógica, populista y violentista que Allende
aborrecía. Allende, visto con criterio historicista que es necesario abordar a
todos los grandes pensadores, era un hijo
y contemporáneo de su tiempo”. Ahí está la foto con la metralleta que le
regalo Fidel y su apoyo al grupo terrorista Mir durante su mandato.
1 comentario:
Los zurditos, siempre necesitando héroes tan asesinos como sea posible.
En nombre de la democracia y la justicia. por supuesto.
Excelente aporte, Javier.
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