Hace un tiempo leí una frase -que ahora no encuentro- que decía algo así como que la Argentina renace tán fácil de sus cenizas, porque está acostumbrada a morir seguido.
Eso es lo patético del país, que en lugar de proyectar seriamente el futuro se conforma con asegurar un hoy mas o menos aceptable, sin analizar que lo que construye ese presente está irremediablemente haciendo tic-tac, a la espera de una próxima, inevitable, explosión. Y así, generación tras generación, estamos condenados como ciudadanos al ciclo prometeico de ver consumidos bienes, vidas y proyectos en esta gran farsa de recuperaciones ilusorias, y crisis cíclicas.
Hace cinco años que el país llegó al borde del abismo. La confrontación civil, la disolución territorial, la anomia mas absoluta, fueron todas posibilidades barajadas por los analistas. Un cambio en la política cambiaria, una coyuntura internacional favorable, se convirtieron en el viento de popa que permitió reiniciar la singladura. Pero el barco sigue con las mismas averías, las mismas fallas estructurales, e incluso por algunos rumbos hace más agua que antes.
Sin embargo -acompañando el mensaje oficial- se anuncia que hemos pasado del derrumbe a la ilusión. En éste caso es la Fundación Konrad Adenauer, la que hace su aporte para inflar el globo de lo que inexorablemente se convertirá en la próxima crisis de ese ciclo que nos ha convertido en un paisito intrascendente, y que irremisiblemente nos lleva a una vía muerta de la historia.
argenblogs
2 comentarios:
Es así, Rubén, pero si miramos desde un poco más lejos, vemos que la pendiente es inexorable. Nunca volvemos al nivel del que partimos.
Por otro lado, creo que la crisis que culminó con el golpe de fines de 01 es distinta cualitativamente a las anteriores. Creo que estamos breaking new ground en ese sentido y todavía no sabemos cómo termina esta nueva aventura. Me hace acordar mucho a los gobiernos militares.
apa! te inspiraste!
SHL
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