En estos días los creadores de imagen que trabajan a sueldo del gobierno nacional, han intentado unos cuantos argumentos para enmascarar la vileza de la convocatoria al acto político que pintaron como fecha patria.
Uno de las falacias fue asimilar la convocatoria de hoy con la reunión de vecinos que se acercaron al Cabildo en 1810. Una desmesura en la que no vale la pena ni detenerse, por respeto a las figuras históricas de entonces.
La otra mentira a la que se recurrió es la de asemejar la fiestita de hoy, con la jornada del 17 de octubre del 45. Incluso ayer vi carteles de algún sindicato remarcando esa asociación.
Y la otra, tal vez la que más le gustó al gobierno porque refiere a sus propias raíces ideológicas es la comparación con la plaza del 25 de mayo del 73.
La infamia es casi la misma en estas dos últimas comparaciones. La espontaneidad, y la masividad de la pueblada del 45, y el innegable empuje de la militancia política en el segundo, no admiten ningún punto de comparación con la performance de hoy, ciudadosamente organizada y planificada.
Ver el paisaje absurdo de los globos cautivos -incluso uno con forma de pingüino con banda presidencial- es la prueba que todos los intentos de asimilar a esta plaza tarifada y posmoderna no son mas que otra prueba de la desmesura y la falta de sensatez de estos infames al poder.
(Guillermo preparó un ensayo fotográfico sobre la plaza, que merece verse. )
Uno de las falacias fue asimilar la convocatoria de hoy con la reunión de vecinos que se acercaron al Cabildo en 1810. Una desmesura en la que no vale la pena ni detenerse, por respeto a las figuras históricas de entonces.
La otra mentira a la que se recurrió es la de asemejar la fiestita de hoy, con la jornada del 17 de octubre del 45. Incluso ayer vi carteles de algún sindicato remarcando esa asociación.
Y la otra, tal vez la que más le gustó al gobierno porque refiere a sus propias raíces ideológicas es la comparación con la plaza del 25 de mayo del 73.
La infamia es casi la misma en estas dos últimas comparaciones. La espontaneidad, y la masividad de la pueblada del 45, y el innegable empuje de la militancia política en el segundo, no admiten ningún punto de comparación con la performance de hoy, ciudadosamente organizada y planificada.
Ver el paisaje absurdo de los globos cautivos -incluso uno con forma de pingüino con banda presidencial- es la prueba que todos los intentos de asimilar a esta plaza tarifada y posmoderna no son mas que otra prueba de la desmesura y la falta de sensatez de estos infames al poder.
(Guillermo preparó un ensayo fotográfico sobre la plaza, que merece verse. )
2 comentarios:
Insisto, más allá de que nos guste o no este personaje, ¿hay necesidad de volver a las “movilizaciones populares” circa 1950 a esta altura del partido? ¿Por qué todo es tan absurdo y tan passé en la Argentina?
El pueblo quiere saber dónde están los chori!
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