El sueño de un mundo feliz, organizado a través de corporaciones que rijan la vida nacional ha sido una constante en la Argentina desde al menos, el golpe del 1943.
Perón vino a implementar ese sistema en beneficio propio, incluyéndolo en su sistema verticalista y de culto a la personalidad. Gremios, asociaciones empresarias, federaciones, agrupaciones, federaciones de asociaciones, formaron una miríada de entidades con creciente poder de decisión sobre la vida del ciudadano, complementando al Estado en la toma de decisiones que a la corta condicionan la vida del individuo.
La Revolución Argentina de 1966 dio otra vuelta de tuerca al tema cuando se proyectó reemplazar en la constitución la composición del congreso por un sistema de representación corporativa.
En los años de Menem, mal o bien vimos como los sindicatos se debilitaban, y como las sombras del colectivismo se diluían.
En estos días, estamos viendo tal vez lo peor que ha traído el Néstor. En su afán de ganar poder a toda costa le abriò la puerta a la reconstrucciòn de esquema corporativo que se venìa eclipsando. Una muestra dramática está dada por la negociacion de topes salariales, que se haría entre la UIA y la CGT. La perla de éstos días es que en la resolución del conflicto de COTO la decisión sobre a quien le corresponden los trabajadores no va a ser de la Justicicia, ni siquiera del Ministerio de Trabajo. No señor. Quien va a decidir va a ser la CGT.
argenblogs
2 comentarios:
El corporativismo hace a la escencia del modelo populista, clientelista, , dirigista, autoritario del neoperonismo, no es un accidente ni accesorio. Pero, no nos engañemos, esto es como un "old shoe" para los argentinos, nos sentimos muy cómodos con toda esta mierda...
Si, leía el post de Guillermo sobre la si existe "identidad nacional" y pensaba en cuánto hace a esta identidad la vigencia del sistema corporativo. Por eso los principios de la libertad no se imponen, demasiada gente está acostumbrada a que alguna corporación te solucione la vida.
Publicar un comentario