26 de diciembre de 2005

Matarse laburando en tierra del Néstor

Una de los primeros gestos del Néstor, al llegar a la presidencia, describe de que manera suceden las cosas en el país desde entonces.
En un gesto para la tribuna (especialmente para su propia hinchada local, allá en Santa Cruz) decidió la reapertura de la mina de Río Turbio, que venía en caída libre desde hacía mucho más de una década, sin inversión, sin mantenimiento y sin programas de seguridad adecuados.
En Mayo de 2004 el Néstor visitó la mina, prometió 350 millones de inversión (que nunca llegaron) y reafirmó el compromiso del estado en solventar los dos millones mensuales de pérdida, de una explotación deficitaria. Apenas una semana después en un episodio que la justicia aún no aclaró, murieron 14 mineros como resultado de un incendio.
Otra vez volvió a hablar Kirchner, ahora buscando culpables en el empresario al que él mismo le había quitado la concesión hacía dos años , y en el presidente que la privatizó catorce años antes.
Los culpables obvios, estaban en realidad en quienes sin preparación previa, sin reinversión y sin contemplar que la minería es uno de los trabajos más riesgosos, le abrieron la puerta a los trabajadores para bajar al socavón: el mismo Kirchner, y su nuevo López Rega, el Ministro De Vido, que usaron la reapertura de la mina como una fiestita política.
Esta recordación de aquel episodio no viene porque sí.
El 22 de diciembre murió otro minero. Los medios nacionales obviamente no lo contaron. Pero lo cierto es que en Santa Cruz, en las profundidades de Río Turbio, los trabajadores siguen muriendo para demostrar que el modelo productivo de la Nueva Argentina está en marcha.
Que asco.

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