En mayo de 2004, cuando en medio de un festejado proceso autodestructivo Maradona hizo aquel show con llos escapes de las quintas y las internaciones, escribí un artículo (link) que comparaba las recurrentes altas y bajas del Diego con las eternas crisis y recuperaciones de la Argentina.
A quince meses lamento ver que la comparación sigue siendo absolutamente válida. Maradona, al filo de haber sido declarado incapaz, luego de una internación psiquiátrica, encontró una vía de escape y tras una cirugía se encaminó a una recuperación sorprendente, que lo puso no solo en línea sino que le devolvió una perdida capacidad de desenvolverse en público sin causar pena. En lugar de reencausar su vida hacia una tranquila normalidad se metió ahora no a ser tema de los medios, sino protagonista de los medios, desde su propio programa de TV.
A quince meses lamento ver que la comparación sigue siendo absolutamente válida. Maradona, al filo de haber sido declarado incapaz, luego de una internación psiquiátrica, encontró una vía de escape y tras una cirugía se encaminó a una recuperación sorprendente, que lo puso no solo en línea sino que le devolvió una perdida capacidad de desenvolverse en público sin causar pena. En lugar de reencausar su vida hacia una tranquila normalidad se metió ahora no a ser tema de los medios, sino protagonista de los medios, desde su propio programa de TV.
La prensa le baila alrededor, lo elogia y lo halaga, atizando el fuego de vanidad que irremediablemente lo va a llevar a repetir su historia de fénix hasta que un día las cenizas sean sólo cenizas.
Nadie, ningun crítico sugiere siquiera un poco de descanso, un poco de recato, un llamado a vivir normalmente estos años que consiguió de regalo, cuando era ya un cadaver viviente, gordo, incoherente y balbuceante. Hoy sólo hay elogios -muchos palpablemente interesados, otros por mero lugar común- cuando fiel a su ADN el pobre Diego hace monerías, flirtea con la pelota, hace piruetas con una bola de tenis, o da sus opiniones de sesudo iletrado. Hasta que un día las cenizas sean sólo cenizas.
Al país le pasa lo mismo. Recuperado en lo visible, con aparente renovada stamina económica, mantiene por el otro lado todos los condicionantes que lo llevaron a la crisis terminal del 2001. Los periodistas -muchos palpablemente interesados, otros por mero lugar común- elogian todos los tics, todos los gestos, de quienes dicen capitanear la cosa pública. Hasta que llegue un nuevo incendio, y las cenizas sean sólo cenizas.
argenblogs
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3 comentarios:
Ver aquí post de Rozitchner sobre el Diego y comentarios (hay 2 míos un poco más políticamente correctos que lo habitual)
La verdad es que yo pensé lo mismo cuando leí las críticas (todas elogiosas) sobre el programa de Maradona. No vi ni un crítico que se fijara en qué pasado imnediato tiene atrás
Sigo con mi pensamiento: Aca la gente tiene tan poca vida propia que necesita ver lo que dice "la mano de Dios". Por otro lado, me causa gracias que se ofenda que Tinelli le corto el telefono a su "ex"...digo yo, cuando estaba con los gatos que andaba era de caballero?? FY DM
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