10 de mayo de 2006

Yo no fuí, señorita, yo no fuí!

Hoy a la tarde se produjo una insólita gaffe del equpo de aprendices de Goebbels del pingüino Néstor. Recién llegado a Viena, vía un cable de la agencia oficial de noticias Télam, se informó que en una "conferencia de prensa improvisada" el presidente había declarado que aunque la Argentina acudió a La Haya, el confíaba en la "racionalidad" de Tabaré para arreglar el asunto de las papeleras mediante la negociación bilateral, y afirmando tener siempre "puertas abiertas" para el diálogo.
Una vez que la noticia llegó a las redacciones y se había publicado en varios medios digitales, Télam salió a negarla con un segundo cable, diciendo que la información era falsa y denunciando un "sabotaje" de su sistemas; lo que fue rechazado por los empleados de la agencia que inmediatamente pidieron una auditoría sobre el manejo de los envíos. (Acá lo cuenta Clarín, y Acá La Nación)
La Nueva Provincia tiene todavía la información desmentida, pero -para sumar confusión- a través de la agencia Diarios y Noticias.

Aunque para salvar las apariencias el sitio web de Télam estuvo caído buena parte de la tarde, el asunto huele a que desde el virtual Ministerio de la Verdad decidieron un cambio de libreto, una vez que el globo estaba lanzado, y cuando se hacía cada vez más evidente que en Viena, Tabaré no le va a dar ni la hora al Néstor.

2 comentarios:

Sine Metu dijo...

Ver comentario que me dejaron en mi blog

aquí

Es del autor de una nota que salió en el sitio Kolgados de la que levanté algunos fragmentos.

Louis Cyphre dijo...

Te lo digo en serio, es llamativo el nivel de amateurismo municipal de esta gente, aun para los estándares argentinos. Yo soy un convencido de que ante la opción mala fe o incompetencia, suele ser preferible inclinarse por la incompetencia. Por lo menos hasta tener más información. Pero ante la andanada sin fin de chiquilinadas de estudiantina de esta gente, ya no sé qué pensar. A veces pienso que nadie puede ser tan, pero tan, imbécil. No hay derecho.

El asunto estuvo muy mal encarado desde un principio. Se manejó con un nivel tal de improvisación que sinceramente asusta pensar que las relaciones exteriores del país están en manos de esta gente. Muy probablemente en su locura hormonal hayan pensado que con un par de gritos Uruguay reculaba y se anotaban un porotazo ante la “opinión pública” argentina. Con cada episodio me queda más claro que hace rato que el asunto se les escapó de las manos y no saben para donde disparar. Van de un lado al otro como gallina sin cabeza.

Insisto, la gran pregunta que me hago es cómo se vuelve de todo esto. Creo que muy probablemente la normalización de las relaciones con Uruguay quede pendiente hasta que asuma el próximo gobierno medianamente normal en la Argentina.