1 de diciembre de 2005

Las materias primas, la liquidez global y el ciclo político argentino

Sumándome a una tendencia que vienen explotando varios bloggers amigos, inauguro en BlogBis una columna de invitados. En éste caso, el que escribe es Agustín, al que cacé al vuelo gracias a un comentario que le dejó a El Opinador, y le pedí que lo explicara mas en detalle. Acá nos cuenta ésto de los ciclos de la economía global y cómo se puede encoger abruptamente la fiestita sojera. Me sorprendió la cita a la baja del trigo del 52, un detalle a veces olvidado para explicar el patinazo de Perón con su experimento del IAPI, que durante unos cuantos años le dio plata dulce hasta que su súbita merma lo dejó galgueando. En resumen, un very fine work. Con ustedes, mi estrella invitada:


What’s next? (especial para Blog Bis, por Agustín Mackinlay).

Los ciclos políticos argentinos están íntimamente ligados al precio de las materias primas. La caída del precio del trigo a partir de 1952 es probablemente el elemento crucial para explicar la decadencia del primer gobierno peronista. Más recientemente, la gran suba del trigo permite al gobierno de Carlos Menem –a partir de 1996- salir de la crisis provocada por el Tequila.

Pero la alegría dura poco tiempo: entre 1998 y 2001, los precios de las materias vuelven a colapsar. La deflación mundial es un golpe demoledor para el ultra-endeudado gobierno de Fernando de la Rúa. Luego llega la magia de la soja: la nueva joya de la agricultura argentina duplica su precio entre 2001 y 2003. Al mismo tiempo, el dólar pierde terreno contra el euro, y el peso argentino colapsa contra el dólar. Es difícil imaginar una situación más favorable para la exportación; las retenciones dan oxígeno a las cajas del Estado, y propulsan primero a Eduardo Duhalde y luego a Néstor “K”.

¿A qué obedecen los ciclos? ¿Qué podemos esperar?
En mi trabajo de consultoría económica utilizo un indicador, pomposamente bautizado Liquidez Dolarizada Global-Mackinlay’s. Se trata simplemente de la suma de los bonos del Tesoro estadounidense en el activo de todos los bancos centrales del mundo. Como el dólar es por lejos la principal moneda internacional de reserva, las variaciones en este indicador reflejan los cambios en la circulación monetaria en buena parte del mundo.

La liquidez refleja entonces las políticas crediticias de los bancos centrales, y la confianza del público. Cuando colapsó entre 1997 y 2000, fue por la crisis de las monedas de Asia, Rusia y Brasil: los bancos centrales del mundo no tuvieron más remedio que salir a vender reservas para satisfacer la sed de dólares. Esto produjo una brusca contracción del crédito –y una baja en el precio de las materias primas. ¡Tremendo timing el de De la Rúa!

La liquidez, que uno puede calcular todas las semanas con el balance semanal de la Reserva Federal, se ubica hoy en la increíble cifra de $2,225 mil millones. Más importante es la tasa de variación. En 2004 llegó a crecer a la tasa-récord de 21.6%, debido a la combinación de bajas de impuestos en Estados Unidos, ultra-bajas tasas de interés en Estados Unidos y Europa, y “boom” económico de China.

¿Qué podemos esperar de ahora en más? Generalmente, los ciclos alcistas de la liquidez global duran entre 30 y 35 meses. Como el ciclo actual comenzó en la segunda mitad de 2001, podríamos ver una fuerte contracción muy pronto. En cierta medida, esto ya está sucediendo: la liquidez crece hoy al 10%, muy por debajo de los niveles alcanzados el año pasado. La soja, el trigo y el maíz ya han sufrido bajas muy importantes (otros commodities, como el petróleo crudo y los metales, siguieron subiendo).

La experiencia indica que una baja sostenida por debajo de 10% en la liquidez global puede generar una situación de crisis en países exportadores de materias primas como la Argentina. Si continúan las recientes muestras de confianza sobre el dólar como moneda de reserva, el gobierno del Sr. “K” saldrá airoso de esta prueba. Pero habrá que seguir los números de cerca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lucas Llach, el hijo de Juan, tiene una medida similar que el llama el IBS (indice de la buena suerte) donde pondera el valor de las importaciones y exportaciones argentinas, el valor del dolar frente a otras monedas y el tipo internacional de interes. La combinacion le da un numero indice que indica como se posiciona Argentina frente a estas variables y concluye que el gobierno de Kirchner ha tenido el IBS mas alto de la historia de nuestro pais. Por eso una buena parte de la performance macro de los ultimos anios se atribuye a un alto IBS y no al merito de la politica economica.
Me sorprende la importancia que le da Agustin a la recuperacion del precio del trigo como salvavidas contra el Tequila. El impacto de ese mayor precio es tan minimo frente al volumen de ingreso/egreso de capitales que habia en esos momentos que me parece un efecto sobredimensionado. Distinto era en la epoca de Peron del 52 cuando la balanza comercial era mas determinante por la ausencia de movimientos de capitales.

Louis Cyphre dijo...

Muy buena iniciativa, Rubén. Te pido que no sigas con esto, porque Pablo me va a pedir aumento de sueldo.

En serio, muy interesante, habrá que seguir el tema para ver qué pasa.