6 de febrero de 2005

Al pan pan, y al vino, vino

Hace mas de veinticinco años, un profesor que tenía en el colegio secundario se quejaba de que la Argentina se había transformado en el el país de los eufemismos. Como ejemplo recuerdo que siempre decía que las noticias sociales de La Nación decían “guarda cama la señora Fulana, su hija Fulanita nació con buena salud”, en lugar de decir “La señora Fulana parió ayer una hermosa niña, Fulanita..”
La cultura nacional de suplantar conceptos conocidos por eufemismos más o menos políticamente correctos ha creado un país virtual:
- En Argentina ya no hay pobres. Lo que tenemos son Personas con Necesidades Básicas Insatisfechas.
- En úna época había ciegos. Algo cambió y ahora hay No Videntes. Ignoro porqué todavía hay sordos y no No Oyentes.
- Hace mucho tiempo, había un creciente problema de delincuencia juvenil, a veces agravado por la drogadicción. Hoy todo debe haber mejorado porque apenas hay Menores en Conflicto con la Ley Penal, que incurren en Abuso de Sustancias (¿lo mismo que cuando yo abuso de la sustancia café, tan perniciosa para mi úlcera?)
- ¿Putas? De ninguna manera. No hay de eso en las calles argentinas, patrulladas permanentemente por incansables Trabajadoras Sexuales.
- Cuando yo era chico había tontos, retardados o lelos. Mágicamente eso ha desaparecido de mi país. Ya ningún chico argentino puede temer que los compañeros lo acusen de tener “capacidades diferentes”. Aunque ya se sabe que no se puede meter lo mismo en un frasco de medio que uno de litro.
La realidad eufemística se ha difundido a todos los órdenes de la vida nacional. Hay muchos ejemplos –algunos merecieron neologismos, otros palabras extranjeras- la incautación se llamó “corralito”, la estafa “default”. Otros son más elaborados. Lo que antes se llamaba prensa comprada hoy es apenas “publicidad oficial”. La ausencia de democracia interna en los partidos políticos se ha rebautizado “liderazgo natural”, y el clientelismo político se denomina “Plan Jefes y Jefas de Hogar”.
El problema es cuando agotados los eufemismos se usan palabras conocidas, lo que complica al lector. Un caso notable es cuando a un gobierno sin separación de poderes, sin respeto a las instituciones y sin oposición se lo llama “democracia”.
No vo la hora de que volvamos a llamar al pan pan, y al vino, vino. Por lo menos habrá menos gente confundida.

1 comentario:

Louis Cyphre dijo...

Muy bueno, Rubén, es así tal cual; un comentario: la separación de poderes como sistema político está más relacionada a la república que a la "democracia".

La democracia por lo general hace referencia al origen "popular" de las autoridades, no a la vigencia de una "charter" o al apego a la ley de las autoridades.