La Brigada Roja al poder

En 1969 apareció públicamente la Brigate Rossa, un grupo terrorista que se proponía fomentar la creación de un "Estado Revolucionario" a través de la lucha armada, apuntando a la escisión de Italia del bloque occidental. Después de numerosos atentados y asesinatos, en 1978 lanzaron su acción más resonante, el secuestro y asesinato del ex primer ministro Aldo Moro.

Desde aquel momento la policía y las fuerzas armadas italianas y francesas detuvieron a buena parte de sus miembros, de manera que la organización practicamente quedó desarticulada en 1989. Hoy a nadie se le ocurriría ver a un simpatizante de esa banda armada en un puesto de gobierno en Italia, y mucho menos ver a uno de sus integrantes en un cargo público.

Algo parecido podría plantearse respecto a la banda Baader-Meinhof, o al Nippon Sekigun. En ninguno de éstos países alguno de sus miembros hubiera llegado jamás a aproximarse a nada que merezca llamarse "gobierno".

Sin embargo, en otras latitudes es otra cosa. Un ejemplo claro es el de Mahmoud Ahmedinejad, que a pesar de (o gracias a..) haber participado en la toma de rehenes norteamericanos tras la caída del Shah Reza Pahlevi hoy es el presidente de Irán.

Lamentablemente el caso de Néstor Kirchner no es muy diferente al del iraní. Integrar la JP más próxima a Montoneros lo pone en proximidad de una organización que igual que la Brigate Rossa no sólo mató a un ex presidente, sino que con fines parecidos intentó imponer a sangre y fuego la instauración de un Estado Revolucionario, dejando miles de muertos en el intento.

Mientras a Ahmedinejad se lo observa con ciudado y se lo mantiene en cuarentena, nadie se fija en nuestro propio brigadista, más bien se ve con indulgencia que alegremente reivindique desde su investidura presidencial a los "compañeros que hoy no están, pero que militaron conmigo en esa gloriosa JP, que ustedes dicen que lo dejaron todo por la Patria".

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