Hace rato vengo señalando que el Néstor tiene altura apenas para ser intendente de un pueblo patagónico. Las circunstancias lo llevaron a quedarse con el sillón presidencial, y desperdiciando una coyuntura internacional única está tirando por la ventana la que podría ser la última chance del país para rediseñarse de frente al futuro.
Ratificando lo corto de miras de este gobierno, el presidente se exhibe en la inauguración de un paso bajo a nivel en San Isidro o un simple paso a nivel. Mientras tanto los ímpetus (¿o los afanes?) del ministro De Vido están puestos en una autopista bajo nivel para Buenos Aires, como la que Nestítor conoció en Viena. (Claro, en Rio Gallegos sólo hay ripio)
Mientras se exhibe el eslógan de que somos por fin "un país serio", demostramos todos los días que para demostrar esa "seriedad" ni siquiera hay alguien que se ocupe de lo que verdaderamente tiene que ocupar a un presidente.
1 comentario:
Me hace acordar tanto a Carlitos Juárez, gobernador de Santiago del Estero, que en los 80 hacía campaña con el eslogan “una obra por día” y se paseaba por el interior en camioneta “inaugurando” canillas o 50 metros de acequia que, en muchos casos, ya existían desde hace años.
Insisto, lo peor de todo es la cantidad de argentos que lo siguen mirando embobados y compran todo este delirio.
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