13 de octubre de 2005

Ni una placa

Un lunes de escuela que empezó como cualquier otro lunes, se alteró cuando empezó a correr el rumor que había muerto el padre de Carpani, el chico que cursaba 4º grado. A media mañana nos llevaron a todos a la capilla, donde me enteré que era un coronel, que había caído asesinado por lo que entonces, sin eufemismos, llamábamos terroristas.

Con el tiempo supe que Carpani Costa murió defendiendo su unidad, el Batallón de Arsenales 121 de Fray Luis Beltrán, cuando la siesta de un domingo de abril de 1975 se vió fatalmente interrumpida por el asalto de un grupo armado, que vestidos con uniformes militares y con la complicidad de un conscripto, asaltaron la unidad para robar fusiles, ametralladoras y municiones, insumos indispensables para todo "joven idealista". Con el tiempo también conocí otros detalles, algunos actos heroicos, y algunas bajezas, de aquel día en que la Guerra Revolucionaria volvió a golpear tan cerca.
Ahora me entero que los compañeros de promoción de Carpani Costa, al cumplirse 30 años de su muete le dedicaron una placa recordatoria, que por intermedio de su esposa e hijos, se entregó para colocarse en la sala de situación del Segundo Cuerpo de Ejército.
Las autoridades militares le han escapado al bulto, y han suspendido sine die la colocación de la placa.
Algunos pueden pensar que esta actitud puede justificarse por un olvido inocente, por negligencia, o por conveniencia política.
Para mi sólo le cabe una palabra: Indignidad.

3 comentarios:

Louis Cyphre dijo...

Rubén, somos un país de carneros, siempre acomodados para el lado que sopla en viento, me da mucha verguenza.

Anónimo dijo...

Cuando Carpani fue asesinado a la salida de su casa y en frente de su familia, su Sra. esposa estaba embarazada. Esa nena que nacio a los pocos meses y que nunca conocio a su padre se llamo María de la Paz. Todo un simbolo la reaccion de esa viuda frente al odio revanchista que predican los actuales setentistas.

Anónimo dijo...

Solamente puedo decir que el valor de cualquier hombre se debería medir por lo que pasó por la cabeza del Coronel Carpani Costa cuando tuvo que salir a enfrentarse con aquella mierda y, mientras cargaba su arma, seguramente habrá mirado a sus hijos y a su esposa embarazada. ESO que lo hizo salir a encararse con su destino debería ser el sinónimo de testículos en cualquier diccionario. Aunque también de hombria, dignidad, valores, orgullo.
Guillermo Rossini, un ilustre desconocido.